El Sevilla inicia una nueva temporada sin haberse acabado de despertar del todo de la anterior. Y es que el sueño que hizo vivir a sus aficionados fue de los que merece una larga mañana de remoloneo entre las sábanas. En el curso más extraño de la historia del fútbol, el Sevilla que diseñó Monchi y dirigió Lopetegui se entretuvo en volver a clasificarse para la Liga de Campeones tras acabar LaLiga cuarto, empatado con el tercero, y nada más y nada menos que en levantar la sexta Europa League para la entidad. Roma, Wolverhampton, Manchester United e Inter de Milán fueron las víctimas de una máquina competitiva a la que la competición parece que se he la quedado definitivamente pequeña.

Y con esa idea se planifica la temporada actual. Con la exigencia de dar un paso más en el crecimiento del club pero con la humildad de saber que el éxito de este club ha pasado por no creerse más que nadie. La idea de volver a pelear por LaLiga, como hiciera hasta la última jornada del año 2007, flota en el imaginario de la entidad. Se califica como un sueño, pero con un sueño tan reciente como el de la exitosa temporada pasada, no queda más remedio que poner todas las cartas sobre la mesa para intentar dar el siguiente paso.

Así, Monchi volverá a diseñar una plantilla en la que la magia de Banega queda suplida con el ansiado retorno de Rakitic. Ambos jugadores tienen poco que ver más allá del nivel de clase mundial que atesoran en sus botas, pero para el club y la afición son lo mismo: símbolos a los que agarrarse, de los que saben como late su gente y con los que se iría al fin del mundo. Lopetegui tendrá que reinventarse para que al rocoso y letal equipo que logró conformar no le tomen la medida. El vasco llegó discutido y se fue de vacaciones entre vítores más que merecidos y que quiere seguir recibiendo.

Las bases para el salto que se pretende están puestas y claras. El Sevilla volverá a construirse desde atrás, donde Jesús Navas en el lateral volverá a lucir el brazalete de capitán en pos de la Eurocopa. El centro del campo volverá a mezclar calidad y trabajo mientras que arriba es donde se espera la principal mejora del equipo, ya sea por la llegada de incorporaciones o por la afinación de la puntería de los atacantes que ya están en la plantilla. Con licencia para soñar, el Sevilla quiere ser en LaLiga tan depredador como en la Europa League.

Julen Lopetegui afrontará su segunda temporada al frente del banquillo del Sevilla habiendo dado la vuelta a base de resultados al recelo con el que se le recibió a su llegada. Pese a ser una apuesta personal de Monchi, lo que ya debió ser aval más que suficiente para que se le diera un amplio margen de confianza, para el sevillismo su pasado era una losa difícil de perdonar y más que presta para poder echar en cara nada más que el asunto se torciese. Y Lopetegui llegó a escuchar pitos en Nervión porque el juego no convencía pese a que los resultados llegaban y el equipo se marchaba al parón de la pandemia como tercer clasificado. Pero al volver la competición, la clasificación para la Champions y el título de la Europa League alzaron a Lopetegui al Olimpo de los ídolos sevillistas.

El técnico vasco compactó a una plantilla prácticamente nueva, dotó al equipo de un estilo más que reconocible y fortificó un vestuario que ha sido la clave de los éxitos de la pasada campaña. Y quizás lo más importante, tras varias temporadas de vaivenes, el Sevilla volvió a parecerse a ese equipo tan desagradable para los contrarios que tan feliz hace a su afición y que tanta plata hace entrar en la sala de trofeos del estadio. Ahora, toca el reto de dar un paso más en LaLiga y compaginarlo con la Liga de Campeones, además de pelear por una Supercopa de Europa que en Nervión sueñan con volver a levantar.

A punto de cumplir los 35 años, el Sevilla volverá a estar capitaneado este curso por todo un campeón del mundo que, además, levantó en Colonia la sexta Europa League del club, su primer título con el brazalete de capitán del equipo de su vida. Jesús Navas inicia una nueva temporada con los objetivos de volver a ser el mejor lateral derecho español, de volver a llevar al Sevilla a lo más alto y de aparecer en la convocatoria de Luis Enrique para disputar la Eurocopa con la Selección el próximo verano, uno de sus retos más personales. La temporada de Jesús Navas se cerró con un total de 47 partidos, incluidos todos los de LaLiga en los que sólo fue suplente una vez, que ponen en duda la edad que marca su carnet de identidad. El de Los Palacios fue clave en la consecución de la Europa League dirigiendo el ataque sevillista desde su costado. Se marchó todo un referente en el equipo como Éver Banega, llegarán fichajes, habrá jugadores que marquen más goles o que llamen más la atención... Pero la estrella del Sevilla volverá a ser un veterano con cara de niño que sirve de ejemplo y guía a un vestuario dispuesto a seguir haciendo historia una temporada más.

