Kylian, tú mismo

Baño de realidad. Antes de nada, felicito al Barça de Flick porque su triunfo es incontestable y en una segunda parte demoledora desarmaron al vigente campeón de Liga y de Europa dejando en evidencia las carencias que arrastra el equipo desde que comenzó la temporada. Pero aunque me llamen ventajista, veo necesario personalizar algunas individualidades que no estuvieron a la altura de un partido que paraliza a medio planeta. Especialmente me refiero a Kylian Mbappé. El parisino fichó por el Madrid para demostrar su calidad y su grandeza en días como este. Y la realidad es que Lewandowski, con 36 años, le pintó la cara y le demostró lo que es ser determinante para tu equipo en las noches en las que no se puede fallar. Mbappé convivió con el fuera de juego como si fuese su hogar y cuando en el segundo tiempo todavía había partido y le habilitaron en dos mano a mano en condiciones legales, definió con miedo y la pierna encogida. Joselu, sangre madridista 100%, podría explicarle cómo se emboca la pelota a gol en las noches de blanco satén. El Bernabéu acabó dedicándole los primeros pitos y es un aviso para que espabile antes de que la grada empiece a exigir la presencia del joven Endrick, que en un Clásico como este podría haberse encumbrado con su velocidad explosiva. Y Lunin dejó claro que entre él y Courtois hay un océano de diferencia. En al menos tres de los cuatro goles he dibujado en mi mente al gigante belga sacando esos balones y desmoralizando al enemigo. Es lo que hay.

El santoral. Me levanté bastante más inquieto que en los últimos Clásicos contra el Barça de Xavi, que se habían convertido en una bendita rutina con final feliz para la tropa vikinga. Un parcial de 13-4 en los cuatro últimos. Demoledor. Pero Flick tiene algo que le hace más temible y elogiable (de hecho, le respetaré siempre por ese 2-8 que le infligió al Barça de Messi, Luis Suárez, Piqué y Griezmann, eso no se olvida). En busca de agarraderos para evitar una posible debacle, en las horas previas al partidazo me fijé en el santoral del 26 de octubre, por si me daba alguna pista fiable y que me alejase mis malos augurios. Me encontré nombres curiosos como los de San Armando de Argentorato, San Antonio de Anguleme (pensé en Rüdiger), San Felicísimo de Cartago, Santa Gibitruda y San Ceda de Lastingham. Es evidente que ni todos ellos juntos hubieran evitado un batacazo de los que duelen y dejan huella. Perder de esta manera tan estrepitosa no estaba ni siquiera en las previsionesmás catastrofistas.

Vini de Oro. Es evidente que caer de esta manera enfriará algo lo que debe ser el gran día de Vinicius en París. Este lunes el mundo del fútbol se rendirá al crack brasileño, que se coronará junto a la Torre Eiffel como el mejor jugador de la Tierra gracias a la consecución de su primer Balón de Oro. Vini ha cuajado una temporada espectacular. Su limpia sonrisa le delata, auque el fiasco de este Clásico hará que la fiesta del lunes sea más comedida.

Consuelo estadístico. En una noche con pocas excusas y muchas sombras, sólo puedo agarrarme a la historia. En marzo de 2022 el Madrid sucumbió ante el Barça de Xavi por idéntico resultado (0-4), pero dos meses más tarde la tropa de Ancelotti levantó la 14 ante el Liverpool tras unas eliminatorias inolvidables con Chelsea y City. Mejor ver la botella medio llena para no caer en una frustración que me tiene carcomido y con pocas ganas de nada. Vaya palo.

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