Djokovic se regala su gran sueño

Nunca tuvo la épica de nuestro Rafael Nadal ni el carisma de Roger Federer, pero Djokovic siempre tuvo claro que algún día su sueño de ser el mejor tenista de la historia se haría realidad. Los otros dos miembros del Big Three, ambos en casa (uno ya retirado y el otro recién operado del psoas ilíaco), le hicieron mejor, más fuerte, más duro, más seguro de si mismo.

En una soleada tarde parisina sumó su tercer Roland Garros y su vigésimo tercer título de Grand Slam. Ningún otro tenista masculino ha conseguido más, ni había ganado hasta hoy al menos tres veces cada uno de ellos. Además, lidera el ranking de semanas como número uno de la ATP (387 de momento), posición que recuperará mañana desbancando de nuevo a Carlos Alcaraz, a quien los calambres por tensión le robaron la oportunidad de disputar su segunda gran final.

El serbio ha sabido sobreponerse a las críticas del público en los últimos años, a silbidos de la grada fuera de lugar, a la incomprensión por su decisión de no vacunarse durante la pandemia de la Covid-19 y algunas otras, entendidas por muchos como excentricidades. Pero ha seguido siendo fiel a si mismo y a su forma de entender la competición. Su hazaña merece un monumento. Y sigue en plena forma...

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