Un jugador se cuece en el campo

Vinicius Jr. tiene que jugar. Y punto. Es muy bonito el discurso políticamente correcto del entrenador, sus compañeros de vestuario o de algún que otro directivo del club pidiendo calma, cautela, tranquilidad con el chico. Por el miedo de quemarle, quizá. Pero no hay un jugador o exjugador que, en una conversación franca y sincera, sin un micrófono por delante, te vaya a decir que lo mejor para un joven es estar en el banquillo, observando lo que hacen los demás. Hay unanimidad al decir que la mejor hora para un jugador es ahora. Y que sólo se sabe si vale o no viéndole en el campo, con los focos, la mirada de la grada y el peso de la camiseta por encima.

Tener demasiada cautela con Vinicius no ayudaría a nadie. Ni al jugador, que quiere demostrar lo que vale, ni al club, que no tiene tiempo que perder y necesita saber si el chaval tiene la talla para jugar en el Real Madrid. Un jugador se hace en el campo de juego. Si Leonardo Jardim no hubiera dado minutos de Liga y Champions a un jovencísimo Mbappé hace dos años, no conoceríamos a la hoy que ya es una superestrella mundial con tan sólo 19 años. Porque los jugadores se cuecen en el campo. Así que Vinicius tiene que jugar. Basta ya de tanto esperar.

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