Puskas. ‘Cañoncito Pum’
El 12 de noviembre de 1961, Ferenc Puskas debutó con España. Tenía 34 años, siete meses y diez días. El Seleccionador, Pedro Escartín, escribió sobre él: “Su presencia levanta las censuras de un sector, pero si está en forma y hace falta, ¿por qué no emplearlo?”. Este futbolista, extraordinario y legendario, tiene una biografía apasionante. Componente de la maravillosa Hungría subcampeona del Mundo en Suiza 1954, tras perder sorprendentemente contra Alemania (3-2), desertó de su país, invadido por la Unión Soviética. Esto le pilló con su equipo, el grandioso Honved, jugando Copa de Europa contra el Athletic. Año 1956. Aquel equipo se dispersó por Europa. Kocsis y Czibor se fueron a Suiza, previo paso al Barcelona. Y Puskas afrontó un indoloroso exilio apátrida. FIFA les sancionó duramente, dos años sin jugar. Por expreso deseo de Santiago Bernabéu fue fichado para el Real Madrid. Tenía 31 años y estaba gordo como una vaca. El entrenador, Luis Carniglia, se asustó. El secretario técnico, José Samitier, desaconsejó su fichaje. Bernabéu y el gerente, Antonio Calderón, le apoyaron y transmitieron al preparador el siguiente mensaje: “Ahí está usted para ponerlo a punto”, En mes y medio perdió 12 kilos. Debutó contra el Zaragoza y marcó tres goles. “Tu enchúfalas, que nosotros corremos por ti”, le decía el fabuloso don Alfredo Di Stéfano. Con España jugó cuatro partidos, tres de ellos del Mundial de Chile de 1962. Tras abandonar el Real Madrid en 1967, rechazó una oferta del Málaga para seguir en activo. Se retiró del fútbol para iniciar una carrera como entrenador que alternó claros y oscuros. Por su demoledora pegada con la pierna izquierda pasó a la historia como ‘Cañoncito Pum’.