En sus cien años de historia la Selección ha ganado un Mundial, tres Eurocopas, un oro y dos platas olímpicas y ha sido primera en el Ranking FIFA de selecciones nacionales.
Desde aquel 28 de agosto de 1920 en que la selección española disputó su primer encuentro contra Dinamarca en los JJOO de Amberes, ‘La Roja’ ha jugado 703 partidos, incluido el celebrado contra Portugal el 29 de mayo de 1927 que inexplicablemente la Federación no incluye en sus libros oficiales. Entre todos ellos, AS ha hecho una selección de los cien más trascendentales. No todos son grandes victorias. Algunos fueron derrotas que por su importancia marcaron el devenir del equipo nacional. Otros no fueron duelos contra rivales importantes, pero sí significaron una clasificación para un gran torneo, o las circunstancias que lo rodearon lo convierten en representativo. Son cien partidos clave para entender la evolución y trayectoria de un equipo que en este tiempo ha conquistado un Mundial, tres Eurocopas, un oro y dos platas olímpicas. También ha sido primera en el ranking FIFA, y ha ganado un gran número de títulos mundiales y europeos en categorías inferiores, para estar siempre entre las grandes selecciones del mundo.
Después de varios intentos fallidos en Olimpiadas precedentes, el 21 de mayo de 1920 la Federación envía un equipo a competir en los Juegos Olímpicos de Amberes. Así nace, el 28 de agosto, la leyenda de la Selección. España juega el primer partido de su historia ese día ante Dinamarca y sale victoriosa (0-1). A lo largo de la competición realiza un destacado papel con el que se gana el sobrenombre de ‘furia roja’ y se cuelga la medalla de plata. De este éxito se pasa a la eliminación en la ronda previa de la edición siguiente, celebrada en 1924. En los Juegos Olímpicos de 1928, la Selección no puede llevar a sus mejores futbolistas por ser oficialmente profesionales, por lo que Berraondo recluta a 22 aficionados. Estos cumplen ante México, a quien golean 7-1 para avanzar a cuartos. Pero ahí se acaba el viaje. Italia sí cuenta con sus jugadores más importantes. Los españoles empatan el primer partido, pero sufren una abultada derrota (3-0) en el siguiente con la que quedan eliminados. Para acabar la década, España pasa a la historia como el primer equipo no británico en ganar a Inglaterra.
Los problemas económicos y las distancias geográficas (la travesía entre el viejo y el nuevo continente duraba casi un mes) impidieron a España estar en el Mundial de Uruguay 1930. No falla en la edición siguiente. Hace su debut mundialista en Italia 1934, ante Brasil, con una contundente victoria por 1-3. En cuartos, los anfitriones, con el permiso del árbitro, muestran una dureza desmedida para tratar de igualar la superioridad táctica de su rival. Los españoles resisten titánicamente y empatan, pero se quedan sin siete de sus jugadores, que caen lesionados y no pueden estar en el encuentro de desempate, donde Italia se impone 1-0. Con el estallido de la Guerra Civil, ya no se jugarán más torneos oficiales durante los años 30 y 40. El primer encuentro después del conflicto bélico es un amistoso disputado en San Mamés el 16 de marzo de 1941 ante Portugal. El duelo se salda con un imponente triunfo español por 5-1.
El Mundial de 1950 se celebra en Brasil, lo que supone que España jugará por primera vez fuera de Europa. En su segunda cita mundialista, la Selección supera con mucho esfuerzo una primera fase recordada por el mítico gol de Zarra ante Inglaterra. En la segunda fase, los españoles empatan contra Uruguay, posteriormente campeón, y pierden ante Brasil y Suecia. Estos resultados la dejan en la cuarta posición, que será el mejor puesto de España durante 60 años. En el siguiente Mundial, la suerte da la espalda a la Selección. Juega tres partidos de clasificación contra Turquía, ganando el primero, perdiendo el segundo y empatando el tercero. Los resultados hacen que la clasificación deba resolverse con sorteo. Un niño llamado Franco Gemma extrae de un ánfora el papel con el nombre del afortunado: Turquía. En 1959, España inicia el camino hacia su primera Eurocopa, que se celebrará en 1960. Sin embargo, cuestiones políticas impedirán cumplir ese sueño.
En 1960, la política priva a España de la Eurocopa. El sorteo establece que españoles y soviéticos se enfrenten en cuartos. Ambas federaciones acuerdan las fechas de los partidos, pero el gobierno español se niega a que la URSS viaje a Madrid, por lo que la Selección se ve obligada a retirarse, mientras que la URSS acaba campeona del torneo. La edición siguiente queda marcada por los mismos protagonistas, solo que con un desenlace muy diferente. Esta vez el gobierno sí permite que los soviéticos viajen a Madrid para disputar la final ante España en el Santiago Bernabéu. Se adelanta Pereda y la URSS empata cinco minutos después. En el ocaso del partido, Marcelino anota el tanto que da a la Selección su primer título europeo. No irá tan bien la Eurocopa de 1968, en la que Inglaterra gana los dos partidos de cuartos y elimina a los españoles. Los papeles mundialistas de España son más discretos, ya que en ninguno de los dos Mundiales (1962 y 1966) logra superar la fase de grupos.
