El balón está desnudando el proyecto

Las alarmas llevan semanas sonando a pleno pulmón en La Rosaleda. Casi todas las sensaciones que transmite el Málaga, a nivel institucional y deportivo, son más que preocupantes. El club está descabezado. El dueño y presidente sólo aparece para escribir disparates en Twitter y ponerse en evidencia. Su hijo ni está ni se le espera. Las dudas se han apoderado del proyecto y el balón está desnudando a un equipo sin corazón, perdido y con mucho menos nivel del que nos hicieron creer. Camacho y Amrabat aparte, la alineación del miércoles es prueba irrefutable de la degeneración futbolística de la plantilla.

El Málaga no tiene seis mediocentros. Ni siete jugadores de banda. No es serio siquiera sugerirlo. El Málaga está cojo, cojísimo, en el eje. No haber fichado un sustituto de garantías a Darder cuando se ingresaban 5,4 millones (el resto es para Kabchi y el Espanyol) y supuestamente no había urgencia económica, es un mayúsculo error estratégico. Apostar por Javi Gracia a contracorriente ha sido quizás el mayor acierto de Mario Husillos. El técnico es, posiblemente, el mejor clavo ardiendo al que puede agarrase estos días el malaguismo. Pero también Gracia emite síntomas preocupantes. Hace mucho que no se le ve a gusto. Prueba y prueba y no parece tener claro dónde está la solución más allá de unos cuantos buenos fichajes. La guerra entre el director deportivo y el técnico ha puesto en peligro el proyecto

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