Darderismo en estado puro

La reciente visita de Gerard Moreno a Cornellà-El Prat quedó eclipsada, afortunadamente, por la extraordinaria actuación del Espanyol, que completó uno de los partidos más brillantes que recuerdo en la última década. No estoy siendo exagerado y, como dato curioso, pongo de relieve que otro de los partidos que me quedó inevitablemente grabado en mi retina fue precisamente la última victoria liguera en casa ante el conjunto castellonense, allá por la época de Valverde, una fría noche de Reyes que fue el mejor regalo para todos los espanyolistas.

El darderismo ha pasado de anécdota a estado general motivacional. Un fenómeno que se ha extendido como la pólvora, inyectando una dosis de motivación y confianza tanto a plantilla como afición, que han elevado por las nubes la moral perica. Ya no sólo la afición hace alusión al término sino que es el propio club, a través de su director general corporativo, el que acuña el propio concepto, señal de que algo parece estar cambiando en el seno de la una entidad que necesitaba bajarse de la autocomplacencia y el conformismo.

Huesca será la siguiente estación del sueño perico. A buen seguro un partido complejo a pesar de visitar a un rival recién ascendido y en apuros, con nuevo entrenador. La victoria fuera de casa es la única asignatura pendiente de un darderismo en estado puro que está causando estragos en los rivales. Nunca un equipo con tan pocos cambios sufrió una metamorfosis técnica y emocional tan espectacular como esta. Que el ritmo no pare y, sobre todo, que viva el darderismo.

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