La Selección transita por los años 70 coleccionando decepciones. Fracasa estrepitosamente en todos los objetivos propuestos. No alcanza la fase final en los Mundiales de 1970 y 1974. Tampoco en la Eurocopa de 1972, donde queda eliminada en la primera ronda de clasificación. Además, en el partido decisivo de la fase clasificatoria para el torneo continental, ante la URSS, la Selección protagoniza una chapuza federativa que, de haberse clasificado, podría haber supuesto su descalificación. Durante la Eurocopa de 1976 muestra una notable mejoría, hasta que Alemania le priva de jugar la semifinal. Consigue, por fin, estar presente en el Mundial de 1978, pero un nuevo infortunio aguarda. El inesperado empate ante Austria en el debut hace imprescindible ganar a Brasil para superar la fase de grupos. En un mal partido de ambas selecciones, España tiene la mejor oportunidad de gol, pero Cardeñosa falla a puerta vacía y los españoles tienen que hacer las maletas a las primeras de cambio.
Tras no lograr ninguna victoria en la Eurocopa de 1980, España acoge el Mundial de 1982 con ilusión, pero acaba protagonizando otra actuación bochornosa. Solo gana a Yugoslavia y se despide en la segunda fase. Una vez superada la decepción, afronta la Eurocopa de 1984, a la que llega tras el milagroso 12-1 a Malta. Con Maceda como gran protagonista en cuartos y semifinales, España se planta en la final, donde cae contra Francia. Ha faltado poco. Más lejos queda el éxito en la cita mundialista de 1986. Pese a debutar con derrota ante Brasil, al no conceder el árbitro un gol de Míchel, la Selección avanza a cuartos gracias a la gran actuación de Butragueño en octavos. Sin embargo, Bélgica acaba con el sueño español en la tanda de penaltis, continuando una maldición que costará romper. La Eurocopa de 1988 cierra el círculo con el que comenzó la década. Nuevo fracaso, como en 1982. España se estrena con una gran victoria ante Dinamarca, pero Italia le impide superar la fase de grupos.
Los 90 son unos años duros para la Selección. En el Mundial de 1990 solo llega hasta octavos, donde cae a manos de Yugoslavia. Ni siquiera la famosa ‘Quinta del Buitre’, repleta de talento, puede evitar el desastre. Este fracaso va seguido de otros todavía peores, pues España no logra clasificarse para la Eurocopa de 1992, ni para la competición mundialista de 1998. En el Mundial de 1994 y el torneo continental de 1996 tampoco se cumplen las expectativas. En ambas competiciones España quedará eliminada en cuartos. Con este panorama, la selección dirigida por Vicente Miera se convierte en el mayor orgullo del país al proclamarse campeona olímpica en los Juegos de Barcelona 1992. Su camino hasta la final es impecable, contando por victorias todos los encuentros y acumulando once goles a favor por ninguno en contra. En la final, ante Polonia, se presenta un partido complicado, que resuelve Kiko en el último minuto. Este oro supone la única alegría española de la década.
Con el cambio de siglo llega el nacimiento de la mejor generación del fútbol español. Camacho confecciona un equipo que ilusiona, pero al que la suerte abandona en los grandes torneos, como la Eurocopa 2000 o el Mundial 2002, donde es eliminado en cuartos. Con Iñaki Sáez, que había logrado la medalla de plata en los Juegos Olímpicos del 2000, las cosas no mejoran, pues España no supera la primera fase en la Eurocopa de 2004. Llega el turno de Luis Aragonés, el hombre que cambiará el devenir de la Selección. En la cita mundialista de 2006, el equipo paga su inexperiencia y cae en octavos. No obstante, deja buenas sensaciones y sienta las bases del juego que traerá grandes alegrías. La primera, en la Eurocopa de 2008. España maravilla con su fútbol de toque, rompe la maldición de cuartos venciendo a Italia en la tanda de penaltis y se proclama campeona ante Alemania. La derrota en la semifinal de la Confederaciones en 2009 es una mera anécdota en comparación con lo que llegará después.
Vicente del Bosque continúa el glorioso camino emprendido por Luis Aragonés. Tras una primera fase discreta, España recupera su nivel y avanza firme en el Mundial de 2010. El tanto de Villa a Portugal, el penalti de Cardozo parado por Casillas y el cabezazo de Puyol ante Alemania marcan el camino a la gran final. Holanda es la última víctima. Otra acción milagrosa de Iker y el inolvidable gol de Iniesta otorgan a España su primer título mundialista. La Eurocopa de 2012 también es para la Selección. De nuevo le cuesta superar la fase de grupos, pero otra vez alcanza la final, donde juega su mejor partido. Arrolla a Italia y consigue la triple corona. Hasta aquí llega la época dorada. La derrota contra Brasil en la final de la Confederaciones de 2013 y el fracaso mundialista en 2014, donde no pasa de la fase de grupos, vaticinan un fin de ciclo que se confirmará con las eliminaciones en octavos de final en los dos siguientes torneos: Eurocopa 2016 y Mundial 2018.