Froome, a prueba en las bajadas

La etapa de ayer se pareció a un Gran Premio de Fórmula 1. Todos los equipos usaron la misma estrategia y metieron a sus gregarios en la escapada para atacar en el descenso del Col d’Allos. Los directores sabían que a Froome le probarían bajando y todos los de la general tuvieron a alguien por delante. Pero una cosa es la táctica de pizarra y otra diferente es la carrera. A Froome no se le puede atacar hacia abajo, puesto que lo hace tan bien como el resto, pero tiene el riesgo de sufrir una caída como les pasó a otros ciclistas. Contador fue el más perjudicado y de sus gregarios sólo le ayudaron Sagan y Rogers. Si hubiera esperado al coche, podría haber perdido cuatro minutos en meta en lugar de los dos que perdió. Y Majka fue a su aire en lugar de ayudar a su líder.

Movistar sacó provecho del abandono de Van Garderen y peleó mucho ayer. Nairo estuvo impresionante, pero se encontró con un Froome que no perdona a nadie. Fue una etapa bonita, y en la que se decidió todo en la bajada. A ver qué ocurre en la etapa de hoy, pero el líder apenas ha mostrado fisuras. Ayer se encontró solo, pero Porte le echó una mano en la última subida. A Froome se le debe probar desde más lejos. Todavía no le hemos visto mal, pero cuando falle seguro que sufrirá un asedio. Alberto está más lejos del podio tras la caída, y espero que no tenga consecuencias. Seguro que el pinteño lo probará, porque nos esperan tres días en los que se van a producir muchos ataques y en los que veremos llegar a los corredores de uno en uno a la meta.

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