Pep y el Logroñés

Este 2023 fue el año de Pep Guardiola, otro año de Pep Guardiola, que va acumulando galardones sin importarle demasiado el tamaño del trofeo. Una vez le hicieron recuento de todo lo ganado y saltó como un gamo porque el periodista había olvidado la liga de Tercera División que ganó con el Barça B en su primera temporada como técnico. “Ya me gustaría ver a Guardiola entrenando al Logroñés”, se suele decir para restarle mérito a lo excepcional, que en su caso es sinónimo de lo corriente, de lo habitual. Pues ahí está aquella temporada de campos sintéticos y patadas a la altura del esternón para demostrar que el porte no siempre depende del traje.

Desacreditar los méritos de Guardiola es un deporte nacional en España, como el mus, la tiña o el chiquiteo. “Si la envidia fuera tiña, todos seríamos tiñosos”, decía el viejo Salvador entre copa y copa de aguardiente, lo recuerdo como si fuera ayer. Era un tipo sabio, muy sabio. Madridista, muy madridista, pero sabio, muy sabio. Una vez le preguntó a Manolo, el mudo, por qué estaba tan callado, y el otro no supo qué contestar. Con Guardiola ocurre más o menos lo mismo. De tanto responder preguntas sin sentido, de tanto tener que insistir una y otra vez en lo evidente, de tanto dar vueltas y vueltas al mismo rosal, al final llegará el día en que ya no quiera –o ya no pueda- decir nada más. El suyo debe ser el único caso conocido dentro del deporte donde hablar sobre el campo no te exime de tener que explicarte una y otra vez fuera de él.

Y por explicarse me refiero a justificarse. Defender que su equipo no es el único que gasta dinero. Razonar que los rivales también juegan, ganan y pierden. Insistir en que nadie es infalible, ni siquiera él. Y repetir hasta la saciedad que hay muchos tipos de fútbol, además del suyo, pero no es el suyo. Cómo le habrá gustado este 2023 en el que ha sufrido tanto que ganarlo casi todo no le habrá parecido suficiente. Para eso está a punto de llegar 2024, para recordarnos a todos –y a él mismo- que siempre hay un motivo por el que volver un año más a la oficina.

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