Medallas a pares
La trayectoria del waterpolo español es extraordinaria. Un caso único. Cuando no sube al podio el equipo femenino, lo hace el masculino. Y la mayoría de las veces, los dos al unísono. Las Selecciones parecen haberse especializado en ganar las medallas a pares. El último año que ninguna de las dos se colgó un metal fue en 2016, pero si chequeamos desde entonces, la cosecha es impresionante. Sin ninguna edición en blanco. Desde 2017, las dos Selecciones han sumado un total de 15 medallas, ocho femeninas y siete masculinas, en nueve campeonatos diferentes (cuatro Mundiales, cuatro Europeos y unos Juegos Olímpicos), con dobletes de variados colores en seis de esos torneos. O visto de otra manera: las Selecciones españolas de waterpolo sólo han faltado al podio tres veces sobre 18 posibles. Una recolecta asombrosa. Sin contar la World Cup, que también ha traído alegrías.
El último doblete ha llegado este mes en los Campeonatos de Europa, donde ambas han alcanzado sus respectivas finales en Eindhoven y Zagreb, una gesta con apariencia de excepcionalidad, pero que el waterpolo español ya había logrado en los Mundiales de Gwangju 2019 y en los Europeos de Budapest 2020. La femenina perdió el sábado ante Países Bajos con un gol a falta de seis segundos. Y la masculina juega este martes ante Croacia, la anfitriona y vigente campeona, en una final con premio doble: el título y la plaza olímpica para París 2024. Es cierto, sin que haya que entenderlo como una crítica, que el oro es el color menos asiduo: solo tres. Y ese es el muro que mañana intentará derribar de nuevo la Selección de David Martín. Ya lo conquistó en el Mundial de Budapest 2022. Y ahora apunta a la corona continental, su único éxito pendiente. El equipo masculino ha sido campeón olímpico, tricampeón mundial… pero nunca ha reinado en Europa. Ya va tocando.
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