España fue anfitrión del Mundial 82. Todo el país esperaba lo mejor de un equipo al que le pudo la presión y no estuvo a la altura esperada. Las críticas se personalizaron en el seleccionador.
Mundial 82. España por primera y única vez asume la responsabilidad de organizar el Campeonato del mundo de fútbol. Las expectativas son máximas. José Emilio Santamaría (31-7-1929) es el técnico elegido para conducir el barco. La Selección pasa a duras penas la primera liguilla y queda eliminada en la segunda. Tremenda decepción y un hombre señalado y crucificado. Se le imputa la máxima responsabilidad. Ese hombre, con los 90 años ya cumplidos, se confiesa por primera vez después de aquella debacle. Rompe su silencio. Humano, dolorido y tremendamente sincero. Todo lo que se puede ser cuando no quiere remover mucho la historia y se niega a dar nombres propios.
-Pongámonos en antecedentes. Usted cuando llega a España, al Real Madrid, ya había sido internacional con Uruguay, había jugado el Mundial de 1954 e incluso había estado a punto de jugar el del 50 en Brasil con su ‘maracanazo’.
-Así es. En el 50 yo era muy jovencito y jugaba en el mediocampo y el titular era Obdulio Varela. Yo en mi equipo, Nacional, pasé a jugar de central y mi entrenador, Enrique Fernández, me decía que como no iba a jugar en la selección que no me dejaba ir y justo el día antes tuve que renunciar. Perdí el título de campeón del mundo por ese motivo.
-Y se toma la revancha en el 54 en Suiza.
-Sí, ahí ya fui titular. El barro nos impidió jugar la final. Jugamos contra la gran Hungría que jugaba al fútbol de locura y en la jugada que debía haber sido el 3-2 para nosotros, la pelota se paró en la misma raya de gol. Luego en la prórroga nos ganaron.
-Y ese Mundial le abre las puertas del Real Madrid.
-Sí. Hicimos un entrenamiento en el Bernabéu y el presidente, Don Santiago me preguntó si era descendientes de españoles. Le dije que sí y comenzaron los trámites que tardaron dos años. Para mí era un mundo nuevo. Vinimos mi señora y yo con un niño y después llegamos hasta siete, aunque lamentablemente se nos fue una.
-Triunfa plenamente en el Real Madrid y se le abren las puertas de su segunda Selección.
-Una satisfacción que le daba a mis padres, jugar con España. Debuté en 1958 contra Irlanda del Norte y ganamos. 6-2. Después jugué el Mundial del 62 de Chile, que nos hicieron una jugarreta con un gol anulado a Adelardo contra Brasil.
-Se retira del fútbol y en 1968 ficha por la Federación.
-Cuando me retiré del Real Madrid me quedé trabajando en la cantera y la Federación me llama para que me hiciera cargo de las selecciones juvenil y amateur. Ganamos un partido a Francia en el Parque de los Príncipes con Santillana y Guisasola, que luego jugó en el Athletic, en el mediocampo. Esa victoria dio creencia a los directivos para apoyar el fútbol base. Hicimos los Juegos Olímpicos de México 68 y el Europeo amateur de 1970 en Italia, que ganamos. Me llamó el Espanyol en 1971 y allí estuve siete años.
“Ese Mundial me dolió en el alma. No quería saber nada de nada ni de nadie”
- Y vuelve en 1978.
-Me llama Porta para mover a la gente porque aquello no funcionaba. Le propongo hacer selecciones de todas las edades, desde los sub-15 hasta los sub-21. Solo existía la sub-18. También una olímpica con tres mayores hasta 25 años. Planifico pensando en el futuro. Les gustó y así comenzamos a jugar partidos con todos los equipos y la muchachada estaba encantada. Comenzamos a conocer mundo.
- En 1980 le convencen para hacerse cargo de la absoluta… que dos años más tarde tiene que jugar nada más y nada menos que el Mundial como anfitrión.
- Yo no quería que se echara a Kubala, que estaba en el cargo. Estaba trabajando bien. Pero se quiso ir. Planificamos un partido al mes. No teníamos rodaje. En marzo del 81 jugamos en Wembley contra Inglaterra que solo había perdido un partido en casa contra Hungría en 1953 (3-6) y ganamos (1-2). Ese día me pasó algo que me marcó para más adelante. A ese viaje fueron 34 informadores españoles. Me pide Pablo Porta que tome un café con los periodistas y los directivos después de comer y antes del partido. Me pide que diga cómo íbamos a jugar. Me entró la ‘gallegada’ y me los quería comer, pero lo hice. Yo ‘podrido’ porque ya me quería ir. Le dije nunca lo había hecho pero que lo iba a hacer. Les expliqué quiénes iban a jugar, cómo íbamos a jugar, los defectos nuestros y de los ingleses, las virtudes nuestras y de los ingleses. Treinta por lo menos de ellos tenían esa sonrisita, como diciendo éste a quien va a engañar. No me estoy metiendo con los periodistas. Era lo que pasó.
