Hay mucha incertidumbre con el Sporting. Después de tres años de fracasos continuados y de caída libre (el equipo ha empeorado sus clasificaciones de año en año tras el último descenso a Segunda), el horizonte del equipo gijonés es cuando menos sombrío. El cuarto proyecto de Javier Fernández, el propietario de la SAD rojiblanca, desde que asumiera de la presidencia de la entidad comienza con más sombras que luces.

El hijo de José Fernández se hizo cargo de la sociedad con el equipo en Primera, perdió la categoría y, desde entonces, tres directores deportivos (Nico Rodríguez, Miguel Torrecilla y Javier Rico) y siete entrenadores (Abelardo, Rubi, Paco Herrera, Baraja, José Alberto, Djukic y David Gallego) es el balance de los intentos por devolver al Sporting a la elite del fútbol español. El presidente ha tocado sin éxito todos los palos posibles para sus proyectos tanto en la dirección deportiva como en los banquillos: exjugadores, experiencia, juventud, prestigio, cantera… Y eso que se ha encontrado en sus años de mandato con la mejor situación financiera del club en años, por no decir en décadas, y con el número más elevado de abonados, por encima de los 23.000 siempre.

El nuevo proyecto, con un inexperto director deportivo, pero de casa y conocedor de la cantera, por tanto, vuelve a mirar hacia Mareo. Lo hace fundamentalmente por obligación. Eso es lo cierto. La crisis económica que ha traído la pandemia ha limitado, como a la mayoría, los recursos del histórico Sporting, con la diferencia de que este club viene lastrado por una plantilla con un tope salarial muy elevado que debe reducirse de forma considerable. De ahí que, las escasas, casi nulas, incorporaciones hayan llegado muy tarde.

Javier Fernández se ha encomendado a Javier Rico y a Mareo para levantar al Sporting. El nuevo director deportivo ha apostado, a su vez, por un entrenador desconocido, con una corta experiencia en el fútbol profesional, pero joven y con hambre de éxito. El proyecto que lidera David Gallego en el campo necesitará ganar confianza a base de triunfos, porque la afición sportinguista no está dispuesta a soportar más decepciones y otra caída del equipo en la tabla. De lo contrario, el panorama pasará directamente de sombrío a negro.

La llegada de David Gallego al Sporting fue sorprendente en su día por tratarse de un técnico desconocido para la gran mayoría, cuya única experiencia en el fútbol profesional fueron dos cortas etapas en el RCD Espanyol. La primera tuvo éxito (13 de 15 puntos posibles en la recta final de la temporada 2017-189), mientras que la segunda resultó un fracaso ya que tuvo a su cargo el último proyecto espanyolista que acabó en descenso (5 de 24 puntos disputados en los ocho primeros partidos de la pasada liga), aunque su paso por la primera fase de la Europa League en ese inicio de campaña se contó por victorias casi en su totalidad.

Gallego acumula una experiencia notable en el fútbol base en su etapa casi exclusiva en el Espanyol. Quienes le conocen le definen como un buen entrenador y con carácter. En su presentación en Gijón, el técnico barcelonés prometió “dedicación, trabajo y mucha ambición”. El director deportivo Javier Rico, compañero de Gallego dos años en la plantilla del Terrassa (1997-1999), apuntó que "es un entrenador con hambre y que cumple unos valores que son fundamentales para el club". La apuesta futbolística de David Gallego se basa en “que el balón tenga mucho protagonismo”, con la idea fundamental de ser “un equipo vertical e intenso, que compita cada semana". El técnico no renuncia a nada pero lo primero es liderar un nuevo proyecto con Mareo como base.

