La vergüenza y la realidad de La Masía

Más allá del resultado y con la vergüenza de calcular la barbaridad de millones (341) que el Barcelona pagó en su día por el tridente atacante alineado ante el Levante (Dembélé 140, Coutinho 160 y Malcom 41), el debate de la cantera dejó retratado a más de uno en el Ciutat de València. Que el Barça trabaja bien el fútbol formativo y que la intención es nutrir el equipo profesional de jugadores salidos del semillero es el objetivo y algo evidente. Pero otra cosa muy diferente es que todos los jugadores que creen tener opción para participar en el primer equipo sirvan realmente para el cometido y estén capacitados poder cumplir el sueño de su vida.

Desde que se presentó el Barça en el Camp Nou ante Boca Juniors, Juan Miranda, parece otro jugador. Apuesta de Valverde y del club el pasado verano para ser el lateral zurdo del futuro, al chico no le sale nada. Está nublado, apagado y sin confianza. Y más que hacerle jugar, lo que sería interesante es que recuperara la confianza. No disfruta con el primer equipo. Como Chumi, pedido día sí día también por los defensores a ultranza de La Masía y los detractores del fichaje de Murillo, por ejemplo, que creen que está para ir a Old Trafford o el Allianz y le quedan muchas batallas aún por dirimir en los campos de Segunda B. Hay que ser realistas y entender que es muy complicado, muchísimo, volver a generar y juntar una generación de futbolistas como las que tuvo Guardiola a su disposición en su etapa como entrenador en el Camp Nou (valdés, Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta, Lionel Messi…). Aquello fue muy bonito, pero ya es historia.

Pedir y patalear está muy bien y es hasta sano, pero, insistimos, más allá de los 341 millones que costaron Coutinho, Dembélé y Malcom, Valverde pide fichajes de fuera básicamente porque La Masía no da lo que necesita las exigencias del equipo y la competición. Tocará recuperar el terreno perdido la semana que viene en el Camp Nou y el debate, seguramente, será si Valverde debe salir con los pesos pesados para buscar la remontada más que si los canteranos están listos para afrontar batallas como las del Ciutat de València. En cuanto salieron ayer del terreno de juego, el Barcelona mostró otra cara, mala, pero ya no tanto.

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