29 de junio, fiesta de San Luis Aragonés y San Fernando Torres
29 de junio, fiesta de San Luis Aragonés y San Fernando Torres

100 AÑOS DE LA SELECCIÓN. PARTIDOS PARA EL RECUERDO. (VII)

29 de junio, fiesta de San Luis Aragonés y San Fernando Torres

España rompe con su maleficio y conquista su segunda Eurocopa 44 años después del gol de Marcelino a la URSS y 26 de la final de París con el tanto de Platini a Arconada.

Llegaba la España de Luis Aragonés, es decir La Roja, como el propio técnico la bautizó, a la final del Prater después de un partido pletórico en las semifinales contra Rusia. Posiblemente su mejor actuación en muchos años, aunque los más eufóricos y veteranos llegaron a hablar incluso de las últimas décadas, un par de ellas.

España había jugado contra Rusia en semifinales uno de sus mejores partidos en años. Aquí, el segundo gol, obra de Guiza.

Ese 'partidazo' ante los rusos no había sido sino el penúltimo guiño del destino. Desde el primer encuentro, esa Eurocopa no dejó de hacer insinuaciones a Luis y sus hombres. En el primer encuentro ante Rusia fueron los tres goles de Villa. En el segundo, contra Suecia, el tanto también del asturiano en la prolongación. En el tercero contra Grecia, ya clasificados, llegó el aviso en forma de confirmación de que los teóricos suplentes estaban a la altura de las circunstancias.

Casillas estuvo soberbio contra Italia y paró dos lanzamientos en la tanda de penaltis. En la imagen detiene el lanzamiento de Rossi.

Tres veces se dio el parpadeo embaucador en los cuartos de final. Con los dos penaltis parados por Casillas y el transformado por Cesc. Y en las semifinales ya mencionadas las sensaciones fueron tan buenas que más que el penúltimo guiño parecía un 'tic' tras otro. Demasiados pálpitos para caer en la final. Y así lo interpretó el equipo que salió convencido por las palabras de un Aragonés contumaz. Alemania era grande, fuerte y alta, pero no invencible.

El once de la final de la Eurocopa 2008. De pie, Casillas, Marchena, Sergio Ramos, Capdevila, Senna y Fernando Torres. Agachados: Silva, Iniesta, Xavi, Cesc Fábregas y Puyol.

Luis comenzó el gran desafío con el mismo once que acabó la semifinal. Pruebas las justas. Ese once y su manera de entender el juego le apasionaba. Estaba convencido de la victoria. No era una pose. La mañana del partido pude estrechar su mano.

-Suerte míster… aunque no le guste que se la deseen.

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Luis Aragonés contempla el balón en el túnel de vestuarios antes de la final.

Pensaba que me iba responder con una frase muy suya. "La suerte para los malos toreros", pero estaba concentrado en sus cuitas internas. Respondió a su manera.

"Ha pasado el tiempo y hemos madurado. Si ahora tuviéramos que volver a jugar contra Francia el partido del Mundial 2006, no perderíamos. Este equipo se hubiera replegado en su campo con la ventaja, no se hubiera vuelto loco y desde el balón hubiera sabido defenderse y rematar su victoria".

La última charla del técnico antes de la final fue esclarecedora. "Del subcampeón no se acuerda nadie, nadie, nadie (tres veces). Somos mejores y les vamos a ganar. Estas finales las gana el equipo que está seguro de lo que tiene que hacer y nosotros lo estamos. No perdemos el autocontrol".

La responsabilidad y la concentración se ven reflejadas en la salida de los jugadores hacia el césped. Uno por uno. Iker Casillas con su brazalete de capitán y el banderín protocolario, Sergio Ramos, Torres, Xavi, Marchena, Capdevila, Senna, Puyol, Iniesta, Cesc, Silva… Todos forman para escuchar los himnos. Luis se mueve como un sabio enjaulado por la zona técnica.

Iker despeja de puños. El portero español estuvo todo el partido muy seguro por alto.

El arranque del encuentro fue un tanto descorazonador. Los de Low salieron versión rodillo. Le quitaron el balón a España y le arrinconaron en su campo. Los presentes más cercanos nos miramos entre nosotros. Fueron quince minutos de presión alta y de demostración física. No marcó Klose tras un error de Ramos, porque los guiños no se habían acabado. Xavi y Cesc no veían el balón. Luis mandó a Iniesta y Silva cambiar de banda. Entonces apareció Senna, el más teutón de los españoles, aunque naciera en Sao Paulo, para poner orden. De su capacidad técnica, física y táctica se valió el equipo para ganar metros. Tanto como para que Torres cabeceara al poste un centro de Sergio Ramos.

