Barça y Atleti fallaron en las áreas
Esa vieja ley del fútbol que prescribe que el que perdona lo paga le fue aplicada con máxima severidad anoche al Barça en Múnich. Una pena, porque este partido se esperaba con interés para calibrar el verdadero vuelo del nuevo Barça y la derrota deja una sensación equívoca. Porque el primer tiempo del Barça fue excelente, llegó mucho y se fue al descanso sin marcar por inesperada falta de acierto de jugadores que suelen tenerlo, singularmente Lewandowski. Y también porque el árbitro y su prolongación en la sala VOR desestimaron un penalti que sufrió Dembélé. Fue de verdad raro que el Barça se marchara al descanso sin marcar.
Menos raro fue lo que sucedió luego. Ya dije ayer que al Barça, excelente por delante, le falta seguridad (mejor sería decir severidad) atrás. Se notó en el gol que encajó de córner y volvió a notarse en el segundo, que llegó muy seguido con una penetración de Sané por el corazón de un dispositivo de defensa blando y descolocado. A partir de ahí el Barça quedó largo rato como ‘groggy’, flotando por el ring. Cuando se reencontró ya era tarde. El alto fútbol penaliza los fallos y por eso el Bayern, que lo pasó muy mal en la primera parte, se quedó con los puntos mientras el Barça regresa amargado porque lo que pudo ser no fue y sólo puede culparse a sí mismo.
En cierto modo fue parecido lo del Atleti: también perdió porque el fútbol es un juego de instantes y en los decisivos no acertó. Y también le birlaron un penalti, éste en una mano clara, de esas que van al balón para que no llegue al atacante desmarcado. Pero la última tontería es que las manos por abajo no se pitan, a saber por qué, y se fue al limbo. El mismo limbo en el que estaba Carrasco cuando cerca del final llegó la jugada del 1-0 por su lado. El otro ya fue contraataque a equipo lanzado, que afeó más el resultado. Mala derrota esta porque el grupo del Atleti se está complicando por el sorprendente arranque del Brujas, que suma 6 puntos.
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