Marcelino: "Luis Suárez era nuestro Xavi, Lapetra era Iniesta"
Marcelino: "Luis Suárez era nuestro Xavi, Lapetra era Iniesta"

100 AÑOS DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL

Marcelino: "Luis Suárez era nuestro Xavi, Lapetra era Iniesta"

"Teníamos un equipazo para haber ganado también el Mundial 66, pero el Gobierno impuso jugadores al seleccionador. Me lo dijo él mismo".

La Selección estaba a punto de cumplir los 44 años y la plata de Amberes (1920) quedaba ya muy lejos. Final de la Eurocopa 64. Esa tarde-noche en el Bernabéu Marcelino Martínez Cao (29-4-1940) marcó el gol de su vida. El de la victoria ante la URSS. La historia de la Roja no se entendería sin aquel tanto y este protagonista.

Cinco décadas largas después en su Ares natal, en el restaurante Textura, propiedad de Tete, su señora esposa, Marcelino saca su disco duro particular y repasa su vida como internacional con una memoria digna de tener en cuenta.

Así fue su mítico gol

Le llegó un centro de Pereda desde la derecha (suele verse una imagen trucada en la que centra Amancio, porque el nodo, que no tenía la jugada, la montó con ese truco), a media altura. Marcelino se agachó, giró el torso y el cuello y percutió fuerte el balón, desde unos doce metros, a la cepa del palo izquierdo de Yashin, que ni se movió.

-Antes de entrar en materia y hablar de su gol, preséntese en sociedad para las nuevas generaciones que no le vieron jugar. ¿Quién era Marcelino?

-Marcelino era un delantero que creó la delantera de los cinco magníficos en el Zaragoza y que formó parte de la Selección que fue campeón de la Eurocopa del 64 y que tuvo la suerte de marcar el gol que nos dio el título a todos. Aquella hazaña fue del equipo, no solo de Marcelino.

-¿Y cómo jugaba, cuál era su estilo, qué clase de delantero era?

-Yo no era un delantero centro al uso, jugaba por las bandas, bajaba al centro del campo, me gustaba jugar. Marcaba goles, soy el máximo goleador de la historia del Zaragoza, pero hacía más cosas. Antes de jugar de ‘nueve’ fui extremo, interior… Yo daba casi más goles de los que marcaba. Era un creador, además de un rematador. Yo no me quedaba en el punto de penalti. Remataba viniendo desde atrás.

“Me hice futbolista en la playa y tenía unas condiciones físicas bestiales. Corría los 100 metros en menos de 11 segundos y mi salto era de tres metros y pico”

Marcelino

-Sus comienzos fueron en la playa…

-Sí. Lo que hacíamos todos aquellos chavales de Ares es ir jugar a la playa cuatro o cinco horas después de salir del colegio. La ventaja que tiene jugar en la playa es que al ser la arena blanda y dura, las condiciones físicas que consigues son bestiales. De la playa pasé al Racing del Ferrol en Segunda. Jugué unos partidos en el Galicia de Mugardos, pero el Racing ya me conocía de la playa y me tenía visto para fichar. Yo estudiaba en el seminario y lo dejé. Mi madre se llevó un disgusto enorme porque quería que fuese cura. No quería que jugase al fútbol. Yo jugaba como amateur y comencé a estudiar ingeniero industrial. En el Ferrol estuve un año escaso.

-Dicen las crónicas de la época que su mejor arma, además del remate de cabeza, era la velocidad.

-Sí, en el Zaragoza jugué el primer año como extremo derecho. En diez metros Gento y yo andaríamos a la par en cuanto a la velocidad, pero en 40 metros la mía era superior. Yo aguantaba hasta 60 metros al máximo. En 100 metros hacía un poco menos de 11 segundos… en las clásicas zapatillas de tenis. Saltaba de cabeza sobre tres metros y pico.

-Hablemos de su remate de cabeza, su gran especialidad, que le permitió marcar ese gol que forma parte sublime de la historia del fútbol español.

-El juego de cabeza es muy difícil y casi está en extinción. Los dos grandes rematadores de cabeza en los que yo me fijé y eran mis maestros fueron Zarra y César, que luego fue mi entrenador en el Zaragoza. Ellos fueron los mejores del mundo y después, estoy yo. Después de mí no creo que nadie llegara a mi altura.

