España ficha a un base de urgencia
España ha tenido nacionalizados en baloncesto durante toda su historia: Luyk, Brabender, Sibilio, Smith, Rogers, Kornegay, Ibaka, Mirotic… Unos han echado más raíces, mientras otros han sido españoles de paso, pero todos habían tenido alguna relación previa con su nuevo país antes de conseguir el pasaporte. Ese nulo vínculo es el aspecto más sorprendente de la nacionalización exprés de Lorenzo Brown, de su fichaje de urgencia. Pero no el único. También asombra que la necesidad sea en el puesto de base, el mismo que defendieron Corbalán y Solozábal, Montero y Jofresa, Calderón, Cabezas y Raúl López, Chacho Rodríguez y Ricky Rubio… Con la lesión de este último y la retirada del penúltimo, la FEB se ha visto empujada a buscar una solución externa para mantener un equipo competitivo, con la complicidad de un Gobierno al que le gusta bastante la canasta. El fichaje de Brown no es un buen ejemplo para la Selección de las Ventanas, a la que cierra una puerta. Ni lanza un mensaje esperanzador sobre el basket español, incapaz de formar a un base de nivel internacional.
Dicho todo ello, con cierta pena, la FEB tampoco está haciendo nada que no hagan otros países, o que no hagan otros deportes. Joel Embiid, una estrella de la NBA, suena para reforzar a Francia. Mike Tobey y Anthony Randolph visten la misma camiseta de Eslovenia que Luka Doncic. Y Earl Calloway logró su nacionalización sin haber pisado nunca Bulgaria. La Selección de Luis Enrique, sin irnos muy lejos, logró igualmente la incorporación del francés Aymeric Laporte para la última Eurocopa. Así, de entrada, casos de este estilo producen bastante frialdad en algo tan pasional como es el equipo que representa a un país y a una bandera, pero tampoco nos engañemos: si Brown mete la canasta decisiva en la final del Eurobasket, vamos a dar un bote en el sofá y lo vamos a celebrar igual.