/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/diarioas/EYRANWO4IZC2FGKKSKXY6ZOBQM.jpeg)
Es la insistencia en un experimento antropológico aberrante que consiste en reunir cada dos semanas a lo más gamberro y desatado de la juventud de cada ciudad.
Es la insistencia en un experimento antropológico aberrante que consiste en reunir cada dos semanas a lo más gamberro y desatado de la juventud de cada ciudad.
Lástima que el partido fuera manchado por los ‘hooligans’ ingleses situados en un córner.
Una mano inocente fue penalti. Una acción de portero ejecutada a conciencia por un defensa no lo fue.
Rara vez titular, siempre listo para cubrir cualquiera de los puestos de la defensa con eficacia.
Mantuvo una tranquilidad que se transmitió a sus jugadores a la hora de lanzar los penaltis.
Un viaje largo y feliz en el que resuenan muchos nombres, entre ellos el del añorado Puerta.
Del Cerro Grande, que alterna el campo con el VAR, también sabe que no seguirá.
Todo esto junto ofreció dos horas trepidantes, con las radios cantando goles y cálculos.
Bienvenida sea la reacción del Valencia si culmina con la expulsión severa de los culpables.
No hemos tomado en serio esto, malacostumbrados como estamos a los borriqueríos en el fútbol.
Entre los goleados de anoche había jugadores con cinco Champions ganadas, a los que se debe respeto.
Esta vez cuenta con una bola extra, Haaland, el terror que en el Bernabéu conjuró Rüdiger.
No sería justo si no dijera que hemos vivido tiempos peores, pero conviene sujetar a este tipo de gente.
Página1