El Mundial de Qatar y el fútbol europeo

La final del Mundial de 2022, en Qatar, será el 18 de diciembre, fiesta nacional en aquel país. Ya es definitivo. Se maneja la idea de que dure 28 días, de manera que comenzaría el 20 de noviembre. Se supone que los jugadores deberán estar a disposición de sus seleccionadores quince días antes, de modo que los campeonatos serían interrumpidos desde el 5 de noviembre. Para las competiciones europeas, es desolador. Avasalla las ligas nacionales y las competiciones europeas. Estas, ya se sabe, como muchas ligas locales, paran en enero, por el frío. En muchos casos el corte será de tres meses.

El problema es especialmente grave para Europa, no tanto para otros continentes, con otros calendarios. Sudamérica, por ejemplo, tiene el verano a fin de año y su costumbre es parar por esas fechas. Pero el 75% de los jugadores del Mundial militaban en el último campeonato en equipos de las ligas europeas, y es previsible que en 2022 el porcentaje sea parecido, si no ha aumentado. Los grandes clubes europeos habían propuesto mayo, a partir del final del Ramadán de ese año, cuando todavía, de noche, hay temperaturas soportables. Pero esa propuesta no ha sido tenida en consideración.

Recuerdo haber hablado hace un par de años con Blatter del tema. Me dijo sin pestañear que en caso de propuesta para trasladar el Mundial de sus fechas tradicionales, entendía que habría que repetir la votación. Lo consideraría, dijo, un cambio demasiado importante como para no haberlo advertido antes. Que no se podía dar por buena una votación que no tuvo en cuenta eso. Está claro que me dio coba. En fin: a ver si el Mundial sirve para que en Qatar se derogue la ‘kafala’, sistema que permite a las constructoras esclavizar a sus trabajadores. En ese caso, habrá compensado largamente.

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