Zubizarreta: "Hacíamos todo lo que podíamos, pero no ganábamos"
Zubizarreta: "Hacíamos todo lo que podíamos, pero no ganábamos"

100 años de la Selección Española: los grandes protagonistas (XII)

Zubizarreta: "Hacíamos todo lo que podíamos, pero no ganábamos"

Su gran personalidad le permitió mantener y engrandecer la saga de grandes porteros vascos con un estilo sobrio y característico. Fue el primer internacional en llegar a los 100 partidos.

Discípulo de Iribar, relevo de Arconada, Andoni Zubizarreta (23-10-1961, Vitoria) fue una institución en la Selección. Cuatro Mundiales, tres Eurocopas y 126 partidos le contemplan. Además, mantiene el record de encuentros jugados en la Liga (622).

-Usted tiene el privilegio de ser el primer jugador español en llegar a los 100 partidos con la Selección.

-Son situaciones que no valoras cuando te pasan. Pero a la larga son cifras que te hacen pensar en la carrera que has tenido. Ahora ya hay unos cuantos jugadores con 100, pero entonces no los había y parecía un número como muy inalcanzable. Ocurrió en Armenia, en un estadio que no era nada del otro mundo. Por otro lado me pareció bien el escenario porque eso es el fútbol. En campo como esos, populares, con la gente encima, es donde empiezas, Un día juegas allí y otro en un gran estadio. Fue especial porque era único.

-Casi más casual Ereván que en Wembley.

-Hombre… Iker igualó mi record en Wembley. Si yo hubiera llegado a los 100 en Wembley contaría la historia de otra manera. Ereván me pareció un sitio natural. Para jugar la final de la Eurocopa tienes que ganarte la clasificación en esos campos. Malta, Chipre, Luxemburgo, Liechtenstein… países sin tanto glamour. Me pareció bien desde ese punto de vista.

- También superó la marca de partidos consecutivos: 86. Desde el segundo, el 26-5-85 hasta el 2-6-94 que no juega contra Canadá. Clemente pone a Cañizares que tenía que jugar el primer partido del Mundial 94 contra Corea porque usted estaba sancionado tras la expulsión en el España-Dinamarca que nos da la clasificación.

-Esa no la sabía. Viene incluido en la parte de que los porteros cuando jugamos tenemos más continuidad. Lo mismo que cuando no jugamos, no jugamos. Me pasó cuando Luis (Arconada) era titular y yo sabía que no tenía ninguna posibilidad de jugar. Aún así, no es normal disputar tantos partidos seguidos. Hubo, además, seleccionadores diferentes: Muñoz, Suárez, Miera y Clemente. Esa racha refleja lo que es mi carrera. No he tenido lesiones, ni expulsiones. Eso favorece esa continuidad. Ahora sería mucho más difícil. Se cuenta más con los otros porteros y se da más oportunidades.

-Debuta contra Finlandia en enero del 85. Ya llevaba tres temporadas y media de titular en el Athletic. Tenía 23 años… Le cuesta hacerse con el puesto, vamos.

-Sí. La situación era muy clara. El titular era Luis y ya estaba. Ni se me ocurría que yo pudiera serlo. Jugaba en la sub 21 y ya me parecía excepcional. Estuve de suplente en la Eurocopa de Francia del 84 y era como un regalo.

Zubizarreta y Arconada en un entrenamiento.

-¿Cómo fueron aquellos años a la sombra de Arconada?

-Tampoco era a la sombra… Con Luis, además de él ser de la Real y yo del Athletic que siempre tiene una pequeña connotación, la relación era buena. De él aprendí que había que competir hasta en el entrenamiento más pequeño. Que esto no era jugar dos partidos. Era entrenarse y trabajar cada día y demostrar que si querías ser titular el día del partido, había que currar toda la semana. Eso en el campo y fuera, él era el capitán y ves como da la cara por el grupo y aguanta la presión que se focalizaba en él. Luis asumía la responsabilidad dentro y fuera. Para mí día a día era un aprendizaje. Hablar, hablar no hablábamos mucho. Si acaso del calentamiento, cómo le gustaba. Luego estaban las manías que tenemos cada uno. El color de los jerséis. Esas cosas especiales de los porteros que ser las contamos a los que son como nosotros. Tampoco era cuestión de hablar de ciertas cosas de la portería. Cada uno tiene su estilo y su forma de ser y jugar. Al final éramos competidores. Yo aceptaba que Luis era el titular y me parecía lo más lógico del mundo, pero cuando llegaba el entrenamiento, intentaba estar al mejor nivel, y eso motivaba que él estuviera al mejor nivel.

