El Oviedo ha afrontado el mercado de fichajes más complicado que se recuerda con el apoyo imprescindible del Grupo Carso, máximo accionista y propiedad de Carlos Slim, que con un par de ampliaciones de capital ha logrado elevar el tope salarial en algo más de 2 millones de euros. Es lo que le ha dado cierto margen de maniobra en el mercado. Y a los mandos, Francesc Arnau, director deportivo, ha optado por rejuvenecer la plantilla. Una apuesta por jugadores cedidos, a coste más bajo y con hambre y cosas por demostrar. Es el caso de los Brazao (cedido por el Inter), Edgar (Betis) o Cedric (Atlético de Madrid). Una apuesta que entraña riesgos pero que supone un soplo de aire fresco a lo visto el año pasado, un curso complicado para los azules.

La base se mantiene desde la pasada temporada, por lo que algunas cosas son seguras. La defensa es prácticamente la misma y José Ángel Ziganda, que dio con la tecla en el último tramo de la temporada, tratará de repetir fórmula: defensa sólida, trabajo gremial y tratar de que los de arriba resuelvan. El nombre de Borja Sánchez, en el año de su confirmación, destaca por encima de todos. La última perla de El Requexón llevará el mando en el apartado ofensivo, actuando entre la media punta y la banda izquierda.

Ziganda vuelve a liderar el proyecto después de la experiencia de la pasada temporada, en la que cogió a un equipo en problemas, metido en los puestos de descenso a Segunda B y acabó con números de conjunto de ascenso en el plazo que entrenó al Oviedo. La permanencia le dio automáticamente otro año de contrato y el navarro quiere mantener las buenas sensaciones y el trabajo de los suyos.

Nadie habla del objetivo de este Oviedo. Apuntar demasiado alto fue un problema añadido la pasada temporada. Ahora se habla del partido a partido, de objetivos a corto plazo, pero a nadie se le escapa que el conjunto azul puede apuntar a los puestos punteros, más aún en una temporada tan extraña, marcada por las estrecheces económicas del coronavirus que el Oviedo afronta con mayores garantías que otros equipos: fue el único conjunto de Segunda, junto al Almería, que durante la crisis no hizo un ERTE ni redujo salarios. Las buenas perspectivas deberán demostrarse ahora sobre el terreno de juego.

El navarro afronta su primera temporada de cero con el buen sabor de boca del epílogo del curso pasado. El Oviedo, con José Ángel Ziganda al frente, ocupó posiciones de ascenso directo. Fue el billete a la salvación en un año para olvidar. Ese es el camino a seguir ahora, en una plantilla que ha sufrido grandes modificaciones. El equipo perderá a futbolistas que han sido importantes para Ziganda pero apuesta ahora por otros registros, jugadores con velocidad y juventud. Justo lo que necesita el entrenador para exprimir a su equipo. El Oviedo quiere este año mantener las señas defensivas y dar un paso adelante con la pelota. Se busca una versión más explosiva y fichajes como el de Cedric Teguia, joven perla de la cantera del Atlético y en el que el club tiene puestas muchas esperanzas, es un buen ejemplo.

Para Ziganda la temporada tiene una gran importancia. Tras dirigir a Osasuna y Athletic de Bilbao en la élite del fútbol español, su salida del club bilbaíno le apartó del foco. Ahí apareció el Oviedo, club histórico aunque en Segunda, para darle la oportunidad de reengancharse a un mundillo tan competitivo. Ziganda mantiene el apoyo de Bingen Arostegi, su segundo y hombre de confianza, y el mismo cuerpo técnico del año pasado.

