Todos subidos al barco de Pezzolano
El fútbol no cambiará nunca. Aquí, en Valladolid, ha vuelto a quedar demostrado. Solo han hecho falta dos victorias y un empate para que todo el mundo se haya subido al barco de Pezzolano. Hasta los que más protestaron por la marcha de Pacheta. Hasta los que gritaron el “Ronaldo vete ya” justo cuando peor se pusieron las cosas con el 1-2 ante el Mallorca. Ya no lo han vuelto a gritar. Hasta los que desde fuera de Valladolid, sin conocer el día a día del conjunto pucelano, cuestionaron la llegada de un desconocido ‘enchufado’ por Ronaldo para cargarse incomprensiblemente a Pacheta. El debate ya se acabó con las dos últimas victorias. Todos navegan viento a favor subidos al barco de Pezzolano. No tardando, los que más criticaron su llegada serán sus máximos defensores sin recordar lo que dijeron a su llegada, faltaría más. Tengo unos principios pero los puedo cambiar.
Afortunadamente se han subido también todos los jugadores, hasta los que más sufren el día a día con intensos y exigentes entrenamientos. El uruguayo ha sorprendido a los futbolistas con sesiones más duras y bastante más largas. La época de las sesiones de 45 minutos parecen haberse terminado. Y ya lo ha dicho el técnico, el que no corra del 1 al 90 no tendrá sitio en el equipo. Y así debe ser.
No es casualidad que ahora se destaque la intensidad a la hora de competir. O Pezzolano ha hecho más bajos y enclencles a los rivales o la famosa frase de Pacheta de que el rival era más rápido y más fuerte ha quedado en un mero brindis al Sol inaceptable. El Real Valladolid ahora compite bien, disputa y gana duelos, sus jugadores corren y luchan cada balón y encima obtienen buenos resultados. Se podrá ganar más o menos partidos, se podrá mantener o no la categoría, pero lo que no es negociable es la imagen del equipo, competir de verdad. Esperpentos como los de Vigo, Barcelona, Madrid por dos veces, Elche, Pamplona o los dos partidos ante el Athletic, se han terminado. Pezzolano ha dejado de ensalzar al rival exageradamente para ensalzar a sus futbolistas.
En tres semanas se ha hecho lo más difícil, revertir la situación y la tendencia del equipo. Pero la faena no ha terminado. Queda por delante un calendario exigente y faltan puntos por obtener. La batalla de Mestalla será tremenda, pero que no se confíe el Valencia. El Valladolid no será el inofensivo Elche al que se enfrentó el domingo y que nada se jugaba. Será un partido complicado pero veo perfectamente capacitado al Valladolid para ganar en Mestalla. Un empate sería un buen resultado pero ganar sería casi media permanencia. O más.
Quedan ocho jornadas y nadie parece atreverse a pronosticar en cuanto estará fijada la salvación. Ahora se trata de no mirar atrás y seguir avanzando como si no hubiera un mañana. Por eso no podemos firmar el empate en Valencia. Los errores de los rivales ayudarán, pero el Real Valladolid debe hacer sus deberes y no depender de nadie más. El barco de Pezzolano se ha subido a la ola buena y hay que aprovecharlo… y con todo el mundo a bordo. Cuantos más, mejor.