-A su lado aprendió a ser capitán… Una faceta en la que usted destacó especialmente más adelante.

-Aprendí cosas dentro del campo, la personalidad, el carácter, la forma de jugar, cómo ponía los tacos de sus botas, qué espinilleras y guantes usaba. Me interesaba todo. Y después fuera, como daba la cara ante la Prensa en los buenos días y en los malos. En esa faceta él ejercía siempre. O cuando había que negociar las primas. Aprendí, en resumen, la asunción de la responsabilidad. Que la responsabilidad no es una parada, una acción, sino que es mucho más y empieza desde que llegas al partido, durante y después.

-Pasó un poco inadvertido que estuvo de suplente en el 12-1 a Malta. Arconada, lesionado y Buyo fue titular.

-Fue mi primera convocatoria oficial con la A. Durante los 10 días de concentración en Alcalá de Guadaira cuando escuchaba que podíamos marcar 11 goles a Malta, me parecía una locura.

-En la primera Eurocopa de Francia como tercer portero era un poco ver, oír y callar.

-Veníamos de la final sub-21 que perdimos contra Inglaterra. Francisco, Roberto, Butragueño y yo. Estaban los Acornada, Gordillo, Camacho, Santillana… que llevaban muchos kilómetros recorridos. Se trataba de aprovechar la oportunidad y tener las orejas bien abiertas para aprender de todas las cosas que pasan, de los porqués. Puro aprendizaje.

-Debut contra Finlandia. Amistoso. El Rico Pérez de Alicante. Entra tras el descanso.

-Después de la comida, en el ascensor, Luis me dijo ‘hoy vas a jugar la segunda parte’. Supongo que el entrenador lo había hablado con él porque entonces si eras titular eras titular, como después pasó conmigo. No se solía cambiar de portero. No había costumbre. Yo jugué de azul porque Luis jugaba de azul. Había poco que rascar. Estaba convenientemente nervioso. Era sustituir a un mito de entonces. En el fútbol nuestro fue el portero que decidió jugar con unas medias de distinto color del resto del equipo, que en aquellos tiempos parecía un sacrilegio. Hubo generaciones de porteros que jugaron con esas medias por él. Arconada era mucho Arconada, mucho portero. Además era mi primer partido. Era un objetivo, una ilusión, pero también una responsabilidad ¡Ojo no la caguemos! Lo mismo que la primera vez que jugué con el Athletic.

Zubizarreta, Arconada e Iribar.

-Siempre ha reconocido que la Selección siempre estuvo en su cabeza, desde muy joven.

-Tenía una explicación. Para mí, sin olvidarme de otros porteros, la Selección era Iribar, que siempre fue mi ídolo de referencia y después Acornada porque era más cercano y tuve con él una convivencia. En el País Vasco la posición de portero siempre tuvo un peso especial, enorme. Después de todo eso jugar en la Selección era cumplir con las expectativas.

-Todos los que han tenido el record de internacionalidades hasta Camacho, a quien usted supera, habían sido porteros. Zamora, Iribar, Arconada, luego Casillas. Solo dos jugadores de campo con Sergio ahora.

-Los porteros tenemos más continuidad que los jugadores si nos respetan las lesiones. Luis sin la lesión de rodilla posiblemente hubiese jugado muchos más partidos y hubiera llegado al Mundial de México 86 que yo jugué. En la portería hay una línea que conduce desde el fútbol más antiguo al más actual.

-En su época, desde bien jovencito, en la Selección, en los Campeonatos importantes pasaban muchas cosas y no puramente futbolísticas… Era la casa de los líos.

-Ja, ja, ja… Yo venía del Athletic, que era un club muy ordenadito. Lo que se discutía se hacía en casa. No dábamos mucho que hablar fuera. Hubo de todo es verdad. En el 84, el preparador físico que se va después del primer partido, las reuniones que hacíamos los jugadores después de las charlas de Muñoz, la discusión de las primas… Si me hubiese pillado el Mundial de México sin haber vivido la Eurocopa de Francia me hubiesen sorprendido más cosas. Había una especie de trayectoria que te ayudaba a poner en perspectiva todas las situaciones. En el 86 hubo de todo. Desde lo de los hoteles, hasta el punto de compartir con Dinamarca el de octavos, a los campos de entrenamiento, las comidas, la publicidad… Fue una concentración larga que dio oportunidad para muchas cosas. Dentro del grupo había dos generaciones y dos mundos muy diferenciados. Los que llegábamos de los sub 21 y la quinta del Buitre y los más veteranos. Aun así, juntamos un buen equipo, que venía de ser finalista en la Eurocopa y la pena fue que nos quedamos como siempre en cuartos. Fue un Mundial con muchas cosas en el campo y muchas cosas fuera del campo.

