¿Yo entrenador? ¡Nunca!

Era un día frío de otoño del año 2005 y el Madrid entrenaba cada día en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Fue una de estas charlas distendidas que entonces tenía con el Zinedine Zidane jugador. Un futbolista que veía llegar poco a poco el final de su prodigiosa carrera y que no sabía nada de lo iba a suceder después de dieciocho años de una vida dedicada a acariciar la pelota. Le pregunté a mi compatriota: "¿Te interesaría ser entrenador? Has pasado por la liga francesa, la liga italiana, la liga española. Has ganado un Mundial y una Eurocopa y lo conoces todo de este mundillo tan peculiar". Al acabar mi sincera propuesta, de expresar mi voluntad de hablar de esta posibilidad que no me parecía nada ridícula, Zidane me miró con una sonrisa mezclada con algo de burla y me contestó: "¿Yo entrenador? ¡Nunca!".

Así que entendí que mi sueño de verle más en el fútbol era imposible. Sin embargo, unos tres años y medio después, cuando ya se había acercado de nuevo al Madrid, con ocasión de un encuentro fortuito, Zizou pronunció una frase que me hizo volver a la esperanza. "Quiero hacer cosas que se vean rápidamente en el campo" me confesó. No usó la palabra "entrenador" pero era claro que su ambición era ésta. Lo que no me podía imaginar en este momento es que se convirtiera en tan poco tiempo en técnico del primer equipo, ni que ganase tres Champions consecutivas, ni que se fuera en pleno éxito pocos días después de la tercera, ni que volviese nueve meses más tarde para salvar a un equipo hundido y conquistar la Liga después de un parón de tres meses. La vida es imprevisible y mágica. Zidane, también.

Lo más visto

Más noticias