Estudiantes-Betis, con sabor ACB
El chequeo de las jornadas de la Segunda División de fútbol, esta temporada llamada Liga Hypermotion, ofrece el aspecto de la Primera División en muchos de sus emparejamientos. Si nos vamos a la próxima jornada, por poner un ejemplo, nos topamos con un Zaragoza-Málaga, un Sporting-Granada, un Levante-Elche, un Almería-Deportivo, un Oviedo-Tenerife, un Cádiz-Córdoba… Más de la mitad. Aunque quizá bastaría con repasar la parte alta de la clasificación para confirmar esa sensación: Racing de Santander, Sporting de Gijón, Zaragoza, Oviedo, Granada… Este nivel depara habitualmente duelos de Primera, en campos de Primera y con aficiones de Primera. Pero en Segunda.
En los últimos tiempos, algo parecido está ocurriendo en el baloncesto en la LEB Oro, ahora renombrada Primera FEB. Este domingo tuve la ocasión de presenciar en directo el Estudiantes-Betis, que bien podría haberse disputado en la ACB. Y no solo por el nivel deportivo, que lo hubo, sino porque muchos jugadores nos suenan de su paso por el máximo nivel, y porque aficiones como la del Estu o pabellones como el Wizink nos transportan a lo más alto. En este segundo escalón hay equipos como el Fuenlabrada, el Obradoiro, el Burgos, el Gipuzkoa… que no hace tanto andaban por la Liga Endesa. En el caso de la canasta, esto se debe a la regulación, no hace tanto, de los ascensos y los descensos. Durante un tiempo, apenas había equipos que subían, porque no cumplían los requisitos económicos de la ACB. Una injusticia deportiva que empeoraba el nivel por arriba y por abajo. El propio Movistar Estudiantes, que se salvó dos veces en los despachos, tres si sumamos la pandemia, conoce la situación. Ahora pelea, por cuarto año consecutivo, por volver a su sitio. Pero en la cancha. Que es donde se hizo grande. Y ante rivales de una talla cada vez más alta.