La maratón del millón de euros
La Maratón de Valencia volvió a exhibir el pasado domingo que es un escenario propicio para grandes marcas. El ganador, Sisay Lemma, logró el quinto crono del escalafón histórico con 2h01:48, cinco segundos mejor que el tiempo registrado el año anterior por Kevin Kiptum, hoy recordman mundial con 2h00:35 el pasado octubre en Chicago. También se batieron las dos plusmarcas españolas, la masculina y la femenina: Tariku Novales, con 2h05:48, y Majide Maayouf, 2h21:27. Los dos topes, por cierto, llegaron con polémica. Novales criticó a la Federación de Atletismo por la falta de ayuda: “Me ha ignorado”. Y Maayouf, que estrenaba nacionalidad, arrastra un turbio positivo de 2020 sin sanción posterior. Intrahistorias oscuras al margen, Valencia acogió 20 nuevos récords nacionales, desde España a Mauricio, pasando por Guatemala, Costa de Marfil o Finlandia. El recorrido es favorable. De eso no hay duda.
El caso de Kiptum, además, confirma que la carrera valenciana crea cantera de maratonianos. Pero su mecenas no quiere quedarse ahí. Quiere más. El empresario Juan Roig, presidente de la Fundación Trinidad Alfonso, anunció que pagará un millón de euros al atleta, hombre o mujer, que bata el récord del mundo en su maratón en 2024. La mitad saldrá de su propio bolsillo. Valencia ya es la cuarta más rápida en la combinación de los tiempos masculino y femenino, y tiene cuatro registros en el top-10 de las más rápidas de siempre, dos en cada categoría. Pero le falta la consagración. El cebo lanzado por Roig a los grandes especialistas, que suelen decantarse por otras ciudades con mayor arraigo en la distancia, como Londres, Berlín, Chicago y Tokio, suele ser bastante eficiente. El poder del dinero. Más allá del premio hay otro reto latente: bajar de dos horas en los 42.195 metros por primera vez en la historia. ¿Y si fuera en Valencia?
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