La temporada pasada regresó al Sporting, en cuya cantera había comenzado años antes su etapa de formación, convirtiéndose en el fichaje más caro de la historia del club. El club gijonés le pagó 4 millones de euros al Manchester City por este joven futbolista que esta temporada debe asumir el rol de estrella del equipo. La primera temporada tuvo altibajos en su juego y el rendimiento no fue para muchos el esperado. Manu García tuvo un buen comienzo de temporada, aunque su posición en el campo generó controversia. No obstante, el cambio de entrenador y el excesivo celo de los rivales por vigilarlo en cada partido, sometiéndole a un castigo excesivo en ocasiones, se dejaron notar en la aportación del ovetense a un equipo que le necesita sobre todo en el fútbol de ataque.

Es el canterano que llega pisando fuerte. Envergadura, poderío y calidad, además de madurez pese a su juventud, son las cualidades que aporta José Gragera que quizá llega con un poco de retraso. La apuesta de José Alberto y de Djukic por este joven centrocampista fue tímida y no resultó definitiva como se esperaba, pero ahora está llamado a ser pieza importante en el nuevo proyecto de David Gallego. La opinión es generalizada entre aquellos que mejor conocen la factoría sportinguista: Gragera es el jugador con mejores condiciones para triunfar entre las piezas de la nueva hornada de Mareo, llamada a cobrar protagonismo en el histórico equipo rojiblanco. El nuevo proyecto se ha propuesto poner sus cimientos en la cantera del Sporting. José Gragera debutó con el Sporting en el último partido de la campaña 18-19, de la mano de José Alberto. La pasada campaña jugó cuatro partidos, uno con el ahora técnico del Mirandés y tres con Djukic. Ahora espera el paso definitivo de la mano de Gallego.

El Sporting 2020-21 ha nacido con interrogantes. Es un equipo basado en jugadores con experiencia, de temporadas anteriores, a los que se han sumado este año gente inexperta. En el éxito de conjugar experiencia con la falta de partidos en una categoría tan exigente estará la clave del éxito. Por tanto, es una incógnita lo que pueda hacer este equipo. Lo mejor que tiene este Sporting es la consistencia defensiva y la presión que ejerce sobre el rival. Defensivamente es donde más experiencia acumula el equipo, donde más número de partidos hay en las piernas de cada futbolista, y eso se deja notar.

Lo peor, en cambio, siguen siendo las dificultades que encuentra el equipo para llegar a la portería rival. El Sporting tiene un problema con las llegadas. Le faltan jugadores más verticales, que desborden, hábiles en el uno contra uno. No es fácil conseguirlos porque no los hay. El equipo abusa del juego estático, al pie, y a este Sporting le faltan desmarques de ruptura y buscar la espalda de los defensas adversarios. Es demasiado previsible. Con todo esto, el objetivo del Sporting no puede ser el de otros años. Más que nunca tendrá que pensar en el ‘partido a partido’ y meterse arriba dependerá de muchos factores, sobre todo de un buen comienzo.

*Eloy Olaya es uno de los históricos del Sporting, donde jugó en dos etapas (1982-1988) y 1995-1997) un total de 275 partidos y consiguió 50 goles.

El mítico El Molinón, llamado desde 2018 Estadio Municipal El Molinón-Enrique Castro "Quini" tras el fallecimiento de la leyenda del Sporting, tiene una capacidad de 30.000 espectadores. Su nombre hace referencia a un gran molino hidráulico, que estaba situado en los aledaños del campo hace años. El diario El Comercio data su construcción en el 1908, lo que le convertiría en uno de los estadios más antiguos del país, si bien no se conoce con exactitud el año de su inauguración.

Predominio del 4-4-2

Año de cantera en Gijón. El progreso de los talentos ajustará el esquema que, en principio, será un 4-4-2, con Manu García en punta. No obstante, la estrella del Sporting también baila al son del fútbol en la mediapunta y el 4-2-3-1 es otra posibilidad de cara al inicio de temporada.

Djurdjevic, el mencionado Manu y Aitor García parecen indiscutibles. Mboula o Gaspar pelearán por el otro puesto ofensivo, acompañados en la medular por el prometedor Pedro Díaz y el joven Gragera. Muchas incógnitas en cómo jugará el Sporting 2020-21, en un año que puede ser clave para fijar los objetivos de futuro.