En Bolivia viven como nadie la carrera

Si ayer me creía que estaba en Hollywood, hoy prácticamente he tocado el cielo. Después de una semana durmiendo en mi chalet individual (la tienda de campaña), la pasada noche la he pasado en un hotel y, ¡he dormido en una cama! Además, he podido afeitarme y toda una serie de lujos que prácticamente había olvidado en esta primera semana de aventura.

Me he quedado en Uyuni. Mientras los coches tomaban rumbo a Iquique para disfrutar de su merecida etapa de descanso, las motos han cubierto el trayecto que ayer hicieron los automóviles, en la primera parte de la etapa maratón hacia Bolivia. Había que elegir y en este Dakar la prioridad informativa ahora son los españoles sobre dos ruedas, tras los incidentes sufridos por Nani Roma y Carlos Sainz.

Por mi parte, ni rastro del mal de altura, aunque sí que notas que te cuesta un poquito más hacer las cosas. Me he levantado con dolor de cabeza, no sé si por la altitud o por los conciertos que hubo hasta las cuatro de la mañana. Pero no me importaba, porque estaba en una cama, ¡qué gran placer!

Y es que la llegada del Dakar a Uyuni ha sido toda una fiesta. Un responsable de la organización me explicaba ayer que Bolivia es el país con mayor afluencia de espectadores del Dakar, con cerca de 300.000 en una jornada. A pesar de que no tienen casi infraestructuras y se notan las apreturas económicas, los bolivianos son muy amables y acogedores. Lo que sorprende es que por los caminos ves unos cochazos (la mayoría 4x4 y pick up) impresionantes...

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