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Me he sentido solo. Muy solo. Y eso durante muchos años. Ser un defensor público de Karim Benzema, creer desde el principio que era un jugador maravilloso y mantener la fe incluso en los momentos más difíciles de su carrera madridista me ha valido críticas y miradas raras. He recibido hasta insultos en el Santiago Bernabéu por parte de aficionados con camisetas blancas y bufandas con un "Hala Madrid" pintado de azul. Así que, ahora, me parto al mirar la cara de los que se han subido al carro de Karim y que cuentan cosas como "yo siempre he apoyado a Benzema" o "siempre he sabido que era un grande". ¡Mentirosos! ¡Que hasta hace un par de años le queríais fuera del Madrid! ¡Que para vosotros cualquiera valía en vez de Karim! ¡Que preferíais a Higuaín (que luego se ofreció al Barça), a Morata (que se fue al Atlético y renegó de su pasado madridista)! ¡Que a Adebayor le llamabais 'Manolito' con cariño!

Pocas veces en la historia del club blanco un futbolista de su nivel ha sufrido tantos ataques. No he olvidado nada de esto pero tampoco veo el reconocimiento actual a Benzema como una victoria personal. Ante todo me alegro por él porque, además de ser un inmenso futbolista, es una muy buena persona. Simplemente me gustaría pedir a estos machacadores que sean un poco más justos y sensatos cuando aparezca en el Madrid otro chaval como Karim.