El dedo de ‘Busi’ señala el camino

Ocho meses después por fin reapareció Busquets. El último partido que había jugado con España fue precisamente en Rusia. Fue el 14 de noviembre, en San Petersburgo. Ayer salió en Krasnodar, frente a Túnez. Antes se perdió los partidos frente a Alemania, Argentina y Suiza. Los dos primeros por una lesión en el pie. El tercero por una gastroenteritis. Lo del estómago no preocupa. Se arregla con agua de limón. Lo de la rotura de su quinto metatarsiano derecho ya es harina de otro costal.

Busi, como le conocen sus compañeros, ha pasado las de Caín con su dedo pequeño. Jugó infiltrado con el Barça en la eliminatoria del 14 de marzo contra el Chelsea, en la Champions. También fue infiltrado en los dos partidos de Copa de Europa frente al Roma. En las tres ocasiones le tuvieron que fabricar un refuerzo especial en la bota derecha. Ahora también tiene esa zona protegida. Su presencia, anoche ante Túnez, es una alegría y un alivio. Busquets juega en el único puesto que Lopetegui no ha desdoblado en la Selección. Bueno, está Rodri pero no ha venido para jugar.

Sergio Busquets es un jugador capital. La manija, para los argentinos o el regista para los italianos. Es el ancla de España. Los entrenadores más expertos dicen que hay tres puestos que son claves en el fútbol, “los tres que juegan más solos: el portero, el delantero centro y el medio centro. Los demás tienen coartada”. Por eso el dedo de Busquets señala el camino. Es el dedo de un pie. Pero es el índice de España.

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