El base era Campazzo

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El Real Madrid necesita un base. Así titulé esta misma columna, hace un mes y medio, cuando circulaba con fuerza el nombre de Shannon Evans como posible refuerzo. Aquel fichaje no se produjo. Ni ningún otro. La edad del Chacho Rodríguez y Sergio Llull ante la perspectiva de una temporada larga; las lesiones de Nigel Williams-Goss y Carlos Alocén; y los remedios puntuales de Adam Hanga, Alberto Abalde y Dzanan Musa empujaban a pensar en ello. Pero la necesidad parece ahora menor que entonces. La vida se ve mucho más bella después de seis victorias consecutivas. ¿Quién dijo crisis? La racha es buena, el juego progresa, los nuevos se acoplan… Y ha reaparecido Williams-Goss, tras una larga convalecencia desde la Final Four. Ese es, de momento, el mejor fichaje para la posición. El Madrid ha sido paciente, no se precipitó con las decisiones, ni se lanzó a lo loco al mercado.

Había otra razón para extremar la cautela. Se llama Facundo Campazzo. Justo en aquellos días, cuando más sonaba su hipotético regreso al club blanco, saltó la noticia de su incorporación a los Dallas Mave­ricks. Fue un bajón en las pretensiones del Madrid. Y en el deseo de los aficionados. El regreso del hijo pródigo. Pero la puerta no se cerró del todo. El argentino firmó un contrato no garantizado hasta el 10 de enero, así que el Madrid tenía marcada esa fecha en el calendario. Por si acaso. ¿De qué servía firmar desesperadamente a un base si a primeros de año podía tener a Campazzo? Esa posibilidad ha surgido incluso antes. Los Mavs ficharon este lunes a Kemba Walker, una estrella venida a menos, y rescindieron el acuerdo del sudamericano. La maniobra abre la puerta a Campazzo para un retorno a Europa. Hay otros clubes interesados: el Fenerbahçe, el Milán… Pero el Madrid le espera con los brazos abiertos en la que fue su casa. El base que necesitaba es el Facu.

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