Leclerc: ha nacido una estrella

Tiene ese aire, esa manera de ir por la vida, la de los que están por encima del mundo y parece que tuvieran un oxígeno especial solo para ellos. Así camina Charles Leclerc, así corre en un coche de Fórmula 1. El año pasado recuerdo hablar con el muchacho camino a la parrilla para subirse en su Sauber Alfa Romeo. ¿Vettel?, le pregunté. "Will see…". Veremos, me dijo el piloto de 21 años como si la cosa no fuera con él, como si no hubiera dedicado ni un solo segundo a pensar en lo que haría cuando estuviera en el Ferrari subido y frente a un tipo que ha ganado el título mundial cuatro veces. Como Prost, ese que se mordía a dentelladas con un tal Senna, ¿recuerdan? Y es que, no era el momento, y a veces estas personas especiales te dan lecciones sin querer. Veremos. Cuando tenga que ser.

Y es ahora. Ha sido ya. El circuito de Bahréin vio nacer una estrella, alguien que venía brillando desde lejos, como una amenaza y que en cuanto ha tenido un coche ha demostrado de lo que es capaz, pole y un pilotaje espectacular para recuperarse de una mala salida y adelantar a los dos supercampeones del mundo, Hamilton y Vettel. El alemán con el mismo coche demostró algunas de sus carencias, rey desnudo en el desierto. Después un fallo en su Ferrari le dejó sin victoria. Mejor. No es bueno que sea tan fácil. Como ese niño que logra el papel protagonista en su primer casting en un musical. Mejor que lo haga a la segunda. O la tercera. Pero el brillo de Charles ha venido para quedarse. Me recuerda a Jules, a su amigo Bianchi. Se lo dedicó. Además eso… La estrella deslumbra.

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