Giroud se destapa dos años después

Ayer se cumplieron dos años de la consecución del título por parte de Francia en la Copa del Mundo de Rusia. De aquella gesta llamó especialmente la atención un dato: Olivier Giroud, el delantero centro titular, no dirigió ni un solo disparo entre los tres palos en todo el torneo. Ya no es que no marcara: es que no chutó a portería. La estadística, que leída en solitario escondía el gran trabajo del ariete para que encontraran los espacios Griezmann, Mbappé y un Pogba que se puso su mejor traje de llegador, se usó a menudo para ridiculizar a un jugador que, a ojos de muchos, usurpaba el puesto del mejor nueve galo, Karim Benzema. Más allá de la cuestión extradeportiva que había alejado al crack del Real Madrid de su equipo nacional, en Francia extrañaba la extrema confianza de Deschamps en un punta que durante el año previo al Mundial había dejado el Arsenal, donde era suplente, para irse al Chelsea, donde siguió desempeñando mayoritariamente el rol de revulsivo.

La medalla de campeón del mundo no modificó el estatus de Giroud en su club. Llegó Sarri a Stamford Bridge y jugó menos que con Conte. Morata en la primera mitad de la temporada, Higuaín en la segunda y Hazard actuando como falso nueve durante todo el curso le pasaron por delante. Se fue el entrenador italiano a la Juventus y se presentó Lampard con su apuesta personalísima: Tammy Abraham, que regresaba de su cesión al Aston Villa, iba a ser su atacante principal. Con Batshuayi también en la plantilla, el galo se llegó a plantear salir en el mercado invernal. Conte, pese a no haber usado como titular cuando coincidieron esos seis meses en el Chelsea, lo quería para el mismo papel de recambio de Lukaku y Lautaro Martínez en el Inter. La operación se dio por hecha, pero en el último momento se frustró. El conjunto neroazzurro insistirá en verano, especialmente si se marcha su joven delantero argentino.

Olivier Giroud jugando con el Chelsea.

Y mientras el mercado no se reabre, Giroud vive la más insospechada de sus resurrecciones: lleva cuatro goles desde que el fútbol se ha reanudado en la Premier y es actualmente el delantero más en forma de un Chelsea que se está jugando una plaza en la próxima Champions League. Cuando creíamos que ya no volveríamos a ver su versión de goleador (la que le hizo saltar a la fama ganando la liga francesa con el Montpellier anotando 21 tantos o la que le permitió promediar quince dianas por curso con la camiseta del Arsenal durante tres Premier Leagues seguidas), ésta ha regresado para desmentir que su única aportación a los 33 años pase por bajar el balón de espaladas, protegerlo y descargar para los compañeros de segunda línea. Le hemos visto buenos desmarques en corto, disparos tras giros veloces y fantásticas colocaciones en el área para poder rematar en solitario los pases laterales. Si mantiene este tono, la clasificación para el torneo del balón de las estrellas no debería escapársele al Chelsea pese a la presión del Leicester y el Manchester United. Y la FA Cup, en cuya semifinal se mide el domingo a los red devils, puede ser un objetivo más que razonable.

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