Después de dos temporadas salvándose en la última jornada, el Celta intentará que a la tercera vaya la vencida y poder vivir un curso, al menos, tranquilo. La palabra Europa, que tanto sonó en los últimos años, ha sido guardada en un cajón con llave. El objetivo es la permanencia, sobre todo después de la angustia vivida en los últimos meses. La planificación tampoco ilusiona por el momento, con fichajes de nivel medio y sin ningún refuerzo de relumbrón. La mano de Óscar García se notará más en esta nueva campaña, pues ha dispuesto de toda la pretemporada para imponer su sello. Una de las grandes novedades es que ahora cuenta con extremos en su plantilla (Nolito, Vadillo y Emre Mor), lo que le permitirá utilizar su esquema favorito (4-3-3).

Lo que no cambia en Balaídos es el liderazgo deportivo y espiritual de Iago Aspas. El moañés volverá a ser la bandera del proyecto después de firmar su enésimo milagro con una permanencia agónica en la que muy pocos estuvieron a la altura. El delantero fue uno de los que tiró del carro, con sus goles y su garra, y seguirá siendo el mayor baluarte del equipo vigués. Su entendimiento con Nolito le dota de más y mejores recursos para hacer daño a los rivales. El fichaje de Baeza, así como el regreso de Emre Mor generan ciertas expectativas sobre el ataque celeste. Incluso se espera la mejor versión de los canteranos Denis Suárez, Mina y Brais, muy irregulares en el anterior ejercicio.

La sangría defensiva era un mal endémico de los últimos años en el Celta, algo que Óscar supo subsanar a su llegada en mitad de la pasada temporada. El técnico catalán pretende insistir en esa fortaleza de la retaguardia para construir un equipo fiable y sólido. El preparador celeste busca construir un equipo dinámico, vertical, físico, imponente en la presión y con un alto ritmo de juego.

Un tercer fracaso consecutivo pondría el foco sobre el palco. Tanto el director deportivo, Felipe Miñambres, como el presidente, Carlos Mouriño, quedarán profundamente tocados en caso de tropezar en la misma piedra por tercera vez. La afición celeste lleva dos años sufriendo los malos resultados de un equipo sin alma ni estructura. Óscar deberá aligerar esa mochila que tanto pesa a algunos jugadores.

Llegó el año pasado en una situación crítica y logró el objetivo de salvar al equipo, aunque con más apuros de los que se intuía (en la última jornada y pendiente del Leganés). Óscar tuvo que adaptarse a la medida de un proyecto hecho para otro entrenador y tardó varias semanas en dar con la tecla. Finalmente consiguió sacarle partido a un grupo diseñado para otras cotas, pero la mala imagen de las últimas jornadas volvió a sembrar las dudas. Ahora inicia un proyecto que llevará su sello, preparando a la plantilla de la pretemporada para adaptarse a su filosofía de juego: verticalidad, intensidad y ritmo alto.

Discípulo de la escuela Cruyffista, Óscar triunfó en el Red Bull Salzburgo con el 4-3-3 que identificó al Barça desde la llegada del holandés. Su idea es implantarlo en el Celta, con extremos bien abiertos y centrocampistas con buen toque de balón. No obstante, la exigencia volverá a estar en la parcela defensiva, un mal endémico de los vigueses en los últimos años al que Óscar encontró parche para la hemorragia.
En definitiva, Óscar quiere el equilibrio para construir el equipo perfecto, un conjunto ofensivo y atractivo para el espectador y a la vez sacrificado en las ayudas para no conceder ocasiones al rival. Después de las angustias de las dos últimas temporadas, la palabra Europa es tabú en Balaídos. El objetivo es la permanencia y construir un equipo con sello propio.

