Carolina Marín es todo casta

Hace un año por estas fechas, Carolina Marín apenas era conocida fuera de su mundillo del bádminton. Y eso que ya era campeona de Europa. Cuando consiguió el título, la noticia tuvo cierta trascendencia, pero no dejó de ser puntual. Al día siguiente ya casi nadie se acordaba. Llegó el Mundial en la última semana de este mes, y todo cambió. El rostro de Carolina comenzó a popularizarse en los partidos que ofrecía Teledeporte. Un rostro que transmitía sufrimiento y simpatía a la vez. Al tiempo, el bádminton tampoco resultaba tan aburrido si tomabas partido por alguien. Ese alguien era, naturalmente, Carolina Marín. Acabó siendo campeona del Mundo en un deporte dominada por las asiáticas, y la cosa tuvo su repercusión.

Pero, sobre todo, Carolina Marín había llegado a la gente. Era la Arantxa del bádminton. Le llovieron los premios. Entre ellos, el Premio AS del Deporte, por votación de los lectores. Este año también recibirá de los Reyes el Premio Nacional a la mejor deportista. Carolina se ha convertido en una celebridad. Por eso ahora el Mundial en el que defiende el título no pasa inadvertido. Ya está en la final pese a que al Mundial no llegó en estado óptimo debido a una fractura en un dedo del pie. Mas como casta le sobra, se atrevió a decir que revalidar el título no sería una sorpresa. Con ella la presión no puede. Es lo que le gusta y motiva. Ha estado todo el año esperando esta semana y ahora se ve de nuevo en la final. ¡Como para no disfrutarla!

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