Se impuso contra todo pronóstico a la selección danesa, doble subcampeona olímpica, gracias a un gol de Patricio Arabolaza y una defensa numantina.
Cuentan las crónicas de la época, no todas exactas y fiables en cuanto a resultados y fechas se refiere, pero casi siempre ricas en épica y costumbrismo pintoresco, que a Paco Bru, primer seleccionador español de la historia, casi le da un corte de digestión cuando se enteró de que su delantero centro titular, Patricio Arabolaza, se había dejado en su casa de Irún las plantillas de corcho que le corregían los pies planos con los que había llegado al mundo y le permitían correr y rematar como lo que era, un futbolista.
Patricio Arabolaza jugaba con unas plantillas de corcho que le corregían los pies planos.
Sin ellas, confesión del propio interesado, era incapaz de ponerse en marcha. Como en ocasiones no hay mal que por bien no venga, Agustín Eizaguirre, el portero de la Real Sociedad, que no había podido viajar con el grueso de la expedición el 10 de agosto por motivos laborales, se las llevó consigo como oro en paño el día 19, a tiempo para el estreno internacional.
Nueve días después Patricio marcaba el primer gol de la historia de la Selección. Mejor no pensar que hubiera pasado si las plantillas en cuestión no hubieran estado en los pies que tenían que estar en ese primer partido de la historia.
El primer goleador
Patricio Arabolaza Aramburu marcó el primer tanto de la selección que dio la primera victoria a España. Nacido en Irún el 17 de marzo de 1983, jugaba en el Real Unión y fue cinco veces internacional.
Amberes. Agosto de 1920. VII Juegos Olímpicos. Primeros con la participación de España en la disciplina de fútbol. Todo un logro fue formar un combinado competitivo para la ocasión. Eran tiempos en los que los intereses de las Federaciones Territoriales y de los clubes más poderosos estaban por encima de los deseos de una Federación Española con poco margen de maniobra. Entonces solo se jugaba en nuestro país la Copa desde 1903 y el profesionalismo era todavía una quimera. La Liga no nació hasta la temporada 1928-29.
Las federaciones territoriares y los clubes estaban por encima de la Federación Española.
Aún así, a las órdenes de Paco Bru, se alistaron los primeros 21 jugadores que iban a defender al fútbol español en una competición internacional. Ellos son los pioneros de esta Roja ahora centenaria. Mayoría de futbolistas vascos, 15, ocho vizcaínos y siete guipuzcoanos, más tres gallegos y tres catalanes. Por clubes: cinco de la Real Sociedad; cuatro del Athletic; cuatro del Barcelona; tres del Real Vigo; dos del Arenas; dos del Real Unión y uno del Racing de Ferrol.
El primer capitán
José María Belausteguigoitia Landaluce, nacido en Bilbao el 3 de septiembre de 10989. Centrocampista del Athletic, su pañuelo ajustado a la cabeza con cuatro nudos, era su gran seña de identidad.
La fecha señalada para el debut, el 28 de agosto. El sistema de competición, diseñado por encargo del Comité Olímpico Internacional a un tal Bergvall no podía ser más complejo. El objetivo no era otro que la competición futbolística se ampliara en el tiempo lo más posible.
Así, por un lado, de salida, los 14 participantes -Polonia y Suiza se retiran antes de jugar- comienzan luchando por la medalla de oro. Los perdedores de la primera eliminatoria no quedan eliminados directamente, sino que se reenganchan a una competición paralela a la lucha por el primer puesto del podio, en la que todavía pueden optar a la plata y el bronce. Ocho cabezas de serie por lo que España, que debutaba, sí o sí tenía que enfrentarse a uno de ellos. Le toca Dinamarca, doble subcampeón olímpico en Londres 1908 y Estocolmo 1912.
Dinamarca era favorita después de conquistar la plata, por detrás de Gran Bretaña, en los dos juegos anteriores.