Alejandro Arribas fue una de las grandes contrataciones del pasado verano del Oviedo. Una apuesta de Michu, secretario técnico por entonces. Venía avalado por una extensa carrera en la élite, con buenas actuaciones en Osasuna y Sevilla, entre otros. Pero su paso desde el fútbol mexicano no fue sencillo. Llegó tarde a la pretemporada y le costó hacerse un hueco. Sufrió los mismos problemas que el equipo azul, en una primera vuelta que le mantuvo en las posiciones bajas de la tabla. Pero tras el confinamiento todo cambió. Con Ziganda en el banquillo, el rendimiento defensivo del equipo fue a más, tanto que se transformó en uno de los conjuntos más sólidos de la categoría. Arribas tuvo mucho que ver en aquello. Ahora, la idea se mantiene. Y Arribas espera que su rendimiento también. Aunque con algunos meses de retraso quiere ser el líder de la zaga carbayona. A priori, formará con Grippo en el centro de la defensa, formando una pareja que se complementa a la perfección. Rápido en distancias cortas y fuerte en el duelo, Arribas es un seguro para los planes de Ziganda. Con 31 años, aunque una experiencia a la altura de los más veteranos, Arribas sabe que el Oviedo es una de las últimas oportunidades en su carrera de reengancharse a cotas bonitas en el fútbol español.

Tras su irrupción del año pasado cuesta catalogarlo de promesa, ya que se trata de una realidad. Una de las más firmes. El hombre llamado a tirar del Oviedo cuando el equipo tenga la pelota. Ziganda le ha señalado en alguna entrevista como el futbolista con un techo más alto del equipo, el que más puede crecer, y su cláusula de 3 millones de euros parece invitar a clubes con potencial económico a invertir en él. Tiene talento, desparpajo y una sobresaliente visión de juego. Formado en la cantera del Oviedo y en la del Madrid, Borja ha tenido que regresar al equipo de su tierra para hacerse un hueco en el fútbol profesional. Ziganda, que ha sabido dosificarle desde su llegada, cuenta con él como media punta o acostado en la izquierda. A sus 24 años, Borja se enfrenta a la temporada de su consagración en el fútbol profesional. Está llamado a liderar el proyecto azul. Su asignatura pendiente, actuar con más regularidad que la de su primer año con los mayores.

Afronto la temporada con mucha incertidumbre. No solo por la situación del fútbol, en un mercado tan extraño y con movimientos de fichajes en tan estrecho margen de tiempo, sino también por la renovación en el Oviedo. Los azules pierden a hombres importantes en su plantilla como Ortuño, Berjón, Luismi o Lunin. Será difícil cubrir sus huecos. A cambio, llega gente joven, con menos experiencia pero que tendrán ganas de demostrar. Apostar por jugadores cedidos tiene los riesgos de que no logras crear una identidad en el equipo, que en mi opinión es la misión principal del Oviedo esta temporada. Los azules tienen que hacer un bloque, consolidar al equipo.

Hay gente de abajo que está ante la oportunidad de asentarse en la primera plantilla. Borja ya lo demostró el año pasado, y jugadores como Viti u Obeng están ante su gran oportunidad. La clave es construir una base sólida, acertar con el portero, el central y el pivote. Y un delantero que haga 10 o 15 goles sería importante para que el equipo esté en posiciones cómodas, que al menos no sufra los problemas de la temporada pasada. Me da la sensación de que estamos ante un equipo en construcción y lo conveniente es esperar unas jornadas, más allá de cuando se cierre el mercado, para saber dónde puede estar el equipo esta temporada.

*Carlos Muñoz, exjugador del club. Jugó en el Oviedo en la temporada 87-88 y de 1989 a 1996. Es el quinto máximo goleador de la historia del club.

La temporada 2020-2021 se jugará en el 'NMRCarlos Tartiere'. Ese es el acuerdo al que el Real Oviedo ha llegado con la empresa minera Natural Mining Resources (NMR), compañía que tiene su sede en la Comunidad de Madrid pero que opera desde El Musel. Será la primera vez en 62 años de historia que el estadio del Oviedo cambia de nombre. La capacidad del estadio es de 30.500 espectadores y las dimensiones del terreno de juego son 105x68.

Predominio del 4-4-2

En principio, y por lo visto en la pretemporada, el Oviedo de Ziganda seguirá agarrándose al 4-4-2, que puede mutar en un 4-2-3-1 si Borja Sánchez desempeña el papel de media punta. A día de hoy, el esquema es una de las grandes incógnitas.

El prometedor Borja está llamado a ser uno de los líderes de este equipo y Ziganda se ve con la responsabilidad de sacarle el máximo potencial. Edgar, recién aterrizado en el Tartiere, le arrebatará, en principio, la plaza de titular a Jimmy.