-¿Cuál es el secreto del remate de cabeza?

-Yo creo que se nace con ese don. Me ayudó mucho jugar en la playa descalzo. Jugábamos el vóley con la cabeza. Pero lo mío creo que era también genético porque los demás niños también jugaban a lo mismo y no saltaban igual que yo. No jugué federado ni en infantiles, ni en juveniles. Cuando me hicieron las pruebas médicas para fichar por el Racing, el médico me hizo repetir diez series de las pruebas por las pulsaciones tan bajas que daba. Se extrañaba que diera 38/40… Le pregunté por qué yo tenía que hacer tantas series y no me quiso contestar.

Años después ese mismo doctor dio una conferencia en Zaragoza a la que acudí y le pregunté por las pruebas médicas que me había hecho años antes y me dijo que estuvo a punto de darme inútil para el fútbol porque no era normal mi poder de recuperación. Pensaba que podía tener una lesión de corazón. No era normal tener las mismas pulsaciones en reposo y después del esfuerzo. El hecho de jugar cinco horas en la playa había influido en mí poder de recuperación aunque para mí era como estar cinco horas jugando al tute,

-¿Y el secreto del salto que con tanto celo guarda, cuál era?

-Tenía mucha potencia de salto, se ve en las fotos y en las imágenes de mi época. Mi secreto era que no saltaba recto, saltaba inclinado y luego echaba el cuerpo hacia atrás para tener siempre el balón delante de mí y elegir la dirección que quieres dar al balón. El secreto está en el juego de cintura, sin juego de cintura no hay remate de cabeza. Yo siempre apuntaba a la raya de la portería, ahí el portero sufre muchísimo. Ya no le da tiempo a reaccionar. Así pasó en el gol de la Eurocopa. Yashin está parado porque no ve el remate hasta que lo tiene encima.

“En aquellos tiempos era el mejor rematador de cabeza del mundo, pero no era un delantero al uso, me gustaba también crear juego”.

Marcelino

-¿Por qué piensa que se ha perdido el gran rematador de cabeza?

-Porque es así y además desde hace tiempo. No hay ni un Marcelino. En mis tiempos se decía que yo era el mejor rematador del mundo. Jackie Charlton, contra quien jugué con el Zaragoza, dijo después del partido que nunca un futbolista de 1,72 le había ganado las acciones por alto. Me dijo que parecía que tenía muelles en las piernas. Le sacaba medio cuerpo saltando y él tenía 1,98.

-¿Las lesiones le retiraron con 29 años?

-Sí. No podía más. Cuando eres el goleador de un equipo del que eres un cuarenta por ciento, todos los palos son para ti. Yo era quien marcaba los goles. Todos los partidos me ponían un tío para mí solo. Me pegaban muchas patadas. Me seguían hasta los vestuarios. Tal cual.

“Me tuve que retirar con 29 años, me cosían a patadas. Un día Gallego, que me marcaba, me siguió hasta mi vestuario y se metió en el baño conmigo”.

Marcelino

-¿Cómo?

-Como se lo digo. No solo estaban pegados a mí los 90 minutos sino que un día Paco Gallego, del Barcelona, estaba tan obsesionado conmigo que al finalizar el primer tiempo, subíamos por las escaleras de los vestuarios, a la derecha estaba el mío. Entré, me fui al baño y allí que me lo encuentro a mi lado. No se había dado cuenta y allí estaba yo meando y él al lado. Le dije que qué hacía allí. Se pegó un susto y se fue lanzado.

-Entremos en materia. Su gol, el título de la Eurocopa 64. Imagine que es usted Matías Prats y tiene que narrar su propio tanto.

-Todo comenzó en un córner en nuestra contra. Despejó Rivilla de cabeza y el balón me vino a mí que había bajado a defender. Se lo devolví a Revilla que se fue por la banda y se la dio a Pereda. Yo en el momento que toco el balón al principio de la jugada me olvido de todo y me voy hacia el área contraria buscando la posición de delantero centro. La jugada iba por la banda, Pereda hizo un quiebro como que se iba a meter para dentro y se fue hacia fuera. Yo estaba ya en el punto de penalti esperando el centro, cuando llegaba me lancé hacia el balón y me venía un poco atrás. Tiré el cuerpo hacia atrás, me encuentro el balón por delante y golpeo, como a mi gustaba, justo hacia la línea de gol, la raya de la portería. Fue un golpe seco. A Yashin no le dio tiempo a tirarse.

