Después de ocho temporadas en el pozo de Segunda B, el FC Cartagena consiguió el regreso al fútbol profesional. El cuadro albinegro lo intentó durante muchos años, incluso lo rozó hace dos campañas en Majadahonda (gol en propia puerta en el añadido), pero no lo consiguió hasta el pasado julio en Málaga. Lo logró en un playoff diferente y al que llegó como primer clasificado gracias a su victoria en Córdoba y el empate del Marbella en Huelva en la última jornada de Liga disputada antes del parón. También en un ejercicio que desde el verano fue peculiar, con las problemáticas de Elady (que quería salir y acabó renovando), Toché (que se daba por hecho y se marchó al Burgos) o la salida de Munúa en diciembre al recibir una propuesta del Nacional de su Uruguay natal.

En el año más complicado, por la crisis de la Covid-19, llegó la recompensa que durante tantas campañas se buscó. Es un premio al trabajo realizado desde el club, que siempre ha demostrado su capacidad de resarcirse de un varapalo. Lo hizo tras Majadahonda y también al caer eliminado en Ponferrada. Después de unos días de duelo, el FC Cartagena siempre se levantaba. El objetivo, con Francisco Belmonte al mando tanto como presidente como máximo responsable del área deportiva, siempre fue dar el salto de categoría para asentar el proyecto en el fútbol profesional.

En una competición nueva, donde el FC Cartagena deja de ser el club al que todos los jugadores quieren ir y que debe buscar desde el primer partido estar entre los mejores, el único objetivo es la salvación. Si ocurre como en la 2009-10, que tras subir se peleó por el ascenso a Primera, bienvenido sea, pero no es el plan. La objetividad y la tranquilidad reinan en el club, saben perfectamente que ahora todo cambia y que los resultados, a priori, no serán tan positivos como los de campañas anteriores. Pero están confinados en alcanzar la meta e ir dando pasos para que la entidad se asiente entre los mejores de nuestro fútbol y dotarla de infraestructuras que le permitan seguir creciendo, como por ejemplo una ciudad deportiva.

Si importante fue el ascenso, aún más será estabilizarse en Segunda División. Con esa premisa vuelve el FC Cartagena a la categoría de plata y la buscará con un bloque en el que destaca la juventud de gran parte de las incorporaciones. Ahora será el balón el que decida.

Lo que muchos entrenadores no consiguen en su larga trayectoria en los banquillos, Borja Jiménez lo ha logrado en dos ocasiones y de manera consecutiva. El abulense llevó a CD Mirandés y FC Cartagena de vuelta a la categoría de plata, en la que debutará con 35 años. Lo pudo hacer antes con los de Anduva, pero tras el ascenso se enroló en el Asteras de la Primera División de Grecia. La trayectoria de Borja Jiménez está marcada por los buenos resultados, salvo la experiencia en el país heleno. Destacó en su paso por el Real Valladolid B, CD Izarra y Rápido de Bouzas antes de aterrizar en el CD Mirandés. A Cartagena llegó en un momento delicado por la marcha de Gustavo Munúa y con la presión de tener que lograr el ascenso. Aunque le costó al inicio, fue fiel a su idea y la mejora se vio justo antes del parón. En la final por el ascenso dominó al Baleares pero tuvo que esperar a la tanda de penaltis, donde Marc Martínez fue el héroe.

Su propuesta es atractiva y atrevida. No mira ni la trayectoria del futbolista ni su edad, apuesta por los que mejor están en cada momento. La prueba, que confió en futbolistas como Carrasquilla, De Vega, Álex Martín y William por encima de otros consagrados como Carlos David, Verza, Araujo e incluso Elady, referente de la afición. Jiménez es consciente de que ahora el FC Cartagena tendrá un nuevo papel en la competición, no será el favorito. Esto repercutirá en la idea de juego y también en la confección del plantel, pero están preparados para ello.

Una de las bombas del mercado veraniego la dio el FC Cartagena. La entidad presidida por Paco Belmonte se hizo con uno de los mejores delanteros de las últimas temporadas en la categoría de plata y que incluso tuvo una notable incidencia en Primera. Rubén Castro vestirá de albinegro y debe ser un futbolista clave para lograr el único objetivo fijado para este curso, la permanencia. Si mantiene los números de las dos últimas campañas en las que militó en la UD Las Palmas, 15 goles en cada una de ellas, el cuadro dirigido por Borja Jiménez estará muy cerca de la meta.
Con el canario, que contaba con importantes ofertas tras no renovar con los amarillos, el FC Cartagena da un paso al frente también en experiencia. Y es que la mayoría de las incorporaciones destacan por su juventud. Castro, de 39 años, acumula cerca de 600 encuentros como profesional y aportará, junto a otros compañeros, la tranquilidad necesaria en los momentos que se requiera de ella. Sin duda hablamos de una de las sorpresas del verano, pues muy pocos podrían pensar que un futbolista como Rubén Castro iba a apostar por un recién ascendido. Él lo hizo y desde ya es el referente de la afición del Cartagonova, que recibió un plus de energía al anunciarse su contratación. En sus botas estará ahora la oportunidad de convertirse en ídolo, como por ejemplo consiguió con el Real Betis.

