Pues claro que un Mundial es suficiente
Para Lothar Matthäus, excapitán de Alemania y actual comentarista de Sky Sports, era Erling Haaland, con su ristra de goles, el auténtico merecedor del último Balón de Oro. Durante la entrega de los premios añadió que el hecho de que lo haya ganado Leo Messi en su lugar demuestra que “un Mundial cuenta más que cualquier otra cosa”. Pues claro.
El aniversario del Mundial de Qatar está a la vuelta de la esquina y, no sé si os pasa, pero yo recuerdo aquellos días casi como irreales, con Messi impulsado por una pulsión casi sobrenatural. Fueron siete partidos, y qué, cómo si hubiesen sido solo dos. Fueron seis (que no siete) partidos perfectos de pases precisos, recuperaciones, asistencias, goles en tiempo reglamentario y penaltis decisivos en tandas de la muerte. Desde octavos no hubo un solo partido en el que no marcase. Y en la final, esa final en la que Argentina tuvo que ganar hasta tres veces porque con una no fue suficiente, se apareció Messi con el destino a cuestas como un costalero para hacer un doblete. Y por eso cuando Montiel anotó el último penalti, Messi cayó de rodillas en el círculo central envuelto por todos sus compañeros que sabían que el Mundial era de todos, pero sobre todo era de Leo.
Tras la final, Scaloni dijo que toda Argentina necesitaba aquella felicidad genuina; había pasado demasiado tiempo desde la última felicidad genuina en el país. Pero, además, dijo que ver ganar a Messi alegró a todos. A todos en la selección, a todos en Argentina, y prácticamente a todos a nivel global. Messi tapió en diciembre de 2022 la única brecha de su currículum, por la que ha florecido su último Balón de Oro, como de las tapias florecen las flores.
Durante aquellos días inolvidables en los que Argentina amordazó a la monotonía, las celebraciones y la liberación fueron salvajes. El Mundial de Messi ayudó a Messi y a ayudó a la gente. Pues claro que un Mundial es suficiente.
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