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007: The World is not enough

007: The World is not enough

The World is not enough

Antes de que la moda por los agentes secretos y los simuladores de espionaje se elevara como la espuma y dejara huella entre los millones de usuarios consoleros, había un hombre solitario enfrentado a toda una corporación de conspiradores, el único que prefería antes una trozo de trapo bañado en éter para adormecer a traición a todos los guardias merodeadores de una zona, que disparar como un descosido ayudado por una AR-90 semiautomática con ráfagas de 15 balas entre descarga.

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Tan oscuro paraje era habitado por un oscuro animal con muy desafortunada puntería, y cerca, el panel que activaba los servicios de emergencia del centro, para apaciguar el fuego que empezaba a calcinar demasiado la escena (H).

Saliendo de ahí, busqué de nuevo por mi zona de entrada al piso, hasta ver un enorme mapa de color verde que me avisaba de la posición que tenía actualmente. Busqué por la izquierda una puerta con un monitor dentro, un chaleco antibalas (me lo puse encima del otro, no tengo ningún tipo de manías) y dos intrusos más que duraron menos que el ordenador que imperaba en tan ofuscada estancia. Avanzando había una bifuración con el ambulatorio y la guapa doctora Warmflash, a pesar de no necesitarla, de momento. Algo más adelante, y después de un par de tiroteos se requería por tercera vez consecutiva el uso de mis huellas dactilares para entrar en la caja fuerte y hablar con Sir Robert situado al final de todo (C). Viendo la desoladora escena fui en busca de la infermera, con la única traba de 3 ó 4 soldados enemigos al salir de su habitación de trabajo, y uno de ellos, armado con una Magnum. Regresé con ella siguiéndome a la escena del estallido (I), momento en que Q, me avisó que tenía disponible una lancha para mi con la que salir pitando inmediatamente en busca de la culpable. Siguiendo las indicaciones que marcaba la pared, la que me conducía de nuevo delante del mapa, y dirigiéndome a la derecha, accedí sin la menor contemplación al almacén de los inventos que siempre tienen para que yo los destroze a gusto. Nada, aunque no estén los mecanismos acabados, fui sin reparo alguno a la caza del criminal (A)(B).