Termina el partido, ganamos y nos vamos para el hotel. Llego y no veo a nadie. Solo a Porta y Havelange, (presidente de la FIFA), hablando. Yo estaba con Alejandro Vogel y le dije, esto se termina, se ha terminado ya. Tres cuartos de hora esperando y de vez en cuando Porta me miraba y pensaba éste me va a meter el puñal, por mí. Mi idea era decirle que me iba.
-Pero por qué se quería ir con un Mundial por delante y encima en España.
- Porque no tenía el apoyo que tenía que tener. ‘Querés’ creer que llegamos al avión al día siguiente, llegamos a Madrid y ni una conversación con ningún periodista. Qué es lo que pasaba, algo tenía que pasar ahí. ¡Habíamos ganado en Inglaterra…! Después de explicarles todo como se lo expliqué y luego se dio tal cual, nadie vino a preguntarme nada, ni me dirigieron la palabra. Yo no tenía el apoyo de sus compañeros de entonces. Yo pensé que ahí había algo raro.
“Hasta el 82 yo lo había conseguido todo en el fútbol”
-Quiere decir que ahí comienza el calvario que tuvo que pasar después durante el Mundial.
-La desconfianza era total. Yo no podía confiar en nadie, en quién iba a confiar. Solo hubo uno en Madrid que me dijo: “Pepe que lección nos diste”. Y yo le dije, “ninguna lección, es mi trabajo”. No tenía a nadie conmigo, ¿qué iba a hacer yo? Empezaron los procesos, luego viene el Mundial, hay cosas raras en los partidos… En el hotel de Londres le tenía que haber dicho a Porta que me iba.
-Un año antes del Mundial, la Selección hace una gira por Suramérica con seis amistosos. Una buena idea que salió mal porque fue un fracaso.
-A esa gira ya iba un poco amargado por el tema. No me gustaba mucho. En profundidades no quiero entrar. Yo con los jugadores hablaba lo normal y les daba cierta libertad para que se quitaran el peso de estar todo el día pensando en el partido. No sé si estaba mal hecho. No lo sé.
“En los partidos se hicieron cosas que yo no había marcado. Se tomaron riesgos”
- Llega el Mundial. ¿Se nota mucho que el equipo, al estar clasificado de oficio, lleva dos años sin disputar partidos de competición?
-Lo que yo noté es que se hicieron cosas en los partidos que yo no había marcado y cosas que son muy profundas y no quiero decir pero que realmente… Se oyeron conversaciones telefónicas de familiares con jugadores. Yo no. Gente del equipo. Habían pasado cosas en los partidos que no son normales. Ese fue el gran problema que hubo.
-Aquel equipo era bueno: seis jugadores de la Real Sociedad que había sido campeón de Liga esos dos años, cinco del Real Madrid, cuatro del Barcelona, tres del Sporting, que era un buen equipo… Era una selección para haber hecho algo más.
-Todo dependía de la clasificación, si hubiéramos sido primeros de grupo estabas prácticamente en las semifinales.
-El equipo lo formó sin ninguna presión, fueron los que usted quiso.
-Los que fueron eran los que estaban destacando mejor. Después, falta el temperamento de cada uno cuando se encuentra en una final y la responsabilidad que adquiere. A veces tu arriesgas a hacer cosas que no te dicen confiado en que vas bien, pero hay otras cosas que haces que no te las mandan nadie y las haces igual por tu cuenta… y claro.
- Todo comienza mal desde el primer partido contra Honduras (1-1).
-Ahí hubo una falta de confianza de ganar a Honduras que no era enemigo. Ahí se afectó el equipo. Ese empate no tenía que haber ocurrido y ocurrió. Yo les dije que no habíamos jugado lo suficiente, pero que teníamos dos partidos para clasificarnos. Lo que pasa es que después vienen las cosas que vienen y que no quiero decir porque fueron muy desagradables.
-¿En qué sentido?
-En su actuación en el campo. Hay un momento en que estás jugando y tomas una determinación sin pensar en lo que estabas haciendo. Arriesgaban. El riesgo nos llevó a perder los papeles cuando menos los teníamos que haber perdido. Y eso nos dejó colgados.
