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Final Fantasy XIII

Final Fantasy XIII

Final Fantasy XIII, guía completa - Capítulo 12

Te ayudamos a descubrir la aventura de los Elegidos.

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De esta forma llegamos a otra de las ciudades del juego, Edén, que como el título indica es la sede del Sanctum. De las 14 distintas variedades de enemigos que aparecen en este capítulo (al menos en el primer sector), la gran mayoría es débil ante el rayo, un dato que haríamos bien en no perder de vista dada la dificultad a la que nos expone el penúltimo capítulo de la aventura en la que nos embarcábamos hace ya bastantes horas (dependiendo del trabajo que hayamos realizado en Gran Paals el contador de horas deberías estar subido de las 40/50 como mínimo, aunque esto depende, como decimos, de cada jugador).

El primer mapa en el que nos situamos, pese a su compleja estructura, no deja lugar a demasiada imaginación. Tomamos la salida de la izquierda, seguimos en línea recta hasta que superamos el primer cruce y a continuación, en el siguiente, vamos hacia la izquierda nuevamente. Una vez ahí, una vez a la derecha y accederemos al primero de los tesoros (una espada Lionheart, y cuidado con el nombre). Cuando llegamos a la siguiente elipse seguimos en sendero indicado, tomamos la última bifurcación hacia la derecha para recibir la nada desdeñable cantidad de 9200 monedas. Cuando hayamos terminado de finiquitar a los tres grupos de enemigos que se abre a nuestro paso. Una vez superado, pasamos al siguiente escenario, y avanzamos en línea recta hasta que alcanzamos la Autopista.

Ya en la Autopista (otra línea recta con dos tesoros, El Rebelde y Otshirvani, dos armas de gran potencia física) nos libramos del Rey Bégimo y, poco más adelante, justo antes de alcanzar el segundo tesoro (cuarto de este capítulo por el momento) tomamos buena cuenta de otro Bégimo que pulula por la zona, este un poco más duro que sus antecesores, aunque con sus mismos puntos débiles (es preferible evitar los físicos para no perder el tiempo sin causar casi daño al enemigo). Cuando superamos este sector vamos de cabeza a otro enfrentamiento de armas tomar.

El Piasa no es un enemigo especialmente duro en lo que respecta a sus puntos de vitalidad, aunque sí debido a la estrategia que utiliza en combate, similar a la de otros enemigos que hemos batallado en el pasado. Después de protegerse con varios ataques rápidos lanza estados alterados a los personajes para tratar de finiquitarnos con varias ráfagas más poderosas que en su primera etapa. Debemos seguir la tendencia de siempre: en los primeros compases haríamos bien en poner a un protector, siendo imprescindible el uso de un obstructor que anule las ventanas que el Piasa se otorga a sí mismo. Lo mismo pero al contrario con fortalecer nuestras habilidades.

Una vez hemos logrado añadir los estados de protección que nos interesan (entre los que destaca Prisa, esencial debido a la gran velocidad de movimientos de este rival) podemos lanzar todo nuestro potencial de fuego con un fulminador, protector y un castigador o, en su defecto, la clásico dupla entre fulminador, castigador y sanador. Es un poco más difícil de lo que puede parecer a primera vista, así que extremad las precauciones.