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Final Fantasy XIII

Final Fantasy XIII

Final Fantasy XIII, guía completa

Te ayudamos a descubrir la aventura de los Elegidos.

Nos queda todavía un largo camino que recorrer por delante antes de finalizar con este Capítulo, el más largo de los que hemos realizado hasta el momento. Aquí debemos fijarnos en tres puntos: La Ciudad Perdida, la Plaza Rehuida y la Urbe Abandonada. Accedemos desde los Sedimentos de Cristal, el último fragmento del anterior mapeado. En la primera bifurcación guardamos la partida, tomando buena nota del tesoro que se esconde a pocos metros de la Terminal en el lado derecho (600 monedas), mientras que en la especie de plaza que encontramos un más adelante hemos de hacer lo mismo con otro tesoro, esta vez un circuito digital de gran utilidad para el futuro (especialmente para aumentar el nivel de nuestro armamento). Aquí hacemos frente a unas cuantas unidades PSICOM a las que vencemos con relativa facilidad. Seguimos avanzando para hacernos con dos nuevos tesoros (una sucia, anillo del rayo). Salimos de la plaza hasta acceder a otro tesoro (tres pociones), para poco más tarde guardar partida nuevamente. Es conveniente tomar la senda de la izquierda para obtener otro tesoro (una milerita) y ganar algo de experiencia en combate.

En la siguiente bifurcación obtenemos una placa ferroeléctrica (también útil para mejorar atributos en las armas), aunque el combate que viene a continuación centra toda nuestra atención. Después de obtener otros dos tesoros, equipamos a uno de nuestros personajes (preferiblemente a la Sanadora) con el anillo del rayo que obteníamos momentos atrás, indispensable para hacer frente al Garuda que nos espera tras la escena de animación. El combate se divide en dos partes aunque nuestra estrategia debe ser siempre la misma: un castigador y dos fulminadores que han de cambiar rápidamente a un sanador, fulminador y castigador cuando la energía escasea. No perdamos la esperanza contra él en ningún momento pese a ser bastante duro de pelar si no logramos aturdirle a tiempo. Él, como casi todos los enemigos de peso del juego, basa su papel en obligarnos a alcanzar este estado para poder infringirles auténtico daño.

El control pasa a Snow en este momento, compases previos a luchar frente al primer Eidolón. Es bastante fácil superar a los soldados que nos atacan: podemos morir o obtener la victoria, da igual qué escojamos ya que se entiende como prolegómeno para el gran enfrentamiento contra a Shiva. Los Eidolones emplean un sistema específico durante la lucha que nos obliga a utilizar una formación particular para ganarnos su empatía.

Shiva/Nix/Stiria: Pasamos al Rol de Protector, defendiéndonos en todo momento de los ataques de estas dos princesas. Una nos cura, la otra ataca. Nix, la responsable de nuestro daño físico, es la que debe centrar nuestra atención, y a ella nos debemos con nuestra Guardia Férrea. Utilizamos la misma táctica cada vez que carga su ataque y pronto se habrá rellenado la barra de empatía. Pulsando el botón necesario se termina este pequeño culebrón que probablemente nos ha dejado descolocados por la velocidad a la que ha transcurrido.