El Tenerife se quedó con las ganas de meterse en el playoff del curso pasado tras una gran remontada. Por eso, afronta esta campaña con el reto de sacarse la espina clavada y tratar de dar ese paso adelante que le exige su gente y le avala su historia. A los de Baraja les faltó tiempo y algo de suerte para poder hacer soñar a su parroquia, algo que pretende hacer el nuevo proyecto encabezado por Fran Fernández desde el banquillo. Cierto es, también, que dos de los baluartes de la pasada campaña -Luis Milla y Luis Pérez-, se han marchado a Primera División, pero la base de la plantilla continúa.

El experimentado Juan Carlos Cordero, desde la dirección deportiva, será el encargado de realizar los retoques necesarios para hacer un equipo competitivo, con variantes y que enganche a sus sufridos aficionados necesitados ya de alguna alegría.

Que se empiece la competición sin público en las gradas es un factor determinante en el Tenerife. Lo reflejaron las estadísticas post confinamiento donde el equipo apenas ganó un partido y extrañó el fervor que bajan de las tribunas. Haber vencido en campos como El Sardinero, el Ramón de Carranza o el Juegos del Mediterráneo hizo que las ilusiones llegaran vivas hasta la penúltima jornada donde en el Heliodoro (para confirmar el dato), se esfumó cualquier opción al perder contra el Lugo (1-2).

Se espera que este nuevo Tenerife sea protagonista desde el principio, algo que dé un tiempo a esta parte le ha costado ya que los blanquiazules se están caracterizando por ser equipos de segundas vueltas. Sus malos inicios le han costado ser uno de los aspirantes. Le sucedió el curso pasado o hace unas pocas campañas cuando con José Luis Martí se acarició el ascenso a Primera División. De haber empezado mejor, la situación pudo cambiar.

La apuesta de la dirección deportiva por Fran Fernández es toda una declaración de intenciones: ser un equipo intenso, competitivo y que sea reconocido desde un principio. El almeriense le ganó la puja final a Julio Velázquez y afronta a sus 40 años, posiblemente, el reto más importante de su corta, pero ascendente carrera deportiva. Una interesante base de jugadores le espera. Sus buenos números en el Alcorcón y las excelentes referencias que llegan desde Almería, donde se forjó entrenando desde la base hasta el primer equipo, han despertado cierta ilusión en el aficionado del Tenerife. Es un hombre de perfil bajo, de aspecto callado y hasta con ciertos rasgos de timidez que desaparecen una vez que entra en la caseta, donde destaca por su exigencia. “Es bastante pesado en eso”, llegó a decir a modo de elogio Carlos Pomares, quien le conoce a la perfección porque coincidió con el míster el curso pasado.

Se trata de un técnico muy metódico cuyos equipos realizan un fútbol fluido, vertical y solidario. Plantea líneas de presión muy arriba con una intensidad alta. Para muchos es uno de los entrenadores con más y mejor proyección en Segunda División. Ganarse al entorno del equipo debe ser también otra de sus intenciones ya que en la Isla se pasa muy rápido del blanco al negro y de la alegría a la desilusión. Por lo pronto, las redes sociales, muy influyentes en estos tiempos, celebraron su fichaje.

Reto más que superado el de Aitor Sanz quien la campaña pasada volvía a sentirse futbolista tras toda la temporada 18-19 en blanco por una seguidilla de lesiones interminables. Había dudas, no de su calidad, sino de cómo respondería el cuerpo a sus 34 años. Y volvió con todo porque ya en pretemporada mostró síntomas de mejoría, algo que afortunadamente le acompañó todo el campeonato. A pesar de sus precedentes físicos más inmediatos, el mediocentro fue uno de los habituales para López Garai, Sesé Rivero y Rubén Baraja. Acumuló 3.181 minutos en los 41 partidos que jugó entre Liga y Copa. Solo se ausentó por sanción o porque el míster prefirió darle descanso un par de veces. Vivirá su octava temporada en el club, de cuyo vestuario es uno de los capitanes. Líder dentro y fuera del campo, es posiblemente uno de los jugadores más completos del equipo: abarca mucho terreno, es bueno en la marca, tiene orden táctico y muestra mucha calidad con el balón en sus pies. Fue el socio ideal que necesitó Luis Milla, para terminar de explotar y dar el salto a Primera. Seguramente para Fran Fernández será uno de sus pilares en el centro de un campo que controla a la perfección. Es el entrenador sobre el verde.