La Roja ya estaba dentro. Y se metió hasta el fondo cuando tras una larga circulación, de esas que siempre tienen un objetivo, Xavi encontró un hueco y allí mandó el balón. Torres corría con Lahm, que jugaba fuera de su posición original, en el lateral izquierdo. Parecía que el 'rubito' alemán llevaba ventaja, pero el 'rubiazo' español metió el turbo, ganó la posición por fuera y cuando vio que el mastodonte Lehman se lanzaba a sus pies, le picó el balón por encima con la derecha.

¡Gol de Torres! El tanto del 'Niño' le valió a España su segunda Eurocopa.

Ninguno supimos entonces el valor de ese gol, pero era el aviso, el parpadeo, la advertencia, la insinuación casi definitiva de que ese título tenía dueño y no era otro que la Selección. Tras soportar el penúltimo arreón germano se llegó a un descanso que Luis utilizó para multiplicar el ego de todos sus jugadores.

Cuentan que fue Luis en estado puro. Primero, como era su costumbre, dejó a los jugadores tomar aire cinco minutos. "Descansen, descansen…" Después un monólogo mientras paseaba. Ánimos, consejos, detalles con algún jugador en determinado.

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Ocasión de Sergio Ramos, que remata de cabeza alto.

El equipo volvió enchufado. Entre los minutos 52 y 55 creó tres ocasiones. Y entre el 67 y el 69, otras tantas. Unas más claras que otras, pero todas amenazantes. Hijas del dominio, de la intuición y talento que esos jugadores llevaban dentro. España debió ganar por más goles. Cierto es que Alemania pegó coletazos hasta el último pitido de Rosetti, pero la Selección había sido superior.

Ese 29 de julio ya no era en el santoral el día de San Pedro y San Pablo, era el día de San Luis Aragonés y San Fernando Torres y así lo será por resto de los tiempos. Lo que no nos podíamos imaginar que lo vivido en ese Prater a la sombra de la gigantesca noria era simplemente el principio de una trilogía gloriosa.

Los jugadores de 'La Roja' celebran la victoria. 44 años después España había conquistado su segunda Eurocopa y solo era el inicio de una etapa irrepetible.

Michel Platini, presidente de la UEFA, estaba preparado para la gran ceremonia y cerrar un ciclo. Un gol suyo a Acornada el 27 de junio de 1984 apartó a la Selección del sueño de ganar su segunda Eurocopa, después de aquella del 64. Ahora, 24 años y dos días después, entregaba a Casillas la Copa que posiblemente tenía que haber levantado el propio Arconada en el Parque de los Príncipes de París. Y para celebrarlo, Palop, el tercer portero, lucía la camiseta del portero vasco.

Los héroes celebraban el triunfo como en las grandes ocasiones. No era para menos. Todos podían estar orgullosos de su final y de su Campeonato. Casillas sumó su tercer partido consecutivo sin recibir un gol y demostró que en el juego por alto había mejorado como para que los alemanes no le intimidaran. Sergio, que entonces era un lateral de largo recorrido, se comió su banda y se acrecentó en el bombardeo aéreo. Puyol, pletórico, empequeñeció a Klose. Marchena se convirtió en el 'kaiser' con Beckenbauer en la tribuna. Capdevila pareció estar en el patio de su casa. Senna, ¡ay Senna!, achicó hacia atrás, hacia delante, abarcó campo… y todo a un ritmo impropio de un brasileño.

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Durante todo el partido Senna estuvo inmenso, en todas partes, frenando el empuje alemán e incluso tuvo ocasiones de gol.

Xavi fue Xavi. Todo está dicho. El mejor socio de todos y cada uno de sus compañeros. Cesc fue tan útil como siempre. Iniesta se movió mejor por la izquierda que por la derecha y desafió el vértigo con sus regates inverosímiles. Silva tiró diagonales y aguantó las tarascadas con la cabeza alta…

…Y Torres… Fernando se acordó del himno de su Liverpool de entonces y nunca caminó solo, Marcó el gol de triunfo, pudo marcar un segundo y viajó en una velocidad distinta a la de los dos centrales alemanes, Mertesacker y Metzelder, incluso a la de Lahm.

