Para el Union ya no sería un castigo

Doce meses después de defender con vehemencia que era preferible para los equipos como el Girona o el Union Berlín disputar la tercera competición continental y no la primera tras realizar un gran año en sus ligas domésticas, Bernd Reichart ha dado marcha atrás y su flamante modelo de Superliga ya defiende todo lo contrario. Habrá que celebrarlo: cada vez que A22 propone un nuevo formato, recula y se acerca más y más a los postulados de todos aquellos que hemos defendido desde el principio un ecosistema más inclusivo en el fútbol europeo. Aún hay, sin embargo, un elitismo exagerado en su propuesta: sólo reparte dos plazas fuera del top-6 de ligas del continente; es decir, 49 campeones nacionales tendrían que disputar un sinfín de rondas previas para optar a dos únicos billetes. Esto provocaría una mayor diferencia de nivel entre las ligas más fuertes y las demás: los mejores jugadores querrían marcharse aún más rápido a los campeonatos dominantes por temor a quedarse sin una plaza en la máxima competición europea.

El modelo actual, claro está, tampoco es perfecto. Aunque el nuevo formato de la Champions ha sorprendido positivamente a muchos escépticos, generando unos niveles de diversión e incertidumbre antes desconocidos, sigue siendo preocupante, a pesar de los esfuerzos que la UEFA está haciendo para mejorar su reparto económico y su distribución solidaria entre los clubes no participantes, la distancia que crea entre los conjuntos punteros y los no punteros en las ligas medianas. Clubes como el Estrella Roja, el Young Boys de Berna o el Slovan Bratislava, aún haciéndolo mal en el gran torneo europeo, ingresan cantidades que les facilitan dominar con aún más autoridad sus ligas locales. La ecuación no es fácil de cuadrar: idealmente, al Sturm Graz habría que darle suficiente dinero para que pudiera competir con el Real Madrid, pero no tanto como para que pasara por encima del Austria Klagenfurt. Un imposible que, sin embargo, hay que seguir persiguiendo por pura responsabilidad con la gestión equilibrada que merece el fútbol europeo.

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