Digan lo que digan
Antes de que Rubi y el comisionista Geri se llevaran la Supercopa de España a Arabia Saudí y la jueguen cuatro equipos para generar más dinero, la final de este año la habrían disputado los dos equipos que se enfrentaron ayer, el Madrid y el Betis. Era el primer partido del Madrid en el Bernabéu (¡cómo está quedando!) después de tres victorias fuera y, por si hubiera pocos alicientes, también eran los dos primeros clasificados de la Liga y únicos que habían hecho pleno, tres victorias. Ganaron los blancos. Musho Betis y muchas ocasiones de los blancos.
Este inicio de temporada está marcado en la ‘Casa Blanca’ por la salida de Casemiro y la incorporación de Rüdiger y Tchouameni, teniendo esta última mucha más importancia después de la baja del brasileño. He comentado en alguna otra ocasión la trascendencia que ha tenido y tiene ese puesto de pivote en el Real Madrid, donde ha primado el perfil de futbolistas con vocación y juego ofensivo. Laterales con subidas constantes, centrocampistas, y por supuesto delanteros, con muchas virtudes atacantes y pocos sacrificios defensivos. De ahí la importancia de ese futbolista que haga las coberturas a sus compañeros cuando se suman al ataque y dé equilibrio al equipo. En las últimas ocho Champions ganadas, el Madrid ha contado con ese jugador clave: Redondo, Makelele, Xabi Alonso y Casemiro. Lo más importante en estos cuatro primeros partidos de Liga es que el Madrid tiene ese 5 que equilibra al equipo y, por su edad, lo tendrá durante muchos años, mejorando su buen rendimiento actual: Tchouameni.
Hay futbolistas en la plantilla blanca que son los mejores del mundo en su puesto y sobre los que nadie ha dudado nunca, Courtois y Benzema (o quizá sí, no me acuerdo), pero también hay que destacar la enorme contribución de otros, que siempre he destacado, aunque no gustaban a muchos: Valverde (un error quedarse con él y dejar marchar a Llorente); Rodrygo (no aporta nada cuando sale); Militao (no es defensa para el Madrid)... Y decían: “Si el Madrid tuviera un Monchi, no ficharía tan mal”. Ya lo cantaba Raphael, “Digan lo que digan… los demás”.