- Cuatro Mundiales, tres Eurocopas… ¿Con cuál se queda?

-Me quedo con Italia 90 y EEUU 94. En el primero teníamos un muy buen equipo, con muchas cosas por hacer y nos quedamos colgados contra Yugoslavia. Siempre me quedé con la sensación que teníamos mucho para haber hecho más. En Estados Unidos, incluso, fue todo más injusto. Competíamos bien. Nadie quería jugar contra España porque sabían que podíamos ganar a cualquiera, aunque nos quedáramos siempre ahí.

-Mundial 98.

-Yo tenía pensado que esa era mi última temporada de profesional salvo que me saliese en el último momento una aventura en Inglaterra. En octubre le dije a Javi (Clemente) que llegaría hasta el Mundial y me iba. Él no se lo creyó. Yo tenía en mi cabeza la experiencia de Zoff que se retiró en el Mundial de España siendo campeón del mundo. Teníamos otra vez un buen equipo. Veníamos de hacer también una gran Eurocopa de Inglaterra. Pensé que Francia era un buen país para jugar, ganar y retirarme.

“Me gustaba anticipar una décima la jugada, en el gol de Nigeria me adelanté un segundo”

Zubizarreta

-Y entonces llega el gol de Nigeria.

-Todo empieza mal. Nunca había estado lesionado y llego con molestias. No es una disculpa pero es una realidad que entonces no se supo con exactitud. Tenía confianza en que estaba bien para jugar. Luego llego el gol. Una de las cosas que yo hacía muy bien como portero era la lectura anticipada del juego, anticipar el movimiento y eso me permitía estar una décima de segundo antes y resolver las cosas sin tener que hacer grandes paradas. En esa jugada lo que pasó es que no me anticipé una décima, me anticipé un segundo. Y en ese segundo pasó todo lo que pasó.

- Usted un día me definió los errores de un portero como un accidente de trabajo.

- Ja, ja, ja… No deja de ser verdad. Cuando alguien en el trabajo se equivoca en algo tiene un error. Lo que pasa es que los de los porteros son muy evidentes. Hay pocas formas de esconderte. La cuestión viene después del accidente de trabajo. Hay que asumir la responsabilidad de esos errores. Cuando un portero se equivoca es muy evidente y luego intentas explicarlo. El día de Nigeria no te puedes poner a buscar disculpas, que el jugador de Nigeria no quería chutar… Al final fue gol. El problema fue mío. Hay que aceptar que te has equivocado y a partir de ahí salir del accidente de trabajo. Yo solía decir siempre: vale ya ha pasado. Minuto diez. Te han metido un gol por tu culpa. Ya está. Hay que seguir jugando los 80 minutos siguientes como si eso no hubiera pasado. Eso era lo más importante. Luego ya en el vestuario pensarás que pasó en esa jugada. Eso, ver en el marcador que pierdes por ese gol, y mantener la concentración es enormemente difícil para un portero.

“Los fallos de los porteros son accidentes de trabajo, pero tan evidentes que no puedes esconderte”

Zubizarreta

-Lo que ocurría es que como usted fallaba tan poco, era tan regular, cuando tenía un error parecía más voluminoso que el de los demás.

- Eso suele pasar con los porteros grandes, lo que no quiere decir que yo haya sido un portero grande. Le pasó a Arconada en la Eurocopa 84. Hizo una competición de enmarcar, de enseñarle a los chavales y decirles jugar de portero es esto, no hay nada mejor. Pues la gente solo se acuerda del gol de falta de Platini, que incluso ha dicho que le dolió el gol a él. Y luego hay momentos, como pueden ser los Mundiales que concitan la atención, y eso es lo que te queda en tu carrera. En mi caso fue al final y no tuve oportunidad de revancha.

-Y también tuvo que convivir con el trauma de que no paraba penaltis.

-Sobre todo con la Selección. Bélgica en el 86 nos elimina por penaltis y se empezó a decir eso. Luego fuimos a Italia 90, me tiraron dos y no me metieron ninguno, pero entonces nadie dijo lo contrario. Los elementos de la crítica siempre están ahí. Cuando estás en el escaparate de un club grande o de la Selección siempre hay algo que no haces bien o alguien que te busca algo. Es un puesto muy exigido, eso ya lo llevamos puesto.

-Y la despedida en solitario.

