Carcedo, ni un día más

Ni contra diez en casi una hora de partido pudo el Real Zaragoza de Carcedo traerse un punto de Mendizorroza, un completo fiasco, uno más de un equipo desnortado, temeroso y superado, fiel reflejo de su entrenador, que ha sido incapaz de marcar un gol en nueve de las quince jornadas disputadas y que ya suma siete derrotas. Salvo sorpresa mayúscula, Carcedo no caerá en las próximas horas y se jugará el puesto el próximo día 19 frente al Málaga en La Romareda, pero su despido es de manual, de libro. No puede seguir ni un día más.

Fran Gámez, Jair y Zapater fueron las tres novedades en el once del Zaragoza, en sustitución de Larrazábal, Petrovic y Manu Molina. Así que Carcedo acorazó aún más su alineación añadiendo a los tres centrales de rigor dos pivotes defensivos como el propio Zapater y Jaume Grau. Cemento armado para resistir frente al colíder del campeonato, que no dejó de atacar la portería de un nervioso Cristian Álvarez hasta que en el minuto 35 el uruguayo Benavídez fue expulsado, VAR mediante, por una entrada terrible sobre Mollejo. La expulsión cambió el partido hasta el descanso, porque desarmó y frenó el ímpetu del Alavés y porque permitió respirar al Zaragoza y hasta dar un pequeño paso adelante.

Carcedo no renunció a los tres centrales ni contra diez, pero sí relevó en el intermedio a Vada, con una tarjeta amarilla, por Puche y se animó -todo un alarde- a cargar con la iniciativa y a dejar pasar de medio campo a sus carrileros frente a un Alavés que se protegió en dos líneas ante su inferioridad numérica. Pero en el fútbol todo puede cambiar en un segundo, por una genialidad o por un error mayúsculo, y en un golpe franco muy lejano Jason marcó el gol de la jornada, del mes y del año en Segunda con un magistral lanzamiento por toda la escuadra que sorprendió a Cristian Álvarez. Y sólo entonces, con el marcador en contra y a la desesperada, Carcedo quitó un central y recurrió a su habitual triple cambio -Larrazábal, Eugeni y Gueye por Fran Gámez, Jair y Zapater-, ya no se sabe si por un criterio puramente futbolístico o porque los sustituidos, según el moderno ‘big data’, habían corrido más de seis kilómetros. Pero es que así se conduce este entrenador al que el director general respalda y sostiene contra viento y marea, pero que tiene al Zaragoza en una peligrosísima caída libre.

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