La presencia de Bordalás en el banquillo del Coliseum es la garantía con la que el Getafe afronta esta temporada. El confinamiento acabó con la inercia ganadora de un equipo que iba camino de hacer historia y se quedó a medio camino. Todas las dudas generadas en el final de temporada veraniego se trasladan al inicio de la nueva campaña. La plantilla se ha rejuvenecido, sobre todo en la delantera, y el objetivo real es la zona tranquila de la clasificación, pero el alicantino y los suyos nunca se han conformado con las medianías.

No habrá distracción europea, lo que físicamente puede agradecer una plantilla corta. Pero este equipo en los últimos años ha respondido tan bien a los grandes retos como al día a día insulso para muchos otros. La clave es tener las ideas claras, un estilo de juego muy definido del que nadie se sale y la actitud grupal e innegociable de que cada balón es el último.

Donde más cambios ha habido es en la búsqueda de gol. Tanto como por su fútbol y sus goles, se echará de menos a Jorge Molina por su ascendencia en el vestuario. Engranaje perfecto entre un entrenador extremadamente exigente y unos compañeros a veces exhaustos. Su marcha irremplazable entre las paredes la deben suplir en el césped Enes Unal y Cucho Hernández. Dos delanteros con más proyección que zurrón de goles en la espalda, pero que ya han demostrado talento y personalidad para triunfar en LaLiga.
En el resto de las líneas hay menos cambios. La tenacidad de su presidente y la flojera del mercado han permitido al Getafe mantener el bloque, a sus jugadores más cotizados que le han dado empaque al equipo los últimos años. Soria en la portería, el general Djené poniendo una línea infranqueable atrás, Arambarri y su victoria en los duelos del medio campo, el goleador Jaime Mata y por supuesto Marc Cucurella, comprado al Barça y pretendido por muchos clubes europeos de todos los niveles.

¿Qué será del Getafe? La última duda que genera el equipo es si será capaz de adaptarse a este fútbol sin público. En el final del pasado curso no lo hizo y solo le alcanzó para ganar un partido. Un aspecto psicológico que ha dado poco tiempo a preparar con una pretemporada corta y marcada por la COVID-10 que apenas ha permitido trabajar a los azulones.

Un nuevo reto para el técnico alicantino. José Bordalás cumple su quinta temporada al frente del Getafe para dar continuidad a un proyecto que se desgastó más que nunca al final de la última. En las cuatro anteriores siempre fue superándose, desde la Segunda División hasta el Johan Cruyff Arena. Adorado en el Coliseum, que le abandonó con sus gradas vacías. Le querían las personas, no los asientos y algo se rompió con ese silencio que llegó a hacer tambalearse el matrimonio entre el entrenador y el club. No tuvo grandes ofertas y Ángel Torres tampoco quería pruebas, así que aquí está de nuevo el técnico más exitoso de la historia del Getafe.

Para continuar ha exigido retoques en todas las líneas y darle un revolcón de juventud y ambición a la plantilla para no encontrarse un vestuario acomodado y con los roles predeterminados. Se ha marchado Jorge Molina, el veterano capitán que ponía orden en el gallinero y un nexo de unión desde el utilero hasta el aficionado recién llegado. Más deberes para ensamblar un grupo con jugadores hastiados tras perder todo el protagonismo y otros locos de ilusión por llegar a un club que no deja de crecer.
Devolver la energía al equipo es ahora su responsabilidad. Nunca falló antes, así que es difícil no confiar en que volverá a hacerlo. Las dificultades añadidas por el coronavirus, que llegó al grupo, son añadidas. Se mantiene todo el cuerpo técnico.

Su impacto en el equipo la temporada pasada fue brutal. Marc Cucurella es un magnífico jugador que, además, encaja a la perfección en el modelo de fútbol de Bordalás y su Getafe. Un carrilero zurdo por definición. Puede jugar como extremo o como lateral. Su entrenador le prefiere por delante donde percute y presiona la salida del rival y además es capaz de llegar a zonas defensivas cuando una transición rápida lo exige. Llega tanto que asiste con frecuencia. Hacer más goles es uno de los puntos a mejorar, aunque sin duda tiene tiempo de sobra para ello.
Tuvo un año de aprendizaje con Mendilibar y uno de consolidación con Bordalás, así que nunca tendrá alergia al trabajo. El Getafe ha hecho un gran esfuerzo para ficharle en propiedad y la promesa de La Masía es hoy la estrella del Coliseum. Le siguen de cerca en la Premier y el Calcio, pero Cucurella seguirá adueñándose de la banda izquierda del Geta.
Es solo su tercera temporada en la elite y con 22 años es un futbolista consagrado. Contagia entusiasmo y marca la forma de jugar de su equipo y del contrario desde un costado. Es ya un gran jugador y su margen de mejora le convierte en uno de los futbolistas más apetecibles de LaLiga.