- Le había prometido a Clemente que la última camiseta sería para él y al acabar el partido fui a dársela y no la coge. No se lo creía… Venga, venga, esto que es, me decía. Le recordé que ya se lo había dicho. Y luego decido salir fuera porque quería estar un rato conmigo mismo. Ya lo había hecho el último día en San Mamés, en el Camp Nou, en Valencia… Quería disfrutar de mi último ratito con la Selección. Salí por el túnel del campo del Lens y al final había un banco y un gran árbol y allí pasé mis últimos diez minutos como jugador en activo porque luego cuando leí la nota de despedida a la Prensa ya era un jugador retirado.

-¿Mejor recuerdo con la Selección?

-Contra Inglaterra en Wembley en la Eurocopa 96. Jugamos un partido impresionante. Ver en la última media hora a la afición inglesa pidiendo a sus jugadores que resistiesen atrás no es algo muy normal. Me pareció un partido de ‘chapeau’. Soberano en un estadio extraordinario. Fue un partido de fútbol con todo lo que debe tener. Nos faltó ganar. Una pena. Pero eso en el fútbol también pasa. Y también guardo un gran recuerdo del primer partido del Mundial de México 86 contra Brasil en el estadio Jalisco. Perdimos 1-0. Con el VAR hubiéramos empatado. Yo tenía el recuerdo del Brasil del 70 que jugaba en el Jalisco que era como el jardín de su casa. Estar allí 16 años después para jugar contra ellos. Aquello me pareció un sueño. Tampoco ganamos.

- El peor partido, el peor recuerdo.

-Los últimos 20 minutos del partido de Lens, sabíamos que ya no nos clasificábamos, que era mi último partido de todo. Me dio tiempo a pensar muchas cosas. La sensación de pensar, otra vez para casa. Como en México, como en Italia…

“Puede que nos faltara un poco de convicción en nosotros, la que da el ganar, como pasó después”

Zubizarreta

-Y con el tiempo, usted que es un hombre reflexivo, tiene alguna explicación lógica a lo que le pasaba a la Selección… El jugar como nunca y perder como siempre.

-No. Simplemente pasaba. Siempre pienso en la Eurocopa 2008, partido contra Italia y llegamos a los penaltis. Un partido normal, 0-0, sin mucho juego. Podíamos haber perdido o ganado. Se llega a los penaltis. ¿Ahora qué? En esa tanda ganamos porque teníamos un portero que paraba penaltis como Iker (ja, ja, ja…) y ahí parece como si se rompiese algo sicológico. Tuve esa sensación y conociendo a Luis Aragonés sé que algo hubo en ese tipo de cosas sicológicas. Pero nada más.

Pensé en el partido de Inglaterra del que hablamos antes. En mi época siempre nos íbamos a casa con la sensación de que no nos habían ganado, sino que habíamos perdido nosotros, que son dos cosas diferentes. Pero por ejemplo en Inglaterra habíamos estado al nivel del mejor…

¿Qué nos faltaba? Supongo que un poco de convicción en nosotros mismos. Los equipos que ganan están luego más convencidos de que pueden ganar. Y España precisamente lo ha demostrado. Le ha pasado. Ganas y te sientes fuerte en los momentos de duda, en las tandas de penaltis, en los unos contra uno. Es el convencimiento de poder hacerlo. Y ahí pudimos fallar. Nosotros probamos todos esos años muchas opciones, muchos estilos y las piezas encajaron a partir del 2008 y a partir de entonces tuvimos unos años excepcionales. No suele ser habitual ese tipo de dominio en el mundo de selecciones. Puedes ganar una Eurocopa o un Mundial, pero no tres seguidos.

“Me volvía siempre a casa con la sensación de que perdíamos nosotros, que no nos ganaba nadie”

Zubizarreta

- ¿Y no pensaba nunca qué tenían esos jugadores que no habían tenido los de su generación?

-Nunca he pensado en eso. Cuando nosotros volvíamos en el avión hablábamos, le dabas vueltas, que no hemos hecho. De lo que nunca tuvimos ninguna duda es que habíamos hecho todo lo que podíamos, sabíamos en todos los aspectos: entrenamientos, preparación de partidos… Luego no ganábamos y no se puede dar más vueltas. Ellos encontraron ese momento, esa situación y a partir de ahí ganaron. Era un grupo que venía de ganar el Mundial sub-20, más las experiencias en sus clubes con el Madrid y el Barça dominando Ligas y Champions y eso se tiene que notar. Yo creo que además puede haber habido una especie de herencia. Nosotros pasamos a la generación de Raúl lo mejor que sabíamos y las pequeñas cosas en las que nos podíamos haber equivocado y ellos a estos que han ganado. A lo mejor algo ha influido.

