Deberán tomar un café juntos

En su ferretería de Sarandí, don Julio Grondona proyecta el futuro de la selección albiceleste. Intuye, sabe, imagina, que Sabella dejará su sitio tras el Mundial para perseguir su sueño de dirigir en Europa. Y ahí, el mapa de candidatos a reemplazar a Pachorra se reduce a dos apellidos: Simeone y Martino. El Cholo es un entrenador joven, excelente, pero que aún quiere sumar experiencia en un peso pesado de Italia; Martino, a los 51, tiene las canas y el rodaje suficiente para asumir el reto. Le llega en su etapa de mayor madurez como director técnico.

A Grondona le seduce todo del Tata. Protagonizó una gran campaña con Paraguay en el Mundial de Sudáfrica y venció a Brasil en la Copa América, que lo tuvo como finalista en la Argentina. Triunfó como conductor de clubes en Paraguay y refundó futbolísticamente a un Newell’s que peleaba el descenso. Tiene afinidad con Messi y Mascherano, dos referentes del equipo nacional. Sin embargo, en el caso de ser el elegido, el Tata deberá sentarse a tomar un café con don Julio para aclarar reclamos del pasado. Es que Martino se fue del fútbol argentino criticando al sistema, a la coyuntura. Y Grondona no olvidó ese desplante.

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