-Y lo que fue tan histórico como su gol fue que durante años se pensó que el centro había sido de Amancio y no de Pereda por culpa del montaje de las imágenes de televisión. ¿Por qué ninguno de los tres dijo nunca nada, para deshacer el entuerto?

-Yo sí había comentado siempre que el centro había sido de Pereda.

“A Franco no le gustaba el fútbol. Le gustaban los toros y cazar. Nosotros no jugamos la final para él, sino para nuestro público”.

Marcelino

-¿Por qué dijo una vez que le hubiera gustado que ese gol se hubiera marcador en otra etapa, no en una dictadura?

-Por varios motivos. A Franco no le gustaba el fútbol y lo sé de primera mano. Le gustaban los toros y cazar. Cuando jugamos con el Zaragoza las cuatro finales de Copa consecutivas, el presidente nuestro estaba en la tribuna con Franco. Tenía buena amistad con él y Franco le preguntó: “¿Esto cómo es? Venís aquí a jugar cuatro veces la final de mi Copa, ¿cómo es? que siempre jugáis vosotros y otro”.

“Cuando acabó el partido me fui al vestuario, no di la vuelta al campo, ni recogí la Copa, ni tengo ninguna foto. Al día siguiente llegue tarde a la recepción de El Pardo".

Marcelino

-Durante la final del 64, en algún momento, los jugadores mirabais hacia el palco, os preocupaba lo que se podía estar cociendo con la presencia de Franco…

-En el fútbol juegas para el público, tu público, no para una persona. Yo no me enteré cuando llegó al palco, ni me importaba. Me preocupaba el rival que estaba enfrente. Hubo gente que le quiso dar más importancia política a ese partido de la que en realidad le dimos los protagonistas. Solo tenía importancia deportiva. Yo destaqué en ese partido y me fui al vestuario sin dar la vuelta ni recoger la Copa. Si fuese de otra manera podía haber castigos, que puede ser que los hubiera. Yo creo que alguna vez no fui a la Selección por mi actitud. Vamos que dejaron de llevarme.

-Hubo represalias contra usted.

-Pero no por ese partido, las hubo por varias cosas, porque yo me quejaba de lo de las finales de Copa que contaba, siempre teníamos que jugar fuera de casa. Hasta cuando nos enfrentamos al Barcelona tuvimos que ir allí. Yo tenía que enfrentarme cuando veía cosas que no creía justas y pagué unas consecuencias.

“En algunos momentos no me encontraba a gusto. Hubo gente que le quiso dar más importancia al triunfo ante la URSS y solo tenía trascendencia deportiva”.

Marcelino

-¿Los jugadores se sintieron utilizados políticamente con el triunfo de la Eurocopa?

-No. Pero yo hablo de mí, no de la selección como tal. Yo sentía que había una corriente en el Gobierno a favor del Real Madrid y del Barcelona. Con mucho descaro. Yo no tengo ninguna foto con la copa después del partido. Acabé y me fui al vestuario. Y la razón era por lo que he contado antes que pasaba con el Zaragoza. No me encontraba a gusto en la Selección. Yo juego con Di Stéfano y Gento la fase de clasificación para el Mundial de Chile. Mi primer partido es contra Marruecos en el Bernabéu. Sacan del equipo a Puskas, con todo lo que era, y me meten a mí. Marco un gol y estuve considerado el mejor de los 22. Resulta que un mes antes yo clasifico a España para el Mundial de Chile y luego no me llevan diciendo que era muy joven y me podía asustar, cuando yo era el abanderado del Zaragoza. Eso me molestó bastante. Yo iba a defender a España pero no estaba a gusto de cómo estaba llevándose la selección. En aquella época el Secretario General de Deportes era un político y el Gobierno español tendía bastante a llevar a jugadores del Madrid, del Barcelona, y del Athletic. Porque vivían en Madrid y al Barcelona lo temían… Por eso me fui al vestuario, nunca me quedaba a recoger el trofeo ni a dar la vuelta al campo. Ni en las finales de Copa, tampoco. Era mi forma de reivindicar que todos los deportistas teníamos que ser tratados con la misma equidad.

-¿Y luego por la noche como fue la celebración más íntima del título?