Las circunstancias del mercado obligarán al Sevilla a tener que mirar a la cantera y ahí aparece como un alumno privilegiado Pablo Pérez. El lateral zurdo, pese a no haber debutado aún con el primer equipo, es un futbolista muy del gusto de Lopetegui. Así lo demuestran sus habituales presencias en los entrenamientos del primer equipo y, sobre todo, que fuera uno de los elegidos para completar la plantilla del Sevilla tanto en el tramo final de LaLiga como en la expedición que se trajo la Europa League de Alemania. Además, en su posición se abre la puerta puesto que Reguilón regresará al Real Madrid tras su cesión y Escudero está en su último año de contrato, por lo que tendrá sus oportunidades durante la pretemporada y en los primeros partidos oficiales. Pablo Pérez es un lateral con clara vocación ofensiva, puesto que en sus inicios lo habitual era verlo jugar de extremo e incluso de delantero. En Nervión se ha reconvertido aunque sigue manteniendo su olfato goleador.

"El segundo proyecto de Julen Lopetegui y Monchi al frente del Sevilla FC echa a andar con una pretemporada muy atípica y con la guinda de la Supercopa de Europa de fondo. El próximo 24 de septiembre los sevillistas disfrutaremos de otra final continental gracias a una temporada pasada en la que volvimos a sentirnos orgullosos con el juego de nuestro equipo tras un par de años bastante malos. Ahora, los aficionados nervionenses sabemos que nuestro equipo compite de poder a poder en todos los encuentros que disputa.
Los aspectos más destacables en el juego del Sevilla FC son la fiabilidad, la competitividad y la seguridad defensiva. Sobre esas tres premisas mi amigo Julen Lopetegui ha hecho basado el estilo de su equipo. Además, el técnico vasco ha sabido impregnar al equipo de una gran capacidad para adaptarse a todos los partidos. Si el duelo demanda que tengas el balón, el Sevilla lo tiene. Si para ganar un encuentro debes adaptarte y replegarte y salir a la contra, el cuadro nervionense lo hace.

El Sevilla FC ha crecido mucho a partir de su poderosa columna vertebral. Atrás, es en el aspecto en el que quizás más ha mejorado y se ha mostrado muy seguro gracias a la contundencia de Diego Carlos, unido a la clase de Koundé. Forman una pareja de centrales casi perfecta y de las más en forma del fútbol europeo. Jesús Navas sigue siendo un auténtico puñal por la banda derecha con sus incesantes centros y carreras, mientras que habrá que buscar un recambio para Reguilón, que ojalá vuelva, ya que aportaba ese ímpetu y muchísima velocidad por el flanco izquierdo.
En el centro del campo, Julen Lopetegui tiene muchas alternativas. El técnico supo manejar sus diferentes opciones y darle protagonismo a todos los jugadores según su estado de forma. Fernando es un futbolista que otorga mucho equilibrio a la medular, pero es que Gudelj también es muy bueno tácticamente. Además, las incorporaciones de Óscar y Rakitic dotan de más calidad al equipo. Me queda la duda de si el Sevilla será capaz de sustituir a Banega, porque Rakitic me parece distinto al argentino, pero espero un paso adelante de Óliver Torres y Joan Jordán, que rindieron a un gran nivel la pasada temporada, para suplir a uno de los mejores jugadores que he visto en el Sánchez-Pizjuán.

Por último, arriba ha sido quizás el único punto débil del Sevilla. Creo que Lopetegui no llegó a encontrar el equilibrio en la zona atacante a pesar de que su equipo se mostró intratable. De Jong ha demostrado ser buen futbolista, pero el holandés pone al servicio del equipo su juego y no encuentra el gol con facilidad. Ojalá que los dos goles ante el Inter de Milán en la final de la Europa League le den la confianza necesaria para convertirse en el 9 que necesita el equipo. Ocampos es una de las grandes revelaciones, para mí, del fútbol europeo. Me encanta por su potencia y su verticalidad. Sus goles han ayudado a tapar las carencias ofensivas de un equipo que podría soñar con cosas grandes si encontrase un nueve goleado".
*Pintinho jugó en el Sevilla desde la temporada 1980/81 hasta el curso 1985/86*

Inaugurado el 7 de septiembre de 1958 en partido amistoso frente al Real Jaén, su construcción respondió a las nuevas exigencias del fútbol, pues se requerían comodidades y capacidades que el vetusto campo de Nervión no podía satisfacer.

La idea de su construcción se había planteado dos décadas antes, momento en que se negocia la compra en propiedad del campo de Nervión y un solar anexo donde se construiría el nuevo estadio. Ostentaba por entonces la presidencia D. Ramón Sánchez-Pizjuán, principal valedor del proyecto.

Vuelve el 1-4-1-2-3

El campeón europeo mantiene el bloque del año pasado a excepción de alguna pieza. En defensa no estará Reguilón, pero siguen la pareja de moda del fútbol español: Koundé y Diego Carlos. En el centro del campo Lopetegui ha encontrado un recambio de lujo para la salida de Éver Banega. La vuelta de Rakitic le da un gran abanico de posibilidades al técnico vasco.
Por su parte, el ataque sevillista estará formado por Ocampos, De Jong y Suso, el tridente que tantas alegrías (y títulos) ha dado al sevillismo. Además, lo que caracteriza a este equipo es su gran fondo de armario.