El catalán vivirá su segunda temporada en el Tenerife, tras estrenarse en el fútbol profesional a buen nivel la campaña pasada. De no ser por las varias lesiones que sufrió y que le impidieron ser más importante, el extremo hubiera sido uno de los hombres a tener en cuenta. Por eso, esta campaña se la toma como una reválida. Empezó con fuerza bajo las órdenes de López Garai siendo de los pocos acertados en ese comienzo con dudas del equipo. Se le veía muy suelto, con criterio, desparpajo y gol, hasta que la musculatura le empezó a dar problemas con diferentes roturas fibrilares. Al final, solo jugó 28 partidos, pero dando buenas sensaciones, aunque sin esa chispa del inicio de competición. Bermejo puede jugar en las dos bandas (siendo la izquierda en la que más participó como blanquiazul) y hasta de media punta o segundo delantero. Tiene velocidad, explosividad y es certero bastante de cara al gol. A sus 21 años (casi 22), espera ser determinante para que el Tenerife pueda ser uno de los aspirantes.

Me gusta la elección del entrenador, pero habrá que esperar a que los jugadores se amolden a él y el propio técnico a sus futbolistas. En principio parece una buena opción para el Tenerife. A la plantilla le faltan jugadores por llegar, pero se está apostando por gente con futuro, con hambre. Esperemos que funcione la apuesta. Creo que resta por venir el delantero centro llamado a ser el titular del equipo, algún central, un lateral y hasta un mediocentro. En definitiva, faltan fichajes por llegar.

Hablando de Segunda División es difícil establecer un objetivo. Ojalá sea el ascenso, pero al ser un equipo joven, con apuestas de futuro, habrá que ver cómo se adaptan a la categoría. Para los candidatos al ascenso, en principio siempre aparecen los tres que descienden, luego están Girona y Almería, pero esta categoría, como es sabido, es una competición muy igualada y no es fácil para nadie. Grandes presupuestos se han ido a Segunda B y equipos más modestos han conseguido ascender. Por último, creo que los jugadores ya tienen experiencia en jugar sin público y en principio me parece que no influirá demasiado porque al fin y al cabo, todos pierden ese factor y se igualan las cosas más aún.

*César Gómez jugó en el Tenerife entre 1992 y 1997. 

Para los aficionados más fanáticos, el estadio de su equipo muchas veces es considerado como el propio hogar. Y esa 'segunda' casa del tinerfeñismo está de aniversario porque el Heliodoro Rodríguez López cumple 95 años de vida. Un 25 de julio de 1925 se inauguraba el campo de juego con el nombre de Stadium con un amistoso entre el Tenerife y el Marino de Las Palmas que acabó 1-1..

Predominio del 4-2-3-1

Con Adrián Ortolá bajo los palos, una defensa comandada por el serbio Sipcic, con un Álex Muñoz que supo mutar su posición al lateral izquierdo (y haciéndolo muy bien), con Aitor Sanz como cerebro, con las internadas del sorprendente Shaq Moore, Álex Bermejo o el recién llegado Jacobo y el olfato de Joselu, el nigeriano Apeh y el goleador que resta por venir será, a priori, la fórmula de la felicidad de un Tenerife que busca dar ese paso hacia adelante en la búsqueda de la alegría perdida.

El equipo de Fran Fernández ofreció muy buenas sensaciones esta pretemporada, por ejemplo, en partidos contra el Villarreal, de Emery, al que ganó 3-2. Con un 4-2-3-1, el Tenerife demostró poderío y posesión durante los 90 minutos de juego ante un rival de categoría superior y llamado a hacer cosas importantes en LaLiga Santander.