El rival. Con 35 partidos disputados desde su estreno en 1908, la selección danesa era clara favorita. Le avalaban 26 victorias, dos empates y solo siete derrotas y algún jugador que otro que ya ejercía de profesional en el fútbol inglés. Curiosamente ese primer encuentro no se jugó en Amberes, sino en las cercanías de Bruselas, en un paraje espectacular en pleno bosque, donde se encontraba el estadio La Butte perteneciente al club Saint Gilloise, fundado en 1897.
El primer seleccionador
Paco Bru lo fue todo en el incipiente fútbol español: jugador, árbitro, entrenador y directivo. Jugó en el Internacional, Barcelona y Español entre 1902 y 1916. Entrenó a la selección española en Amberes y después a Español, Madrid, Girona y Granada.
Dos catalanes, un gallego y ocho vascos forman el primer once inicial de la selección. El partido comienza a las 14,30 y una llovizna persistente ameniza a los contendientes. Dinamarca toma el mando. Sus jugadores se sienten más fuertes y mejores. Desconocen realmente el potencial de España. Nunca habían podido verle jugar.
Los sistemas de juego son idénticos. Entonces todos los equipos y las selecciones partían del 1-2-3-5. Ricardo Zamora comienza a entrar en acción. En una contra marca España. Jugada de Pagaza por la derecha, centro y remate de Patricio. Gol anulado por claro fuera de juego. Esa acción anima a los hombres de Bru que van perdiendo poco a poco el respeto al enemigo.
Un disparo, potente, pegado al poste derecho de Pagaza abrió la puerta a la primera victoria de España.
Tras el descanso, a los 10 minutos, salida fulgurante desde atrás de Belauste, apertura a la banda derecha donde Pagaza ya hacía estragos. Remate del extremo que Hansen, el portero danés, se quita de encima como puede. El balón vuelve a Pagaza que finta el remate y termina pasando a Patricio. El disparo de éste, potente, pegado al poste derecho, según las crónicas de la época, acaba en gol. El primero de la historia de la Selección. Hasta el final del partido el ataque danés alcanzó la categoría de asedio. Su central Middleboe, que era profesional en el Chelsea, se colocó de delantero centro y según cuenta el propio Zamora en sus memorias publicadas en ABC años más tarde, le hizo todas las perrerías que se le pueden hacer a un portero. Desde agarrones de la camiseta a empujones. Al final, sin embargo, le estrechó cortésmente la mano y le felicitó por su actuación, mientras sus compañeros le llevaban en hombros hasta el vestuario.
El suplicio de los últimos minutos sirvió para valorar la pasta de ese equipo en formación. Jugó un buen rato con un hombre menos por la lesión de Samitier, que estuvo diez minutos en el vestuario y volvió al césped con un aparatoso vendaje. También Otero acabó absolutamente cojo y esos inconvenientes obligaron a reajustes tácticos. Belauste acabó como un tercer defensa y Sesúmaga ocupó su zona en el centro del campo. Primer partido, primera victoria.
El primer uniforme
El uniforme de todos los deportistas españoles en los Juegos de Amberes fue elegido por el presidente del Comité Olímpico Español, Marqués de Villamejor. Camiseta roja con un león rampante en el escudo, pantalón blanco y medias negras con vuelta amarilla.
Sobre la marcha, en el debut contra Dinamarca, el equipo de fútbol cambió el color de su pantalón del blanco al azul para no coincidir con el blanco de los rivales. La camiseta reserva en previsión de igualdad de colores estaba diseñada en azul oscuro.
El león del escudo
La presencia del león rampante en el escudo causó en su momento un buen revuelo. Parecía una copia del escudo de Bélgica, la anfitriona. La única diferencia era que en el belga, el león dorado iba sobre fondo negro y en el del equipo español el fondo era rojo. De hecho cuando España se enfrentó a Bélgica el público local desaprobó con silbidos que los nuestros lucieran un escudo tan parecido.
Con el tiempo se supo que la presencia del león rampante podría haber sido un guiño a la historia y al mismísimo Rey Alfonso XIII. Amberes estaba situado en el antiguo Condado de Brabante en cuyo escudo lucía un león en amarillo sobre fondo negro y en el escudo personal del Rey, como Duque de Brabante, también aparecía.