Tchouaméni y los Reyes Godos del Madrid

Tchouaméni se presentó en español, todo un contraste con la lejanía a nuestro idioma que a lo largo de nueve años mostró Bale, cuyo número 18 hereda. Fue un detalle de agradecer y no el único. Entre el PSG y el Liverpool ha escogido el Madrid: es mediocampista y viene a un equipo que tiene ahí un trío tan consolidado que mi buen amigo Hughes llegó a citar a sus componentes como los ‘Reyes Godos’ en una de sus tantas estupendas crónicas en ABC. Me dirán que Tchouaméni es joven, como Camavinga, y puede esperar, pero con el Mundial en noviembre el riesgo de un primer trimestre en el banquillo podría ser disuasorio.

Si Tchouaméni escoge el Madrid es, como tantos, porque era del Madrid desde pequeñito. Esto es una cosa que repetían mucho ‘cuando entonces’, que diría Umbral, los futbolistas españoles cuando fichaban por los blancos, para desagrado o burla de culés y atléticos. Pero era así. El Madrid había ganado tanto que su leyenda les había capturado en la infancia. Hasta Luis Enrique dijo eso en el Boletín del Madrid. Ahora pasa lo mismo: los Galácticos inspiraron a toda una generación y eso incluye a Bale, que llegó proclamándolo. Y también a Mbappé, al que Macron convenció para quedarse. Pero él no ha sido a su vez capaz de convencer a Tchouaméni.

El Madrid ficha polenta, como dicen los argentinos como sinónimo de energía, para el medio campo. Un pelín menos fino que Camavinga, pero más poderoso. Para los de mi quinta es un Pirri del Siglo XXI, con presencia, carácter y en su caso la ventaja del jugador de origen subsahariano, esa parte del mundo donde la selección natural se prolongó más que en la vieja Europa. Puede dar relevos a Casemiro, el más joven de los ‘Reyes Godos’, o jugar junto a él con un fútbol de ida y vuelta, como émbolo que empuja el partido de una a otra área. El fútbol va por ahí. Cuesta un dinero muy curioso, pero el Madrid lo tiene. Es un buen fichaje.

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