Zidane sólo conoce dos espacios para la lucha

Es una pregunta que muchos madridistas me suelen hacer y que ha vuelto con fuerza en los últimos días. Me dicen: "Tú que conoces bien a Zinedine Zidane, ¿por qué no se queja nunca?". Y ahora añaden: "¿por qué no habla de los árbitros? ¿Por qué no se enfada por el problema de los horarios de los partidos? ¿Por qué no contesta a Gerard Piqué?". Entiendo que algunos echen de menos el carácter batallador, por no decir agresivo, de José Mourinho y que piensen en este viejo refrán español que dice "el que no llora no mama". Incluso, sé que cierta parte de la afición ve el fútbol como una pelea y que hay que luchar en todos los ámbitos, desde la sala de Prensa hasta la televisión, desde el terreno de juego hasta las altas esferas administrativas de este deporte (Liga, Federación…).

Sin embargo, Zizou sólo contempla dos espacios para la lucha. Sólo se siente a gusto, como entrenador, en dos sitios: el campo de entrenamiento de Valdebebas y el césped del estadio Santiago Bernabéu (ahora el cuidado Alfredo Di Stéfano). No entra en estos debates mediáticos porque, primero, eso no corresponde a su personalidad y, sobre todo, porque cree firmemente que no le conviene, ni a él ni a su equipo. Que no va a ganar nada con ello y que, incluso, podría interferir de forma negativa en su trabajo. Con esta filosofía ha ganado diez títulos como técnico. ¿Para qué cambiar?

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