Los jugadores españoles mantean a Luis Aragonés durante las celebraciones por el título.

Los cambios de Luis parecieron más oportunos que nunca. Xabi Alonso porque fue una inyección de oxigeno y saber estar cuando más era necesario. Cazorla porque se apropió de la banda derecha y por allí respiró el equipo y Guiza porque hizo todo lo que le mandaron y estuvo cerca del gol.

Todos se fundieron en un abrazo con los que no jugaron la final, pero se podían sentir tan campeones como ellos. Solo Palop se quedó sin jugar. El resto había tenido su partido de gloria contra Grecia (2-1): Reina, Arbeloa, Albiol, Juanito, Fernando Navarro, De la Red y Sergio García.


El 1-4-1-4-1… y Villa

Luis Aragonés llegaba a la Eurocopa 2008 con una idea preconcebida en su cabeza. Estaba convencido de que la Selección jugaba mejor con una referencia arriba que con dos. Es decir, con un centrocampista más y un delantero menos. Esa disposición táctica era un traje a medida. El mejor escenario posible para los 'locos bajitos'. Más control, circulaciones más largas, rápidas y fluidas. Una boya muy móvil y llegadas desde la segunda línea. Incluso lo explicaba para aquel que le quería escuchar.

Villa estaba haciendo una Eurocopa magnífica hasta su lesión. En la imagen, su tercer gol a Rusia en la fase de grupos.

"Nos guste o no, cuando mejor jugamos es con uno arriba. Yo tenía esa idea en la cabeza porque con ella nos clasificamos, pero Villa acabó la temporada enorme y en el primer partido hace tres goles; ¿Qué hago, le quito? Cesc llegó de veinte días sin hacer nada porque se lesionó con el Arsenal y jugué con Villa más arriba, pero viniendo a recibir. Creo sinceramente que así somos más nosotros mismos, los cuatro del medio se adueñan del balón y no hay quien se lo quite; ajustan los pases, los cuatro tienen una visión de juego muy buena. Si el rival no tiene el balón, se cansa mucho".

Y por uno de esos azares del destino, Villa se lesionó en las semifinales contra Rusia. Curiosamente en un lanzamiento de falta que no le correspondía lanzar porque Luis desde la banda se desgañitaba pidiendo a Senna que la rompiera. Con el asturiano fuera de combate Luis se encontró con su '11' de gala y no dudó ni un segundo en alinearlo contra los alemanes.

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Fernando Torres y David Villa celebran el gol del primero ante Suecia en la fase de grupos. Los jugadores españoles acapararon los premios del torneo.

La Copa… y un puñado de premios

La Roja no solo ganó el título de campeón, también acaparó casi todos los premios individuales de la competición. La muestra más concluyente de que fue el mejor y más completo equipo del Campeonato en todas las facetas. Repasemos: David Villa, máximo goleador con cuatro tantos y Xavi Hernández, 'mejor jugador del torneo'.

Nueve jugadores fueron incluidos en el 'mejor equipo' del torneo y seis en el 'once inicial'. Entre los 23: Casillas en la portería; Puyol y Marchena entre los defensas; Senna, Xavi, Cesc e Iniesta, centrocampistas; Villa y Torres, delanteros. En el 'once': Casillas, Puyol, Marchena, Senna, Xavi y Villa.

Los hombres de Luis también acapararon los reconocimientos al 'vip' de cada partido que jugaron. Pleno. Seis de seis. Villa fue nombrado mejor jugador en los encuentros contra Rusia (tres tantos) y Suecia (gol del triunfo en la prolongación). Xabi Alonso en el tercero del grupo contra Grecia. Casillas, en los cuartos contra Italia (detuvo dos penaltis en la tanda final). Iniesta fue proclamado en las semifinales contra Rusia (exhibición de pases, controles y regates…) y Fernando Torres (gol) en la final contra Alemania.

Además de todo lo citado, los españoles encabezaron los rankings de estadísticas más convencionales. Fue la selección más realizadora (12 tantos) y la segunda menos goleada (3), solo superada por Croacia que recibió dos, pero disputó dos partidos menos; Villa fue el líder en remates (12) y Cesc compartió el primero puesto con Sneijder en la clasificación de pases de gol.

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