-Usted sufrió mucho, lo pude comprobar en directo.
-Sí. La verdad es que no tenía que haberlo ‘agarrado’. Había pasado ya una etapa en la Federación a nivel juvenil, olímpico y profesional y el profesional no estaba rodado para partidos más exigentes. Yo estaba convencido de lo que estábamos haciendo.
-Pero ser seleccionador cuando tu país es el organizador es la máxima ilusión que puede tener un técnico.
-No soy el único. Ha habido más seleccionadores que en su propia casa no ganaron. A nosotros lo que nos faltó fue continuidad antes del Mundial y ver que más importante que los resultados era el rendimiento de los jugadores. Faltó actividad antes de llegar con cuatro o cinco partidos que te pusieran a tono.
- ¿Qué influencia tuvo el entorno, la Prensa, todo lo que envolvía al equipo, del mal rendimiento del equipo? Usted en público siempre defendió a sus jugadores.
-Eso siempre ha sido así porque el que está en el campo es el que debe de demostrar el ochenta por ciento de sus posibilidades, el que está fuera, escribe o habla de acuerdo a su propio criterio. Conmigo había poca comunicación. Usted lo sabe de sobra. Y yo estaba donde tenía que estar. Desde que llegamos a Valencia. La Prensa no debería haber sido un problema. Con la Prensa tiene que haber un diálogo de entendimiento. Yo no puedo decir si la Prensa influyó o no porque conmigo había poco trato. No la puedo considerar como enemiga mía. La gran decepción fue que después de Wembley nadie vino a hablar conmigo.
- La presión que se vivió durante aquel Mundial no ha tenido parangón en la historia de la Selección.
-Después del partido contra Inglaterra dudé del apoyo a mi persona por parte de quien estaba en la jugada que era el público y los informadores. Me sentí tocado porque no hablaran de lo que yo les había anunciado.
-El tema de la Seguridad que rodeaba al equipo también pudo influir en el grupo. Iban con un policía detrás hasta los días de descanso.
-Al tema de la seguridad a veces se le da más importancia y jerarquía de la que debe tener. Llega el momento en el que te sientes incómodo. Estás continuamente controlado. Le entra la picaresca al jugador. Todas las pillerías que puedes hacer, las haces.
“No hablo de rencor, hablo de desconfianza. Si están contigo o en contra tuya”
- Tengo una frase suya de las pocas veces que habló del Mundial. “Me enseñaron a tener rencor”.
- ¿Yo dije eso? No. Nunca. De rencor nunca hablé. Hablo de desconfianza a las personas por qué ‘hacés’ en el campo cosas que no las has hecho nunca. Empiezas a dudar si están contigo o en contra tuya.
- En su caso se culpó mucho más al seleccionador que a los jugadores. Hubo momentos que pareció que había perdido usted solo.
-Repito. Todo eso viene del partido de Inglaterra. Si no hablan 34 personas contigo para nada, tienes que pensar que están en contra. No sé si era algo político, ni quise saberlo. Me retiré del fútbol y fuera.
-Al final cogió hasta manía a lo que había sido su vida hasta entonces, el fútbol.
-No lo cogí manía. Luego me incorporé con los veteranos del Real Madrid y con eso fui ahogando… Destapando poco a poco mí forma de pensar de que todos eran enemigos y empecé a ver gente amiga y razonable.
-¿Acepta que el Mundial le cambió la vida? Estuvo seis años que no quería ver a nadie.
-Sí, sí. Yo me fui totalmente. No quería saber nada. De nadie. No iba a los estadios. Empecé a ir cuando volvía a los veteranos, con esa labor de ayuda. Lo que tengo claro es que antes del Mundial pasaron cosas y sobre la marcha pasaron cosas y después otras. Yo como no lo vi no lo puedo decir, pero sé que en el autobús cuando yo ya no iba hubo una gran… no pelea, un enfrentamiento de boca entre dos jugadores. Después del partido que nos dejó fuera.
-Y cómo se explica que un hombre que había dedicado toda su vida al fútbol, pudiera vivir sin el fútbol. Tenía usted 53 años y había vivido el fútbol desde antes de los 20. Pareció que se fue a la luna.
-Llega un momento en que la amargura te priva de tener una confianza sobre la gente que vas a hablar. Como te falló lo que te falló en su momento, empiezas a dudar de todo el mundo. Cosa que tampoco es correcta. Pero en aquel momento fue eso. Poco a poco me fui incorporando de nuevo a hacer otra vez cosas. También tengo satisfacciones de aquel tiempo.