-Estuve dos o tres horas con un intérprete hablando con Yashin. Un tío muy majo. Para mí los dos mejores porteros de la historia siempre fueron Yashin e Iribar, que lo teníamos nosotros. Cenamos los dos equipos en el hotel Palace de Madrid y después de la cena me fui con Luis Aragonés que era amigo mío había jugado esa fase de clasificación y con Carlos Lapetra.

-Y al día siguiente recepción en El Pardo con Franco…

-Sí. Yo no fui con el equipo. Fui con Rivilla en su Mercedes y llegamos un poquito tarde. (Se ríe). Justo para la foto. Había que esperar mucho, había una parafernalia… y con el coche llegamos directos.

“Teníamos un equipazo para haber ganado también el Mundial 66, pero el Gobierno impuso jugadores al seleccionador. Me lo dijo él mismo”.

Marcelino

-Y dos años después el Mundial 66 en Inglaterra. Usted pasa de titular a no jugar los dos primeros partidos y ha dejado caer en alguna ocasión de que las alineaciones no las hacia Villalonga, el seleccionador, sino que le venían impuestas de arriba.

-En la Eurocopa que ganamos, Villalonga hizo un equipo sensacional con una media de 24/25 años. Aquel equipo era muy bueno, tan bueno como para haber ganado ese Mundial de no haberse tocado. Todo comenzó mal con la concentración de Santiago. Estuvimos 40 días y todos lloviendo. En los campos de entrenamiento el barro llegaba por los tobillos… ¡Vaya forma de entrenar un Mundial! No había forma de jugar. Era un lodazal. Allí nos mandó el Gobierno. De aquella en la Federación mandaba el Gobierno. Yo no estaba contento. Pensaba que iba a ser titular y que íbamos a ganar el Mundial. Me pusieron de titular en un amistoso en Santiago y le pedí a Villalonga que me dejase quedarme en España. Que no quería ir. A cuatro o cinco jugadores titulares nos pasaron a suplentes. Había traído otros jugadores que se los impusieron. No voy a decir quiénes porque eran grandísimos jugadores, pero impuestos.

Le dije a Villalonga que cuál era el problema. Que él no pondría ese equipo. Los suplentes en los entrenamientos les marcaban cinco o seis goles. Le pedí que me explicara que estaba pasando. Y sencillamente me dijo que le habían impuesto el equipo, a algunos jugadores. Más o menos de una forma clara, bastante clara.

Y yo le dije que me dejara fuera. Entre los cuatro que tiene que descartar y así no había problema alguno. Pero no lo hizo. Yo era muy conocido en Inglaterra. Hablaron el Gobierno con el entrenador y el presidente del Zaragoza y yo no iba a ir, pero claro podían existir consecuencias. Entones me dijeron que no me obligaban a jugar pero que tenía que ir para que no hubiese un escándalo político. Entonces fui pero ya solo jugué el último partido cuando ya no había nada que hacer. Nos ganó Alemania de milagro, al final.

-¿Por qué dice tan convencido que España podía haber ganado ese Mundial 66?

-Porque éramos muy buenos. Nos habíamos pasado por la piedra a todos los mejores en esos años. Lo lógico es que lo hubiéramos ganado, pero ya lo perdimos en la concentración de Santiago y después con la elección de los jugadores que puso Villalonga obligado, según me comento, por el Gobierno.

-¿Qué premio tuvieron por ganar la Eurocopa?

-Por ganar la semifinal y la final 150.000 pesetas. En el Zaragoza nos dieron 300.000 pesetas por la Copa de Rey y 300.000 por la Copa de Ferias. Y esas 150.000 pesetas no nos lo dio la Federación. Hubo un dinero de un particular que lo puso y por eso nos salió esa cantidad. La Federación dio 70.000 pesetas. Había un mecenas que no quiero decir.

-¿Quién era el Xavi de aquella Selección?

-Luis Suárez. E Iniesta era Lapetra. Eran los los jugones del equipo. Pereda y yo también apoyábamos mucho en el centro del campo. Fuste tenía un largo recorrido.

-¿Le dio la sensación de que la selección tuvo que volver a ganar algo para que se reconociese realmente el mérito de aquel título de 1964.

