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The Elder Scrolls IV: Oblivion

The Elder Scrolls IV: Oblivion

The Elder Scrolls IV: Oblivion - Irritados por los dioses

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Buscando a S'krivva (la nueva persona encargada de mis misiones del Gremio de Ladrones) por Bravil, me crucé con un argoniano que también traficaba con objetos robados. Así que me detuve a venderle un par de cosas que había robado en el Castillo del pueblo y al terminar de cerrar el trato me comentó que últimamente en la casa de una señora de la nobleza olía fatal, se oían gritos de agonía y demás. Los vecinos que conocían a la señora desde hace años estaban muy preocupados así que me decidí a sacarle un poco de punta a este asunto y me lancé a visitar esta casa.

Nada más llegar a la vivienda de esta señora, me pareció raro encontrarme la puerta abierta, ya que eran las tantas de la madrugada, pero no le di demasiada importancia. Al entrar, la señora estaba en el salón rodeada de diablillos (creo recordar que eran unos 5 en total) así que mi primer acto fue desenfundar el arma pero... algo no encajaba, ¡los diablos ni se inmutaban! Simplemente seguían a esta señora paso a paso, de lado a lado del salón. Me apresuré y le pedí alguna explicación de las quejas y preocupaciones de sus vecinos. La respuesta fue bien clara.

Me explicó que compró un bastón encantado a muy buen precio, al comprarlo le extrañó que fuera tan barato y en cuanto el vendedor cogió el dinero se fue echando leches. Desde que este bastón está en su poder los diablillos la seguen por todas partes. Me dijo que la ayudara, que fuera a pedirle alguna explicación a la persona encargada del Gremio de Magos de la localidad.

Allí fui, al entrar el mago me dijo "¿vienes por el tema de los diablillos?", y yo le dije que "sí" y que como sabía que se trataba de eso. Parece ser que pisé un excremento de uno de ellos en la casa de la señora (jajaja). En resumen, me dijo que el bastón tenía un hechizo. El creador le puso al bastón esta especie de maldición y la única manera de liberarse de ésta sería ir a la cueva a la que pertenece y depositar el bastón en el altar, y eso mismo hice.

Volví a la casa de la señora, y encantada de la vida aceptó mi propuesta de llevarme el bastón a la cueva y dejarlo allí. Me habló de una recompensa y terminó de convencerme.

Una vez en la cueva y tras ir cargado con los diablillos todo el camino, entré. La entrada era húmeda y maloliente. Camino al altar me extravié un par de veces y también me encargué de unos cuantos diablillos por el camino. Nada más llegar, dejé el bastón sobre el altar y la maldición desapareció. ¿Mi sorpresa? que los mismos diablos que llevaba todo el camino se pusieron en mi contra e iban a matarme. ¡Já! ignorantes... Saqué mi espada de plata y no me duraron ni dos asaltos.

Una vez en Bravil visité a esta señora y le dije que había solucionado el problema. Me obsequió con un anillo de poderes especiales muy valorado en el mercado, pero que decidí quedármelo. Hasta aquí, ¡una aventura más!

Irritados por los dioses
por Mendi Daniel

Andando por esta ciudad, escuché rumores de que se escuchaban ruidos muy extraños y olía muy feo en la casa de Resentía Gallenus, por lo que decido darme una pasada por allí. Ya dentro de su casa una gran sorpresa, habían unos cuantos diablillos con ella.

En esas me dice que la ayude, y claro, yo generosamente me ofrecí. Me dijo que un brujo le vendió un Bastón Daédrico. Cuando tradujo un escrito en éste y lo repitió en voz alta invocó accidentalmente a unos diablillos. Me pidió que hablara con Alves Uenium en el Gremio de Magos para que la ayudara. Al hablar con Alves, ella me dice que tengo que llevar el bastón a una cueva y dejarlo en el altar.