- ¿Y cómo se contempla a los jugadores que logran lo que alguien como usted ha perseguido durante tantos años?

-Con simple alegría, la de cualquier aficionado. En 2008 estuve en el Prater. En ningún momento tuve pensamientos negativos de que nosotros no lo habíamos hecho. En el Mundial yo empiezo a trabajar en el Barcelona y muchos de esos jugadores lo han ganado. Te alegras de los goles de Puyol, de Iniesta…

- Después de tantas experiencias y sinsabores con la Selección, cuál es el balance. ¿Le valieron la pena esos 13 años?

-Sí. Claro que me han merecido la pena. Era algo que nunca te imaginabas de pequeño. Estar en la Selección y jugar Eurocopas y Mundiales significa que estás a la altura de lo que se exige en esas competiciones. La vida se vive hacia delante, no hacia atrás. Estoy satisfecho de todo lo que he logrado. No le doy muchas vueltas. Eso no te hace mejor que nadie. Te hacer haber sido un buen profesional. He estado a las alturas de las expectativas que yo me he marcado. Claro que me hubiese gustado ganar algo, es obvio.

- En la Selección nunca llegó a tener entrenador de porteros.

-Nunca. No se daba entonces. En el Athletic tenía a Ángel (Iribar) que para mí fue muy importante. Cuando fui al Barça no había porque Cruyff no lo consideraba oportuno. En el Valencia con Luis tuve a Abelardo. Además, dio la casualidad de que seleccionadores como Luis Suárez o Clemente disfrutaban chutando a los porteros y trabajamos con ellos directamente.

- Lo que aprendió del estilo de juego de Cruyff en relación a la portería, le sirvió también para la Selección: juego con el pie, posición más adelantada…

- Sí, aunque Javi y Cruyff contemplaban el fútbol desde distinta manera, sí me servía porque con Clemente la Selección tenía también una gran riqueza táctica y había veces que aprovechaba lo que hacíamos en el Barça. Además tenía muchos compañeros de equipo que estaban en la Selección. Me servía en el posicionamiento cuando no teníamos el balón, cuando estaba muy arriba y me podía adelantar y anticipar.

Sus cuatro seleccionadores

Miguel Muñoz. Su primer seleccionador

La sabiduría de conocer el mundo del fútbol y a los jugadores. Tenía tranquilidad para gestionar los conflictos desde su experiencia. No se alteraba. No es que no viera los problemas. Los veía y los gestionaba a su manera, con su mano izquierda.

Vicente Miera. Poco tiempo

La fase de clasificación para la Eurocopa 92 que es a la única que no llegamos. Era el entrenador de campo de Muñoz. Más próximo desde el terreno de juego. Le tocó un momento muy difícil: la transición entre generaciones.

A Luis Suárez le conocía desde los sub 21…

Nos conocía a todos desde muy jóvenes, antes de ser titulares en nuestros equipos. Tenía un sentido del juego que iba muy bien a nuestras características. Encajaba muy bien. Quería el fútbol alegre. Fue la primera vez que viví que el seleccionador era muchísimo más famoso que los jugadores. Sobre todo en Italia. Los autógrafos se los pedían a él, no a Butragueño, a Míchel ni a mí. Era el fútbol, respiraba fútbol. Todo lo explicaba como él había sido como futbolista. Juego de ataque con un ligero toque italiano. Teníamos mucha complicidad con él. Con los capitanes siempre buena relación. Todo iba muy fluido también fuera del campo, por eso digo que ese Mundial podía haber sido el nuestro.

Con Clemente jugaban Zubi y diez más

-Eso lo decían también cuando comencé en el Athletic. Le conocí muy joven. Él era un tótem en el club y yo un chico que empezaba, pero en la selección era un poco al revés. Yo ya llevaba muchos partidos y conocía mejor el entorno del equipo y de la Federación. Siempre nos llevamos bien porque nunca intenté hacer de entrenador, ni le hablaba del juego. Lo que intenté fue explicarle todo lo que había aprendido allí los años anteriores. Lo que había aprendido de Arconada, de Camacho… Cuestiones de organización, de concentraciones, de gestión. Poner a su servicio que la Selección era diferente. Con él fue con el único seleccionador que tenía la posibilidad de discutir y de tener puntos de vista totalmente diferentes y decírselos sin ningún tipo de problema y él decirme a mí las cosas sin ningún problema. Salíamos de la habitación donde habíamos discutido y nos íbamos a trabajar al campo como si no hubiera pasado nada. Luego él hacía lo que creía conveniente, claro.

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