Algo muy bueno debió ver Pep Guardiola en este croata de físico imponente para que su City pagara más de cinco millones por él al Hajduk Split, su equipo de formación. Ante Palaversa es un medio centro puro que juega como pivote, ese puesto que en sus anteriores escuadras ocuparon Busquets, Lahm o Fernando. Casi un puesto fetiche para ensamblar el juego del equipo.
Aunque el estilo de Bordalás no sea ni parecido, el Getafe busca dotar de mayor calidad al centro del campo y con él debe conseguirlo. Tiene buen desplazamiento de balón con su pierna derecha, una gran capacidad física y mucha intensidad en su juego. Hacerse un hueco en la dupla Maksimovic-Arambarri no será fácil, pero la ilusión va de su parte y condiciones tiene muchas.
El croata aún no ha llegado a jugar en el City, donde consideran que puede ser el sustituto natural de Fernando. Antes debe demostrar su nivel en una gran liga como la española. La temporada pasada destacó en el Oostende belga, pero LaLiga es otra historia.

La continuidad de Bordalás y del grueso de los titulares de la temporada pasada son una garantía de estabilidad para este Getafe. Lo normal es que se parezca más al equipo anterior al confinamiento que al que acabó tan mal, pero hay que ver cómo afectan todos los detalles de este fútbol atípico. Lo mejor que se puede decir es que hablamos de un equipo fiable y regular. Espero el mismo Getafe intenso que presiona tras perder el balón y asfixia a cualquier rival.

Ha perdido a un jugador importante para el vestuario como Jorge Molina, pero ha fichado futbolistas en clara progresión que no se sabe dónde está su techo. El caso más claro es el de Cucho, que no ha parado de crecer desde que llegó y aún tiene mucho fútbol por delante. Ángel tiene un imán para el gol y Mata igual y se parte el pecho en cada balón. Muchos argumentos ofensivos.

El primer once que ponga Bordalás será parecido al que nos hemos aprendido de la temporada pasada. Retener a Djené, Cucurella, Arambarri... es el mejor fichaje posible del Geta. Cada campaña es diferente a la anterior y no se les puede pedir que vuelvan a pelear por la Champions, pero este equipo es muy ambicioso y la temporada que se viene muy ilusionante.
*Manu del Moral, alcanzó el subcampeonato de la Copa del Rey en las temporadas 2006-07 y 2007-08

El nombre del estadio se puso en honor del exjugador de fútbol del Alfonso Pérez. Paradójicamente, éste nunca llegó a militar en el Getafe, ni llegó siquiera a enfrentarse a este equipo, ni tampoco ha jugado nunca en este estadio; pero es natural de la ciudad de Getafe, siendo probablemente el jugador de fútbol más famoso que haya dado esta localidad. Cuando se construyó el estadio, en 1998, el jugador se encontraba en el punto álgido de su carrera.

El estadio fue construido en el año 1998, costando alrededor de 801.000.000 pesetas (casi 4.870.000 euros) y, actualmente, tras varias ampliaciones, tiene una capacidad de 17.000 personas. Las gradas norte y este se asientan sobre unas pequeñas colinas naturales. En la grada oeste se instaló un techo que cubre casi la totalidad de las mismas con el fin de evitar las inclemencias del tiempo. En los últimos años la asistencia media al Coliseum ha superado su tendencia descendente tras su vuelta a primera división, récord de abonados (más de 12.500) y un equipo que ilusiona han devuelto el espíritu de primera al Coliseum.

Predominio del 1-4-4-2

Jugar en el Getafe implica un nivel físico y mental muy grande y es por ello que Bordalás mantiene el bloque, eso sí, con algunos retoques. El conjunto azulón jugará en 4-4-2 durante gran parte de la temporada con el doble lateral en ambas bandas que tanto le gusta al técnico. Las bandas son para Olivera y Cucurella por la izquierda y para Damián Suárez y Nyom en la derecha.
Esta temporada Jaime Mata cambia de compañero en ataque. Será Enes Ünal el delantero que acompañe al internacional español.