De profesión, obrador de milagros. Cuando todo parece imposible, él siempre aparece en el momento más oportuno para dar vida a la magia, incrementando así su leyenda en Balaídos. El Celta tiene una absoluta dependencia del moañés, todo el proyecto gira en torno a su figura y no hay más estrategia que darle el balón para que resuelva la papeleta. Icono del celtismo, está batiendo todos los registros númericos de la historia del club. En la última temporada perdió la corona de máximo goleador nacional, algo que había conseguido en las tres campañas anteriores. Los catorce goles sólo le valieron para ocupar el tercer cajón del podio, a cuatro tantos de Gerard Moreno. Disfruta más actuando como segunda punta, con libertad de movimientos, aunque la ausencia de referencias le llevó a tener que actuar de nueve puro. El Celta no sólo necesita sus goles, también vive de su influencia en el juego cuando baja a recibir a tres cuartos de campo. El balón parado es otra de sus especialidades, siendo letal en faltas directas y en penaltis. A sus 33 años, Aspas sigue siendo la mayor (a veces la única) esperanza celeste. La única duda que nace en torno a su figura es: ¿cuál será su próximo milagro? La respuesta la ofrecerá al final de la temporada.

En un mercado marcado por la austeridad económica provocada por la COVID-19, el Celta ha apostado fuerte por un diamante en bruto. El club vigués llegó a un acuerdo por 2,5 millones de euros con el Real Madrid para hacerse con el 50% de los derechos de Miguel Baeza. Este centrocampista cordobés de 20 años debuta en Primera tras llamar la atención del director deportivo celeste Felipe Miñambres por sus números en Segunda B. La pasada campaña, a las órdenes de Raúl González, marcó 9 goles con el Castilla.
Esta sorprendente incorporación aumenta la competencia en la mediapunta, un puesto para el que Óscar García ya contaba con otros dos enganches: Denis Suárez y Brais Méndez. Baeza quizás no sea tan creativo como los dos jugadores formados en A Madroa, pero sus puntos fuertes coinciden con algunas de las principales carencias del Celta durante los últimos años. Dispara con potencia, aporta despliegue físico y posee el carácter competitivo que mamó durante ocho años en La Fábrica merengue.

El objetivo del Celta va a ser dejar atrás los apuros de las últimas campañas. Necesita volver a esas situaciones que ha vivido hace pocos años y para ello debe conseguir una estabilidad que le permita aspirar a metas importantes. Si logra mantenerse durante todo el curso en una posición clasificatoria tranquila, será un éxito. A partir de ahí, se puede pensar en todo lo demás. Por la calidad de los jugadores con los que está contando en las últimas temporadas, se trata de un equipo que genera altas expectativas. Sin embargo, el talento de su plantilla no se ha visto reflejado a nivel de resultados. Necesita crecer en madurez para tener una mayor regularidad.

El Celta de los últimos tres años ha sido capaz de hacer cosas muy buenas, pero también ha pasado por fases en las que le ha costado sacar puntos. Desde fuera, no sé si los cambios que se han producido durante el transcurso de las ligas han ayudado a obtener más solvencia. Indudablemente, Iago Aspas vuelve a ser la baza más importante del equipo. A sus 33 años se le ve muy bien física y mentalmente. Es un enamorado del fútbol, disfruta jugando y ese entusiasmo que transmite en cada partido es algo de lo que se está beneficiando el colectivo.

*Eusebio Sacristán, exjugador y exentrenador del Celta

El topónimo del lugar deriva de Abeladíos, haciendo referencia a un lugar donde abundaban las avellanos, llamados abeleiras en gallego. El estadio fue inaugurado el 30 de diciembre de 1928 con un partido entre el Celta de Vigo y el Real Unión de Irún, que ganó el Celta por 7-0. Fue diseñado por el arquitecto Jenaro de la Fuente debido al creciente número de socios con los que contaba el club.

El estadio una de las diecisiete sedes del Mundial de España 1982, habiendo acogido tres encuentros. Además ha albergado siete partidos de la selección española. Desde febrero de 2015, se está acometiendo la práctica reconstrucción del estadio, dividida en cuatro fases correspondientes a las cuatro gradas del recinto.

Predominio del 1-4-2-3-1

Óscar García tiene en sus manos revertir el mal sabor de boca del año pasado, en el que el Celta casi pierde la categoría. Es por ello que el técnico catalán volverá a dar las riendas del equipo a Iago Aspas, no hay quién mejor. El mago de Moaña estará arropado por Denis Suárez, que espera dar su mejor rendimiento. En la medular estarán Okay y Fran Beltrán, mientras que en defensa Aidoo y Araújo serán la pareja de centrales.
La punta del ataque será para Santi Mina, que con su velocidad intentará entrar como cuchillo en mantequilla en las defensas rivales.