De gran desconocido, a futbolista bandera del proyecto. En apenas un año Adalberto Carrasquilla se ha convertido en el jugador más importante del FC Cartagena y lo ha hecho ganándose el respeto y el cariño de todos los estamentos del club: técnicos, jugadores y aficionados. Llegó como una apuesta, que para muchos iba a pasar desapercibida, y en estos momentos es una pieza indiscutible para Borja Jiménez. Es más, no sería descabellado que incluso antes del arranque de la temporada algún club nacional o extranjero intentase hacerse con los servicios del panameño. Este curso será importante en la trayectoria de Carrasquilla. El pasado dejó claro que estaba sobrado para la Segunda División B por calidad y físico. Ahora debe demostrar que se puede adaptar con problemas al fútbol profesional. Es un centrocampista con un gran despliegue, tanto ofensivo como defensivo, en el que hay puestas muchas esperanzas desde el FC Cartagena. En las oficinas del Cartagonova son conscientes de que si mantiene el nivel de su primer año será muy difícil retenerle en el futuro. Al menos esperan que el centrocampista aguante hasta el próximo verano y ayude a lograr el objetivo de consolidar a la institución en Segunda.

El Fútbol Club Cartagena afronta su vuelta a la Segunda División del fútbol español en el año más extraño, imprevisible y difícil para una comunidad y una ciudad, azotada como el resto del país, por esta maldita pandemia. Un club saneado, moderno, capaz de haber conquistado el corazón del tejido empresarial de la ciudad y levantar el ánimo de una afición maltratada que después de varios años sufriendo desencantos encadenados, por fin, se ve recompensada. Por eso esta oportunidad es demasiado valiosa para no aprovecharla; todos lo sabemos y por eso cada equipo luchará por conseguir cada punto que esté en juego. El “efesé” es un equipo llamado a hacer poco ruido en el capítulo de fichajes e intentar que el balón sea su mejor arma para atacar al rival. Su entrenador, lo tiene claro, muere con su idea y no le fue mal en las dos últimas campañas en Segunda B donde consiguió sendos ascensos.

Es verdad que estamos en otro escalón, otra categoría, donde los rivales tienen más calidad y capacidad para interpretar el juego y la base de plantilla del año anterior es interesante pero se ve necesario apuntalar la plantilla con piezas claves que aporten ese plus de calidad y madurez que te hagan aún mejor les a los jugadores debutantes en la categoría. Jugadores con calidad y cualidades suficientes para seguir creciendo pero con falta de experiencia y necesitados de buenos consejos. El club está haciendo las cosas sin prisas, sabedores que sus mejores oportunidades en el mercado están por llegar. Necesitados, como todos los equipos, de empezar bien, este año, más que nunca, todo apunta a incertidumbre. Quien sea capaz de gestionar mejor sus virtudes y debilidades conseguirá el éxito que espera. Confiaremos seguro en el buen hacer de los responsables del club porque se lo ganaron desde el primer día que pisaron nuestro estadio Cartagonova. Mucha suerte, que también es importante.

*Mariano Sánchez. Jugador con más partidos en la historia del FC Cartagena.

Con 32 años cumplidos –el primer partido fue el 7 de febrero de 1988 ante el Burgos (0-0)- el estadio Cartagonova ha sufrido a lo largo de todos esos años diversas mejoras, algunas mejores que otras y más de un ‘parche’ que servía de bien poco. Raúl Ojeda, jefe de competiciones de LaLiga, ya comentó durante su reciente visita de inspección al Cartagonova, que urgía la mejora del alumbrado eléctrico, ya que todos los partidos serán televisados, eliminar el foso, que ya ha quedado desfasado, y mejorar el terreno de juego a pesar de que en 2017 sufrió una profunda remodelación.

Predominio del 1-4-3-3

Pese a la presencia arriba de tres hombres de gran vocación ofensiva, uno de los principales puntos fuertes del Cartagena es su fortaleza atrás. En especial en la etapa de Gustavo Munúa, pero también en la de Borja Jiménez, el equipo se caracterizó por un férreo sistema defensivo y la explotación del talento a raudales que suman sus hombres de arriba.

El Cartagena todavía tiene mucho mercado por delante. Por ello, es posible que su once tipo introduzca novedades para con el que se espera para la primera jornada de campeonato. Por el momento, una de sus principales dudas es la banda derecha, donde parte con algo de ventaja Nacho Gil. Williiam de Camargo, una de las grandes esperanzas del equipo y con un prometedor futuro por delante, es la alternativa y contará con muchos minutos.