-Sí se había valorado. Lo que ocurría es que el aficionado estaba cansado de que el fútbol español, siendo una potencia mundial por equipos, solo tuviese un título a nivel de selección y que se estaba haciendo muy rancio. España merecía muchísimo más. A nivel de selección se estaba llevando muy mal. La gente cuando me veía me agradecía aquel gol y tenía derecho a exigir más porque el fútbol español era muy superior a lo que durante tantos años no se consiguió nada.

-¿Cómo se explicaba esa sequía con los buenos jugadores que siempre iban a la selección?

-Pensaba que el fútbol español estaba dirigido por políticos y no era el deporte el que dirigía el deporte. Por ese motivo pagamos con creces. El fútbol se politizó. Por eso cuando hablaban del gol de Rusia me molestaba. Me parecía que España tenía mucho más equipo y prueba de ello es que todos los clubes españoles ganaban en Europa. Se podían haber hecho muchas más cosas con la selección. Por eso hubo un momento que celebrar aquello del 64 me parecía un poco falta de respeto a los nuevos jugadores y a las nuevas generaciones. Me molestaba por ellos.

“La selección estuvo tanto tiempo sin ganar porque tenía complejo ante determinados rivales. Cuando lo perdió con Luis, lo ganó todo. Era un equipazo”.

Marcelino

-Tuvo que llegar su amigo Luis para volver a la senda del triunfo. Antes de la Eurocopa 2008 usted aventuró que si España ganaba ese título encadenaría unos años de títulos y éxitos. ¿Por qué estaba tan convencido?

-Lo dije porque lo veía venir. Ese equipo de Luis tenía hambre de ganar. Recuerdo que el equipo del 64 se reunió con ellos antes de la Eurocopa. Me tocó estar en la mesa con Villa y Torres y nos miraban con admiración. Yo les dije que tenían un equipo tan grande como el nuestro, pero que tenían un defecto que se tenían que sacar. Cuando llegaban a cuartos de final y se enfrentaban con gente técnicamente muy buena pensaban que eran superiores a ellos y sufrían. Cuando me pasaba eso a mí, pensaba que si yo sufría, ellos estaban muertos, deshechos. El defecto de la selección era que había idealizado a una serie de equipos. Pensaban que eran superiores. Cuando les tratamos de tú a tú, les ganamos. Teníamos complejo. Les dije que en cuanto pensaran que se podía ganar a esos rivales, les ganarían y así fue. Teníamos un equipazo impresionante y la ventaja de contar con Luis Aragonés que era un ganador, como ya lo era como jugador.

-Usted solo jugó 14 partidos con la selección.

-Si. Entonces se jugaban tres partidos al año, pero valían por muchos de ahora. Fueron ocho años.

“Pude fichar por el Real Madrid, pero yo ganaba el doble que Di Stéfano. Me tendrían que haber dado cinco millones de pesetas de entonces”

Marcelino

-¿Se acuerda de la primera vez?

-Sí fue contra Marruecos. Partido clasificatorio para el Mundial de Chile 62. Ganamos (3-2) y marqué el primer gol. Fui elegido mejor jugador del partido y de premio no me llevaron al Mundial… Ja, ja, ja. Decían que era muy joven y me podía asustar… No quiero hablar del tema, pero la realidad es que antes del Mundial, el Real Madrid me quiso fichar y al final no se hizo el traspaso y creo que fue como un cierto castigo. Me comentaron… Yo entonces cobraba mucho dinero en el Zaragoza. Llegue como amateur y entonces mi ficha era muy alta, más del doble de la de Di Stéfano, por ejemplo. Cuando el Madrid vino a buscarme era mucho el dinero que cobraba y además tenían que pagar al Zaragoza. No tenían dinero para tanto. No es como hoy. Si el Madrid me quería fichar me tenía que pagar cinco millones de pesetas de aquellas, que era una barbaridad. Saltar del millón ya era una burrada. Pero me quise quedar en el Zaragoza. No me apetecía deshacer un equipo que había creado y además ya ganaba bastante. El Madrid es el Madrid y lo respeto y lo he admirado, pero me quedé en el Zaragoza por la gente que no merecía que yo me marchase y les dejase cojos.

-¿Y por qué piensa que no fue al Mundial porque no firmó por el Madrid?

-Cuando el entrenador era Escartín, que era independiente, yo iba al Mundial. Luego ficharon a Hernández Coronado que era un empleado del Madrid y ya no me llevaron. ¿Cómo lo interpreta usted? Está clarísimo…

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