-No le llamaba gente para darle ánimos…
-No, no me llamó gente para hablar de eso, no. Mis amigos siempre estuvieron conmigo y como tengo una familia grande, con yernos positivos, he seguido viviendo.
“Desaparecí porque no había conseguido algo que era fundamental para todo el país”
-Usted tiene ahora 90 años, en su vida hay un antes y un después del Mundial.
-Mi vida no cambia. Yo me retiro de algo que no he conseguido. Hasta entonces lo había conseguido todo. Desaparezco porque no había conseguido algo que era fundamental para todo el país. Puede recalcar que como hijo de gallego me siento tan español como el que más. Ese Mundial me dolió en el alma, fue como para que yo no hubiera pisado más un terreno de juego. Yo no busco justificaciones. Ninguna. Era el responsable, no conseguí que el equipo… aunque los goles los hacen los jugadores, que mi mandato no llegara a los jugadores y es posible que esa fuera la equivocación.
“Simplemente no había conseguido un objetivo. La palabra fracaso para mí no existe”
-Al leer y escuchar constantemente la palabra fracaso, ¿qué pensaba?
-No leí la Prensa, ni escuché la Radio ni la Televisión durante un año después del Mundial. Pero la palabra fracaso para mí no existe. Hoy en día te sale una cosa mal y al día siguiente te salen cinco buenas. He acertado en esto o no he acertado. Hubo tres posiciones que podía haberlas metido de otra manera. No voy a dar nombres. Yo hice examen de conciencia de dónde pude equivocarme. No querer saber nada de nada me ayudó a recuperarme. Iba al estadio. Y solo me fiaba de lo que yo veía.
- Siempre presumió de ir siempre con la cabeza alta.
- Sí, yo no había matado, no había robado, no había engañado… Había contado lo que hacía. Tenía 34 personas que lo podían atestiguar, ninguno lo hizo en aquel momento. Nadie. Pero lo mismo da. Yo no sé mentir. Se me nota enseguida si estoy mintiendo. No me enseñaron de pequeño a mentir.
- ¿Qué parte de culpa se apuntó del resultado del Mundial?
- Solamente una cosa, que no acerté en la preparación antes del Mundial. ¿Por qué? Porque nos faltó contacto. ¿Por qué? Porque estaba la duda…
-Nunca intentó defenderse, hablar, dar sus razones.
-Me retiré porque no cumplí con el objetivo que tenía. ¿Por qué los que me oyeron no se acercaron a mí? ¿Había alguna consigna? Me hace pensar. No puede ser. Había algo raro.
- A usted le crucificamos por el Mundial 82, pero después pasaron 26 años hasta que España ganó un título. Santamaría no era el único que no había ganado.
- Eso ya no lo sé. Si había alguna orden especial, algún mando especial, había una política… ¿Qué quiere que le diga?
-¿Cómo vivió los triunfos de la Selección desde 2008 a 2012?
-Muy bien. Me he sentido uno más. El mero hecho de haber defendido los colores de Uruguay y España y ver que resurge lo que yo tenía en mente y no pude. Yo tenía en mente precisamente eso, mover gente para darles madurez y veteranía. Lo consiguieron con otro entrenador, pues muy bien y con otra mentalidad. Pero la raíz estaba ahí sembrada. Yo me siento participe de esos éxitos. Todas las selecciones que creamos se han rodado y han madurado. Hoy en día el jugador español sale afuera y sale con el pecho abierto, antes solo salieron los que se fueron después de la Guerra Civil a Suramérica y México. Yo soy participe aunque no me lo diga nadie.
He visto que las cosas que yo había programado entonces comenzaron a funcionar, las selecciones iban fenómeno y un día vi al presidente (Villar) y le dije, ¿tú sabes quién fue el que se inventó todo esto? Y él me dijo sí, tú. Pues no me has invitado nunca a ninguna final, le dije. Yo, todo lo que se ha ido consiguiendo después, lo doy como cosa mía, aunque nadie me elogió nada.
A balón parado
- ¿Su fútbol o el fútbol actual? Me gustaba el mío. Ahora se ha mezclado el fútbol suramericano y europeo para bien.Pablo Porta. Un hombre con vistas futuras.
- Quini. Honradez en el campo y fuera del campo.
- Juanito. La picaresca.
- Arconada. No contesto.
- Saporta. Un motor en base a Don Santiago.
- Mestalla. Bonito.
- Santiago Bernabéu. Glorioso. Cuando llegaba masticando el puro nos íbamos porque había bronca para alguien.
- El fútbol. Algo adorable que seguirá siendo adorable por todos los años que vengan.