Luis Enrique se corrige a sí mismo
Dijo Luis Enrique en su comparecencia de ayer que se equivocó en su primera valoración del partido ante Suiza al decir que la primera parte fue lo peor en todo su tiempo como seleccionador. Se corrigió a sí mismo. Como no puedo sino descartar que en una segunda visión le haya encontrado virtudes a su equipo en aquel medio partido, sólo se puede entender un guiño a una plantilla que se le habrá enfurruñado. Pero es difícil engañar a la retina. El primer tiempo de La Romareda fue demasiado malo. Un castigo para una afición que llevaba 22 años sin ver en directo a la Selección por los malestares de Villar con el presidente de la Aragonesa.
Pero pelillos a la mar. Lo bueno del fútbol es que se juega cada poco y un clavo saca a otro clavo. Bastará una victoria ante Portugal para que España se clasifique otra vez para la final a cuatro de la Nations League y para que miremos de nuevo con optimismo a Qatar. Hoy habrá novedades, a saber cuáles, pero lo más interesante es que vuelva ese nervio que el equipo no tuvo ante Suiza. Lo que ha caracterizado este periodo de Luis Enrique ha sido la fe fanática de sus jugadores en la presión. Eso no se vio. Hasta chocó verle a él menos activo, en esta época de entrenadores agitados moviendo los brazos como aspas de molino a la menor ocasión.
También envió un guiño a la defensa cuando dijo que es el equipo que mejor defiende porque defienden todos. Eso ha sido verdad muchas veces. Este equipo ha defendido bien siempre hacia delante, con esa presión colectiva. Pero cuando se pone a prueba la defensa ‘de verdad’, la defensa como línea convencional, no es lo mismo. Suiza nos marcó en sendos córners. Hace tiempo me contó Valdano con humor que una vez le pasó eso a Argentina y a la noche Bilardo se quería tirar por la ventana, le parecía el mayor de sus fracasos. En nuestro caso ya se sabe lo que pasa: Luis Enrique prefiere centrales de buen pie a centrales de pierna fuerte. Y…
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